En teoría, no habría nada mejor para alejarse del rating que un buen documental. Mientras la televisión abierta cada año marca más distancia de este tipo de producciones, mal representadas cada tanto por algún programa sobre animales exóticos de la Nacional Geographic, TNU renueva la apuesta por un formato que suele caer en un estereotipo aburrido pero que es mucho más que eso. Así, ofrece una variedad de documentales que integran en las pocas pulgadas de la pantalla los paisajes, culturas y experiencias más diversos. Los proveedores de la renovación son Tranquilo Producciones, una productora argentina de contenidos audiovisuales, y la británica BBC.
Con una impronta lantinoamericana, las series de Tranquilo son dos. Baskonia americana son documentales cortos, de 24 minutos, en los que se entrevista a artistas y personajes descendientes de vascos que residen en Latinoamérica. En el heterogéneo conjunto que pretende mostrar la impronta de la inmigración euskera hay lugar para Pablo Echarri y para Gabriela Mistral. El otro programa de Tranquilo es Retratos de frente, de perfil, del alma, un ciclo basado en entrevistas intimistas a personajes de la cultura hispanoamericana.
6 billones de otros es una producción francesa realizada por el fotógrafo Yann Artus Bertrand, que expusiera hace un par de años sus fotos aéreas en la rambla montevideana. Con su equipo, el documentalista recorrió 75 países realizando la misma entrevista a 6.000 personas distintas. El resultado es un documental cosmopolita que habla de la universalidad y diversidad de la experiencia humana.
El paquete de documentales de la BBC tiene un toque “personal”. Las aventuras de Dan Cruick-shank en la arquitectura y el ya emitido Alrededor del mundo en 80 tesoros, ambos con el historiador británico como anfitrión, recorren el mundo y nos introducen en la historia de las obras de arte que visita. En La India con Sanjeev Bhaskar, realizado en ocasión de los 60 años de independencia de India y Pakistán, el comediante indio retorna a su país y lo recorre en cuatro capítulos. Amazonia con Bruce Parry es un recorrido a pie a lo largo del río más largo del mundo e Himalaya con Michel Plains propone algo similar en el pico más alto del mundo.
Además de esas producciones en las que el conductor y sus gestos ocupan un espacio privilegiado, también llegan documentales británicos más tradicionales. La vida privada de una obra de arte consta de 22 episodios de 50 minutos que se adentran en la vida de los clásicos de la pintura. China salvaje es una coproducción de la BBC con la televisión china, que permitió un acceso sin precedentes a zonas protegidas y un retrato impresionante de la belleza natural. Egipto relata en seis episodios la experiencia de los primeros exploradores, arqueólogos y cazadores de tesoros que en el siglo XIX redescubrieron para occidente las maravillas egipcias. Planeta Tierra consta de once episodios de historia natural, grabados en alta definición, sobre la flora y fauna universal. Leyendas de la India son seis capítulos de una hora en los que el escritor e historiador Michel Woods realiza un viaje en profundidad por el país asiático y su compleja sociedad e historia. Cinco desastres próximos describe los efectos del cambio climático en Londres, París, Mumbai, Shangai y Tuvalu; por un camino parecido va Guerras climáticas, que en tres episodios cuenta cómo surgió el concepto de cambio climático y cómo fue entendido en la comunidad científica.
Generar vanguardia
Apuntando a captar un público heterogéneo se renuevan algunas ficciones y se importan otras nuevas. Siguen en la grilla Grandes romances del siglo XX, en esta ocasión las temporadas 2 y 3, y el policial Testigo silencioso. Se estrenan las series inglesas The Office y Extras (ver en edición impresa).
Estas ficciones son “muestras de lo que en este país se puede realizar”, comenta Claudio Invernizzi. Y agrega que, aunque esas series captan un público segmentado, la idea es generar vanguardia: “Tenerlas al aire es una forma de estimular y mostrar que hay un canal interesado en estas cosas y que puede tener un lugar para ellas”.
Pero la diversidad no es sólo de gustos, también es de franjas etarias; esta temporada Televisión Nacional redobla la programación infantil y suma a la programación chilena ya adquirida (31 minutos, Pocoyó, Las vacaciones de Tulio y Animalia), productos de Ceebabies, la rama de la BBC que produce contenidos educacionales para preescolares. A partir de febrero se podrán ver en TNU las series animadas Charlie y Lola, que trata el día a día de dos hermanos y su convivencia, Harry y Toto, sobre las peripecias de dos amigos que siempre enfocan sus problemas de maneras opuestas y que para resolverlos deben encontrar un camino común, y Pequeños robots, una animación que busca transmitir, a partir de sus personajes, nociones infantiles sobre el reciclaje.
Producción nacional
En el texto de inicio de la página web de TNU se puede leer, entre varias intenciones, la de ser “un espejo de nuestros procesos culturales, de nuestra identidad”. En ese espíritu, el canal continúa dándoles espacio a programas uruguayos, entre ellos producciones propias.
En este sentido también habrá novedades: el ciclo Igualito (no es o mismo), con Omar Gutiérrez, no se reinicia en el canal. Se seguirán incorporando programas en la dirección de Prohibido pensar e Historia de la música popular uruguaya. También se va a ampliar el ciclo El cine de los uruguayos: se agregan diez películas, lo que haría un total de cuarenta, cada una con un micro de quince minutos en el que se entrevista al director de la película o a los productores y que busca preparar a la audiencia antes de la emisión.
Asimismo, ya están previstas dos producciones nuevas. Cuentos para esperar despiertos es un programa de tres o cuatro minutos que se emitirá a las 21.00; en él distintas personalidades leerán un cuento. Territorio mujeres es una ficción que ya tiene los guiones y un piloto filmado. Como buen publicista, Invernizzi es consciente de su habilidad para exagerar y la blanquea antes de afirmar: “La mejor ficción uruguaya que se haya visto”.
Todo parece indicar que la apuesta de la programación es ambiciosa: TNU se planta como un canal que importa productos culturales como insumos, como ejemplos. En ese sentido, se podría pensar que desde el canal oficial se entiende que hay producción extranjera de calidad y que hay posibilidades de que esa producción sea nacional.