En febrero la tasa de desempleo aumentó 1,2%, ubicándose en 7,5%, lo que se explica por el efecto conjunto del aumento en la cantidad de gente que salió en busca de empleo y una caída en la cantidad de puestos de trabajo. Pero el indicador se mantiene en niveles bajos y no representa un signo de preocupación sobresaliente. Por el contrario, el país venía de registrar en los dos meses previos su desocupación más baja (6,3%), y surgía la interrogante de si podría seguir bajando ese guarismo.

De acuerdo a los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la Tasa de Desempleo para el total del país subió a 7,5%, debido a una suba de 0,3% en la Tasa de Actividad y a una baja de 0,4% en la de Empleo. El informe detalla que la suba de la desocupación obedeció a “un aumento de la oferta de trabajo en Montevideo y una disminución de la demanda de trabajadores en el interior”. La falta de trabajo creció en mayor medida en el interior del país (+1,3%), cerrando en 7,7%, y en menor proporción en Montevideo (+0,9%), donde se ubicó en 7,1%. Si se lo compara con febrero de 2009, el desempleo aumenta dos décimas, manteniéndose estable en Montevideo y creciendo 0,3% en el interior.

En lo que refiere a la Tasa de Actividad (mide la búsqueda de empleo), se ubicó para el total del país en 62,9%, implicando una suba de 0,3% respecto de enero, explicada principalmente por el incremento de nueve décimas en Montevideo (64%), ya que el interior no mostró cambios (62,2%). En tanto, la Tasa de Empleo cerró en 58,2%, cuatro décimas menos que en enero, explicado exclusivamente por la disminución de 0,8% en el interior del país (57,4%), dado que en Montevideo aumentó 0,3% (59,5%).

Cambio de hábito

Más allá del dato puntual de febrero, la diaria conversó con el ministro Brenta sobre la situación del mercado laboral. El jerarca aseguró que se está trabajando junto con la Dirección Nacional de Empleo para “reestructurar el programa Objetivo Empleo”, que busca atacar los problemas que enfrentan los sectores con mayores vulnerabilidades. Entre las prioridades resaltó “apuntar a una capacitación en su más amplia acepción”, para que, por un lado, “se recupere el hábito perdido” de trabajar, y, por otro, “se generen las capacidades técnicas y profesionales que posibiliten el trabajo”.

Evaluó que los beneficios tributarios para las empresas que contraten personal con vulnerabilidades “demostraron que son insuficientes”, y que se debe “sumar o cambiar” por un “subsidio directo a la capacitación”. Ello supone “incluso hacerse cargo de una parte del sueldo, y generar las instancias de capacitación a ese trabajador y a los demás”.

De no atenderse, la problemática laboral podría constituir una traba al arribo de inversiones. “La falta de personal capacitado en algunas áreas del mercado laboral constituirá una limitante para la llegada de inversiones, [...] ya que [las capacidades de la fuerza de trabajo] son elementos muy tenidos en cuenta [por las empresas] a la hora de radicarse en el país”, sostuvo. “Además de brindar seguridad jurídica, de los incentivos a la inversión y de las buenas relaciones laborales, hay que acompañar estas cosas con mano de obra capacitada”, fundamentó. No obstante, y apostando al optimismo, Brenta matizó que “gracias a Dios éstos son los problemas del país”.

Parecido no es lo mismo

Por su parte, el asesor en asuntos económicos de Alianza Nacional, Washington Ribeiro, sostuvo que si bien el desempleo “se encuentra en un nivel bajo, no está en un mínimo estructural”, ya que a su entender aún hay margen para que se siga reduciendo. Igualmente, opinó que el análisis del mercado de trabajo no debe centrarse en la Tasa de Desempleo, sino que “deben observarse los problemas vinculados a la calidad del empleo y a la informalidad”.

Respecto de la calidad del trabajo, indicó que se requiere de “formación y capacitación” no sólo técnico-profesional sino también curricular, para solucionar “cuestiones de fondo como la alta deserción que se da en la enseñanza secundaria”. En materia de informalidad, argumentó que el camino a transitar pasa por la vía de los beneficios tributarios, “generando distintas herramientas según los diferentes sectores de actividad, porque no todos enfrentan los mismos problemas”.

En contraposición a Brenta, Ribeiro no ve problemas generados por la falta de capacitación para la llegada de inversiones, porque los “proyectos productivos que invierten en el país vienen con objetivos de largo plazo que les permiten generar las capacidades necesarias”.

A su turno, el dirigente colorado y ex subsecretario de Economía Max Sapolinsky dijo: “No afirmaría rotundamente que estamos en el mínimo estructural” de desempleo, pero aseguró que el actual “es un número claramente positivo”; sin embargo, también interpretó que “aún quedan algunas dificultades por atender respecto de la calidad del empleo”. Al igual que Ribeiro, Sapolinsky entiende que “las políticas educativas, aunque a largo plazo, deben ser las que orienten esa mejora”, tanto en lo que refiere a la enseñanza curricular como a la capacitación técnico-profesional.

Pero, a diferencia del economista blanco y en coincidencia con Brenta, el ex viceministro entiende que “puede pasar” que algunos inversionistas decidan no radicar sus emprendimientos en el país por la falta de personal capacitado, por lo cual “la mira” debe apuntar hacia “la educación enfocada en las necesidades del mercado de trabajo”.

También consultado por este medio, el diputado del Partido Independiente, Iván Posada, coincidió en que los actuales niveles de desempleo son de “características estructurales”, donde “las personas con pocas posibilidades de acceder a un empleo son aquellas que carecen de formación y capacitación, [...] combinados con otros factores como las edades”; consideró que la solución consiste en aplicar “políticas sociales que brinden subsidios vinculados a las experiencias laborales”. En tal sentido, destacó el trabajo realizado por el Ministerio de Desarrollo Social, coincidiendo con Brenta en que lo importante es “promover una cultura de trabajo”.

Posada opinó que “los subsidios directos son el mejor instrumento, siempre y cuando se realicen de forma controlada y como incentivo al trabajo”, algo que debería instrumentarse en las distintas áreas del Estado, desde ministerios a gobiernos departamentales. “Quizá lo mejor sea realizar este tipo de trabajos a través de las distintas ONG”, sugirió, valorando que tener una Tasa de Desempleo inferior a 7%, como la registrada en los meses previos, se asocia en un país como Uruguay “a personas que carecen de capacitación” y que constituyen el “núcleo duro” del desempleo. Afirmó que estos grupos tienen “un perfil muy marcado”, tratándose en su mayoría de “mujeres, jóvenes y de baja calificación”. No obstante, añadió que existe “otro grupo” con dificultades, conformado por “los mayores de 45 años, que sufren problemas por falta de adaptación tecnológica o por estar asociados a sectores que estuvieron en dificultades”.

Otro problema específico es que dentro de ese “núcleo duro” hay un sector de la población “que perdió el hábito de trabajo”, y quienes lo integran no laboran o lo hacen en una “informalidad absoluta”, reflexionó el legislador. Analizó, además, que “Uruguay tiene un divorcio entre el mundo de la educación y el mundo del trabajo”, por lo que considera necesario “plantear ofertas educativas en función de las necesidades del mercado de trabajo”. “Hay que tener una actitud más pragmática, preparaciones más a pedido, capacidades en función de necesidades”, concluyó.