La crisis de la deuda soberana de Irlanda, y cómo evitar un efecto dominó que pudiera hacer caer a otros países vulnerables, era ayer el tema dominante en la cumbre de los 16 ministros de finanzas de los países que comparten el euro, a los que se unirán hoy los 11 miembros restantes de la UE. Según el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, la reunión es vital porque la eurozona y la propia UE se juegan su “supervivencia”.
Sobre la mesa de trabajo de los ministros está la opción de utilizar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, dotado con 750.000 millones de euros, para rescatar a la banca irlandesa, y no al Estado, que asegura que tiene dinero suficiente para pagar los vencimientos de su deuda hasta el primer semestre del año que viene. Algunos han instado a Irlanda a aceptar la ayuda financiera para tranquilizar a los inversionistas sobre su capacidad de pago, calmar los mercados de bonos estatales y evitar que el euro se vea presionado en los mercados de divisas.
Sin embargo, el ministro irlandés para Asuntos Europeos, Dick Roche, reiteró que su gobierno no necesita el blindaje y dijo que los ministros de Finanzas “no deben dejarse llevar por el pánico”. “No hay razón para poner en marcha el rescate”, insistió. Roche agregó que ya se han realizado grandes recortes del gasto y que se harán aun más el año próximo, como forma de garantizar el objetivo de reducir el déficit público a 3% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2014, frente a 32% del PIB con el que se cerrará este año, según estimaciones oficiales.
Ya que insistís
Pese a ello, la Comisión Europea reconoció que trabaja junto con el Banco Central Europeo (BCE), el FMI y las autoridades irlandesas para solucionar las necesidades de financiación del sector bancario de ese país, de forma de evitar que la crisis se expanda por el resto de estados señalados inquisidoramente por el mercado debido a sus altos niveles de deuda, como Grecia (que ya tuvo un rescate a principios de año), Portugal, España e Italia.
El vicepresidente del BCE, Vitor Constancio, consideró que la situación de volatilidad en los mercados de deuda se estabilizará si Irlanda solicita “financiación externa”. La solución manejada, según trascendidos de prensa, pasaría por una inyección de entre 80.000 y 100.000 millones de euros en el sector bancario, sobre el que las autoridades poco a poco van dando señales de una posible aceptación.
Fue el propio primer ministro de Irlanda, Brian Cowen, quien reclamó al bloque del viejo continente una solución “creíble, eficiente y factible” que pueda devolver la estabilidad a los mercados financieros. En una comparecencia ayer ante el Parlamento irlandés y a la espera de los resultados de los contactos que se mantienen en Bruselas, Cowen reconoció que “es interés de todos” alcanzar una solución. De esa forma parece allanarse el camino para que su país acepte el plan propuesto, aunque fue enfático en que “no hemos pedido ningún apoyo exterior”.
También pidió al resto de los países europeos un debate “calmado y racional”, sin las enormes presiones a las que los últimos días se ha visto sometida Irlanda. “No hay duda de que los mercados han sido extremadamente volátiles en las recientes semanas y de que tenemos que aportarles seguridad. Pero esto no es un reto inasumible, y trabajando con nuestros socios de un modo calmado y racional podemos resolver estos asuntos y lograr estabilidad financiera a mediano y largo plazo”, manifestó Cowen.