Alta competencia

En conversación con la diaria, Villar destacó el “problema de la competitividad” de la producción nacional medida a través del tipo de cambio, que está “afectando negativamente” a las pymes uruguayas, no sólo las vinculadas a la exportación sino también las orientadas al mercado interno, por la importación de productos comparativamente más baratos.

Bajo el título “Cómo potenciar la acción empresarial y la creación de nuevas empresas”, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE) realizó un seminario en el que se buscó visualizar la situación del emprendedurismo, y analizar cuáles son las ventajas y limitaciones del país para crear y desarrollar iniciativas económicas. Con grandes coincidencias entre sí, expusieron, además de Villar, el argentino Luis Bameule desde la óptica de la inversión extranjera en Uruguay; Rodrigo Goñi, de la rama agroindustrial; Nicolás Jodal, de las Tecnologías de la Información y Comunicación; y Gonzalo Tapia, del sector logístico.

El titular de Dinapyme se refirió a los principales problemas de las mipymes, desde “la falta de empresarialidad”, entendida como la vocación de crear una empresa, hasta aspectos más de fondo, como la capacitación de los trabajadores. Sostuvo que “la formación profesional debe ser vista como algo propio por los empresarios” y, para ello, llamó a mejorar el relacionamiento con el ambiente laboral y académico. Al respecto, criticó la carencia de mano de obra capacitada, añadiendo que se trata de “un problema para pensar de cara a los próximos 15 o 20 años”. “En algunos sectores tenemos desempleo cero: ¿qué es lo que estamos haciendo?”, se cuestionó el jerarca, quien vislumbra la solución tanto por el lado del Estado como por la acción de los empresarios.

El marco tributario fue mencionado por Villar como uno de los desafíos a considerar, ya que, según explicó a la diaria, “para los nuevos emprendimientos es imprescindible una gradualidad de aportación aun mayor que la que hay hoy”. Describió que las nuevas firmas “logran un punto de equilibrio [en sus finanzas] a los tres o cuatro años” de funcionamiento, por lo que es importante que “no tengan el 100% de la carga tributaria en ese plazo”. Añadió que las mipymes presentan “asimetrías” en su tributación, “la cual va más allá de las posibilidades” de pago, por lo que Dinapyme realiza “una medición de impacto” para generar “una discusión a la interna con el MEF para adecuar la carga tributaria”. “Si la propuesta es adecuada y está debidamente fundamentada, no vamos a tener dificultades en este proceso”, adelantó Villar.

Por último, se centró en el problema de acceso al crédito de las mipymes, pero también criticó que los empresarios “no asumen riesgos”. “A veces un proyecto empresarial lleva una vida porque estamos acostumbrados a financiarlos con nuestro bolsillo, y hay que incluir el capital de riesgo”, indicó.

Sin prejuicios

Bameule resaltó “la claridad de las reglas que hay en el país” pese a los “cambios de gobierno” así como su “clima transparente [para concretar negocios], con buena información y buenas bases estadísticas”, lo que suma “un valor muy fuerte”. Ponderó que en comparación con la región Uruguay tiene buenos niveles de seguridad, por lo que debería “promover mucho más esa característica”.

Sobre las inversiones extranjeras, explicó que “cuando llegan a Uruguay no lo hacen pensando en el mercado interno sino en el comercio exterior”, lo que torna necesario “tener bajos costos”, meta que se conquista reduciendo los tiempos burocráticos.

Goñi, por su parte, sostuvo que “no hay nada que asfixie más la creación de empresas que algunas creencias que predominan en Uruguay”, tales como “no innoves que perdés”, “dejá todo como está” o “para qué te vas a arriesgar”: “La propuesta es transformarnos a nosotros mismos”, convocó, criticando la “baja empresarialidad” y subrayando la importancia de fomentar esta práctica en los ámbitos educativos.

Jodal, por su parte, opinó que el principal reto consiste en “convencer de que los empresarios somos importantes para el país”, ya que, si se logra, “la sociedad resuelve un montón de problemas”. En este sentido, apuntó: “No es hablando que convencemos [...] sino haciendo cosas”.

A su turno, Tapia se manifestó a favor de “dar espacio a las nuevas ideas, a las nuevas generaciones, y entender y modificar nuestra forma de pensar”. Resaltó la necesidad de “reducir los tiempos de gestación” de las empresas, factor que “constituye un freno para Uruguay”. En materia de comercio exterior, fundamentó que el país debería “concretar más acuerdos bilaterales, que promuevan la mejora de la inserción internacional del país, como lo hace Chile”, porque ello “fomenta la inversión extranjera directa y la posibilidad de [generar] más puestos de trabajo”. Al igual que Villar, mencionó la falta de capital de riesgo en las empresas y señaló que éste “no se orienta a nuevas empresas sino a negocios ya consolidados”.