Las conclusiones surgieron ayer en el marco de la conferencia “Modernización Aduanera y Ventanilla Única de Comercio Exterior” que organizó la Dirección Nacional de Aduanas (DNA), de la que participaron actores públicos y privados, locales y extranjeros. En la apertura del evento, el ministro interino de Economía, Pedro Buonomo, destacó el papel que está jugando la Aduana en de la reforma del Estado, y también su rol fundamental para la continuidad del crecimiento económico del país. “La Aduana debe ser un facilitador del comercio exterior, que genere transparencia, certezas y contribuya a los cambios que el Estado necesita”, enfatizó el jerarca.
Asimismo, interpretó que para instaurar una Ventanilla Única de Comercio Exterior es vital “recoger las mejores experiencias” internacionales y adaptarlas a la realidad local. En la misma línea, el ministro de Industrias, Roberto Kreimerman, se refirió al importante crecimiento económico y opinó que para consolidar esa expansión hay que invertir en infraestructura. Sin embargo, advirtió que “no se trata únicamente de infraestructura física”, sino también “de gestión, de control y fiscalización eficiente”, porque ambos elementos inciden en la competitividad. En tanto, el titular de Transporte y Obras Públicas, Enrique Pintado, añadió que es clave avanzar en la “facilitación del comercio”, porque “la inversión en infraestructura de nada sirve si después el trámite burocrático demora el doble que la carga”.
Parecido no es lo mismo
Sin importar la procedencia de los disertantes, el tema de la instauración de una ventanilla única generó valoraciones positivas unánimes. Álvaro Palmigiani, de la DNA, consideró que si bien “Uruguay no tiene una ventanilla única”, sí cuenta con “una buena aproximación”, a raíz de la adecuada infraestructura de control, el Documento Único Aduanero, y procedimientos para la entrada y salida de mercadería de manera conjunta con otros organismos del Estado. “No es por sí una ventanilla única, pero es el antecedente y una plataforma para construirla”, aseguró.
Por su parte, Beatriz Tabaco, presidenta de la Comisión Nacional de Logística (Conalog), se refirió a la institución que dirige y al proceso de transformación en que se encuentra para convertirse en el Instituto Nacional de Logística (Inalog), conformado por sectores públicos y privados. Detalló que este proyecto ya tiene media sanción parlamentaria y espera la otra mitad en el Senado (cuya comisión de Transporte lo aprobó ayer), por lo que estima que en 2011 estaría en funcionamiento. Respecto a la ventanilla única, opinó que requiere de voluntad política, de la participación de “todos los actores involucrados”, y fundamentó que es absolutamente necesaria. “Si no vamos a una ventanilla única estamos quedando fuera del mundo, más aun cuando Uruguay quiere ser un polo logístico regional”. Desde el ámbito privado, el presidente de la Unión de Exportadores, Alejandro Bzurovski, felicitó la iniciativa del gobierno de dar participación a los actores empresariales para elaborar políticas, y aseguró que la puesta en marcha de esa herramienta es un elemento que mejora la competitividad y facilita el comercio.
En tanto, Federico Monteverde, de la Agencia de Gobierno Electrónico y la Sociedad de la Información y del Conocimiento (AGESIC), afirmó que tener “un gobierno en red” es requisito para instaurar una ventanilla única de comercio exterior, aunque “no suficiente”. En particular se refirió a lo beneficioso que sería, en este proceso, utilizar intensivamente las Tecnologías de la Información y Comunicación, aunque también marcó que para eso se requiere de inversión en infraestructura.
Café y Tico-tico
En 1996 se creó en Costa Rica la Ventanilla Única de Comercio Exterior, un ente encargado de centralizar, agilizar y simplificar los trámites de exportación e importación, según lo manifestó su titular, Marvin Salas. En su disertación explicó que su país logró “escapar a la burocracia”, ya que antes “todo era lento, engorroso”. Respecto al camino que empezó a recorrer Uruguay, subrayó la conveniencia de generar “sinergia institucional”, consolidando “el matrimonio perfecto entre el sector privado y el sector público”.
Gloria Cañas, del Ministerio de Comercio de Colombia, aportó la experiencia de su país, cuyo proceso comenzó en 2004 con el cometido de racionalizar los trámites y procedimientos. Entre los beneficios obtenidos resaltó que se cortaron los privilegios y tratos preferenciales, la eliminación del “tiempo muerto” mientras se realiza el trámite, el acceso constante al sistema y hacer un seguimiento permanente. Por último, mencionó que también hubo una reducción de costos de traslados físicos, de correo y de papelería sustantivo, además de haber ganado en “seguridad y transparencia”.