Ventajero

El gerente de Promoción de Inversiones de Uruguay XXI, Adrián Zak, presentó en el seminario el nuevo reporte de la institución acerca de los “servicios globales de exportación”, en el que se destacan las ventajas que presenta el país para radicar inversiones en el área. En éste se resaltan las “convenientes características geográficas, naturales, económicas, políticas y de ambiente de negocios, destacándose en América Latina por la apertura y la seguridad ofrecidas”. Particularmente, se refirió al buen nivel educativo de la población, “incluyendo el uso de varios idiomas además del español”, y una relación costo/calidad beneficiosa para las empresas; también a la ubicación en una zona horaria intermedia entre Estados Unidos y Europa, así como a un avanzado nivel de infraestructura en comunicaciones y conectividad. Asimismo, se subraya que Uruguay otorga el mismo trato a la inversión extranjera que a la local, y que dispone de diversos regímenes que la fomentan eliminando o reduciendo la incidencia del Impuesto a la Renta Empresarial, como el de Zonas Francas y la Ley de Promoción de Inversiones.

El sector de actividad económica vinculado a los servicios globales experimenta actualmente una rápida expansión, y se evalúa que ese desarrollo continuará verificándose a un ritmo vertiginoso durante los próximos años. En ese contexto, Uruguay no ha sido la excepción y muchas empresas de servicios, tercerizados o compartidos, se han instalado en el país considerando las ventajas comparativas que ofrece (ver recuadro).

Para analizar la situación actual del sector y sus perspectivas tuvo lugar ayer el seminario “Oportunidades en la Globalización de los Servicios: Una estrategia para los exportadores de servicios de Uruguay”, organizado por el Instituto Uruguay XXI con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En la apertura, el director de Uruguay XXI, Roberto Villamil, explicó que la instancia despertó un alto grado de interés y una gran convocatoria, al punto que obligó a cambiar su sitio de realización desde el anfiteatro de la Torre Ejecutiva a la Sala Ball Room del restaurante Rara Avis del Teatro Solís.

El ejecutivo destacó que “se están dando cambios en la economía [mundial como] para que la región sea considerada dentro del sector servicios” a nivel global, e interpretó que “Uruguay tiene ventajas comparativas en varios aspectos” que le facilitan el camino para “llegar a un mercado que es casi infinito”.

En conversación con la diaria, Villamil lamentó el hecho de que sea “muy difícil” cuantificar el monto total de las exportaciones de servicios, dado que no existen estudios específicos sobre el sector. De acuerdo a los datos oficiales manejados, las ventas del sector constituyen un 25% del total exportado; sin embargo, aseguró que ese guarismo es significativamente mayor y llegaría “prácticamente” al 50%. Es que las ventas al exterior “de servicios desde Uruguay, incluyendo el turismo”, representan “prácticamente la misma proporción que las exportaciones de bienes” tangibles, aseguró.

La voz cantante

El ministro de Economía y Finanzas ponderó el papel de Uruguay XXI como articulador de ese tipo de instancias, y subrayó que la institución tiene “un importante rol a cumplir” para fomentar la coordinación público-privada en materia de inversión y comercio exterior. Apuntó que un elemento que caracteriza al sector servicios “es la falta de información”, por lo que resaltó la necesidad de “escuchar la voz de quienes están en la cancha jugando el partido”. En materia de promoción gubernamental, Lorenzo indicó que el desafío pasa por “redefinir los marcos de incentivos”, diferenciándolos de las inversiones en bienes.

Sin embargo, el jerarca advirtió que “lo que no puede pasar es que la herramienta impositiva sea la única condición indispensable: no es una condición sine qua non”.

Al respecto, precisó que “los incentivos son recursos de la comunidad para que las empresas se desplieguen, y esos recursos son limitados, por lo que es necesario apuntar a la calidad de estas intervenciones”; en tal sentido, mencionó con particular énfasis la necesidad de mejorar la calificación educativa de la población. “En algunos casos hay incentivos suficientes y en otros habrá que perfeccionar los existentes”, reflexionó.

La mala educación

Desde el BID, el coordinador del Programa Operativo del Sector de Comercio e Integración, Fabrizio Opertti, se refirió a las características generales del mercado global, asegurando que son los procesos de alto valor agregado y de conocimiento los que tendrán mayor desarrollo. “No se trata, como se piensa, de servicios de bajo valor agregado, sino de búsqueda de personal calificado”, resaltó.

Fundamentó que el sector registró un comportamiento “sumamente dinámico” pese a la crisis internacional, y que incluso se benefició de ésta, ya que “muchas empresas, para abaratar costos, recurrieron a instituciones que brindan servicios de forma tercerizada”.

En ese marco, Uruguay presenta ventajas específicas, pero también enfrenta severas limitaciones: una es la oferta limitada de recursos humanos, que no alcanzaría para cubrir los requerimientos actuales del mercado; otra se deriva de la falta de personas que dominen dos idiomas; una tercera es la fuerte competencia que exhibe el sector, aunque no sólo a nivel regional sino también mundial (particularmente se refirió a Europa del este); la cuarta carencia citada es la baja inscripción en la carrera de Ciencias, que equivale apenas al 6% de la matrícula de estudiantes terciarios.

Por su parte, Pablo García, también especialista del BID, reflexionó que el sector ofrece un “potencial enorme apenas explorado”. Recomendó que los incentivos sean “especialmente diseñados para el sector, y distintos a los de las empresas exportadoras de bienes”, porque estas últimas “buscan abaratar el capital físico, mientras que en servicios lo relevante es el capital humano”. Además, concluyó que la “clave del éxito” pasa por una buena colaboración público-privada.