Si nos preguntamos quién tiene más posibilidades de triunfar en su vida: si un niño blanco, nacido en Pocitos, cuyos padres tienen estudios terciarios o una niña afrodescendiente, del barrio Casabó, con padres que no terminaron la escuela, la respuesta resulta obvia. Tratando de terminar, o al menos limitar, esa obviedad fue que ayer se presentó el Addendum al Informe País 2009: Una mirada a la desigualdad y las buenas prácticas para el logro de los ODM, en el que, si bien se destacan los avances de Uruguay en aspectos generales, se marcan advertencias sobre desigualdad en la interna.

Los ODM se establecieron en el marco de la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas en setiembre de 2000, y son ocho “ambiciosos objetivos que se intenta alcanzar para 2015”: erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH/Sida, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

El Addendum... (algo que se adhiere) hace un análisis pormenorizado de la situación local, y fue presentado por los responsables del informe, Marcos Lorenzelli y Pablo Martínez, y comentado por el director de Política Social del Ministerio de Desarrollo Social, Andrés Scagliola, la representante del Programa Naciones Unidas en Uruguay, Susan McDade, y el subsecretario de Salud Pública, Jorge Venegas.

Según sus autores, el documento realiza “tres grandes constataciones”: que las mayores desigualdades se concentran en los grandes aglomerados urbanos, especialmente en la zona metropolitana de Montevideo; que muestra “rasgos estructurales”, por lo que no se trata de un fenómeno coyuntural, y, por último, que existe un conjunto de hogares en los que se verifica la mayoría e incluso todas las situaciones de inequidad.

Busque las diferencias

En lo que refiere a la desigualdad territorial, indica que se da principalmente entre las zonas urbanas y las pequeñas localidades y áreas rurales; en Montevideo, entre la zona costera y la periferia. Las inequidades se constatan en varios aspectos: ingresos, educación, salud, acceso a servicios básicos de agua y saneamiento y en las características del hábitat. Por ejemplo, en lo que refiere a la cantidad de personas pobres, si bien en los Centros Comunales Zonales (CCZ) 5 y 7 (que abarcan la zona costera de Montevideo) la pobreza no llega a 5%, en los CCZ 10 y 17 (que incluyen barrios de la periferia y el Montevideo rural) la pobreza llega casi a 50%.

En lo que concierne a la desi-gualdad socieconómica, los expositores recordaron que Uruguay se planteó metas más ambiciosas, como universalizar la educación inicial. Al respecto, detalla que en educación inicial obligatoria (entre cuatro y cinco años) los logros más significativos se registran en los hogares de mayores ingresos y con mejor clima educativo. Sin embargo, se destaca que en el nivel de tres años la cobertura es mayor en los hogares del primer quintil de ingresos, lo que implica “un avance fuerte en materia de equidad”.

Por otra parte, señala que muchos adolescentes que pertenecen a hogares de bajos ingresos y/o bajo clima educativo no logran superar el nivel educativo alcanzado por sus padres. Además, son los hogares con menores ingresos los que tienen captaciones de embarazo más tardías, menor número de controles durante la gestación, mayor proporción de recién nacidos con bajo peso y mayores tasas de mortalidad infantil. En otro orden, se advierte una fuerte inequidad intergeneracional, lo que significa que hay “una sobrerrepresentación de niños, niñas y adolescentes en los hogares pobres”.

En lo que concierne a la desi-gualdad de género, se aprecia que las mujeres son las más afectadas por los problemas del mercado de trabajo, en la obtención de puestos de responsabilidad, públicos y privados y en el acceso a cargos electivos pese a que “acumulan mayores credenciales educativas” que los hombres. También se advierte desi-gualdades por ascendencia étnico-racial, ya que las mayores tasas de pobreza, los menores niveles educativos y la inserción más precaria en el mercado de trabajo se registran entre los afrodescendientes.

Vas bien

No obstante, los autores mencionaron acciones que se llevan adelante y que “van en línea” con el cumplimiento de los ODM, como los Consejos de Salarios y la negociación colectiva, el plan para la creación de centros CAIF, el programa de gestión de calidad con equidad, el Sistema Nacional Integrado de Salud y la política de saneamiento del gobierno departamental de Montevideo.

Independientemente de ello, se marca la necesidad de “sostener en el tiempo” las políticas sociales para que tengan efecto en la corrección de las inequidades, ya que éstas requieren “largos períodos de maduración”. Además, apunta a la “integralidad y complementariedad de las políticas y programas sociales, dado el carácter complejo y multidimensional de los fenómenos asociados a la inequidad”.

Por otra parte, reclama una “correcta y virtuosa” articulación entre las políticas sociales y la económica y entre los programas y proyectos de intervención social y los de infraestructura.