Gestos crispados, caras de pocos amigos y un ambiente tenso se percibieron ayer tras la cita entre autoridades del MGAP y aproximadamente veinte representantes del sector avícola, en la que éstos esperaban discutir la autorización al ingreso de 120.000 toneladas mensuales de pollo brasileño. Sin embargo, no fue ése el tema abordado sino la necesidad de “empezar a construir una plataforma institucional público-privada que apunte a levantar las restricciones de la cadena avícola para transformarla en una cadena exportadora”, precisó Aguerre, puntualizando que esto no implica “ningún elemento compensatorio” de la apertura.
Antes de eso y luego del encuentro, los privados utilizaron el ingreso de los periodistas a la sala para cuestionar al gobierno sobre una eventual vacunación preventiva de pollos uruguayos frente a la importación de aves brasileñas, que provocaría el cambio del estatus sanitario del país. La tensión aumentó y las jerarquías del MGAP se limitaron a indicar que la instancia había concluido. “Esto fue una payasada”, soltó uno de los empresarios mientras se retiraba con sus colegas, visiblemente molestos.
Acto seguido, el ministro informó que la reunión no se focalizó en la habilitación a la importación de pollo brasileño sino en la necesidad de promover la exportación a mercados a los que Uruguay no accede. Destacó que la decisión se adoptó después de realizado un “análisis de riesgo durante dos años”, cuyo resultado determinó que la barrera sanitaria que impedía el ingreso era, en realidad, “una barrera paraarancelaria sin ningún fundamento técnico”; esta evaluación no es compartida por los avicultores, quienes sostienen que el riesgo sanitario es real.
Aguerre apuntó que la restricción generaba “un efecto boomerang” por el que Brasil imponía trabas al ingreso de lácteos, ganado en pie, carne y pescado fresco procedentes de Uruguay.
También explicó que, de manera general, le fue presentada a los avicultores “una batería de instrumentos que apuntan a mejorar la competitividad de la cadena avícola”: estabilizar el precio del maíz y asegurar su suministro; mejorar la calidad sanitaria mediante la implementación de una unidad de monitoreo sectorial; e incentivos fiscales como la exoneración del IVA a la carne de ave y devoluciones impositivas.
Consultado en torno al cuestionamiento formulado por los avicultores, el secretario de Estado enfatizó que “de ninguna manera se va a cambiar el estatus [sanitario] de Uruguay” y que no se requerirá la vacunación de pollos. Criticó duramente y desautorizó la palabra de algunos productores, asegurando que son “voceros que no representan a nadie”. Por ello, solicitó que, “en las futuras reuniones, quienes asistan sean representantes genuinos y definidos por las instituciones” del rubro.