Toda amenaza es una oportunidad

El tipo de cambio sería el primer canal de un eventual impacto de la crisis europea en la economía de Uruguay y operaría mediante una reversión de la tendencia decreciente registrada por la cotización del dólar en los últimos meses. Mordecki señaló que “otra variable que típicamente reacciona ante las crisis es el riesgo país”; éste, si bien aumentó levemente como en otros países, no determinaría “que se vaya a castigar demasiado las posibilidades de acceder a mercados de financiamiento con una prima de riesgo demasiado elevada”, por lo que no representaría una fuente de contagio relevante. Por otro lado, las expectativas de los agentes muestran un comportamiento contrario al de la crisis anterior, cuando “todas las economías emergentes fueron metidas en la misma bolsa, por lo cual los capitales huyeron hacia mercados considerados de mayor calidad; en esta situación, tal vez la crisis se ve más focalizada en las economías europeas y tal vez pueda transformarse en una oportunidad para atraer nuevas inversiones”, estimó la académica. Se prevén caídas de las bolsas de valores, impactando en el tipo de cambio, y una gran volatilidad en los precios internacionales. No obstante, la evolución de los precios de los commodities aún luce incierta. “Este conjunto de variaciones del tipo de cambio y caídas en el precio del petróleo, con menos presiones inflacionarias, podría resultar en una mejora de la competitividad”, analizó la economista, pese a que “no se puede dejar de considerar que puede haber un impacto negativo en la demanda externa de algunos productos, sobre todo los que se exportan a Europa”, en particular “materias primas como cueros, lana, maderas y celulosa”.

“La economía uruguaya, a pesar de la crisis internacional, tuvo un buen desempeño en términos relativos, cuando se la compara con lo que pasó en el resto del mundo” y la región, sostuvo la economista Sylvina Porras, del Instituto de Economía (Iecon) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República, en la presentación del Informe de Coyuntura 2009-2010.

En 2009, la expansión económica uruguaya fue de 2,9%, mientras que el Producto mundial cayó 0,6%, “arrastrado por lo ocurrido en las economías más desarrolladas” y contrarrestado por el desempeño de algunas emergentes como China e India, “que continuaron creciendo, aunque a tasas inferiores que en el pasado”; Brasil experimentó una caída de 0,2% en tanto que, según las cifras oficiales, la economía argentina habría crecido 0,9%.

Si bien el conjunto de componentes de la demanda se comportó de modo similar al de los países vecinos, el factor diferencial del desempeño local al cabo de 2009 radicó en “las exportaciones de bienes y servicios, dado que para los países vecinos la demanda externa se redujo”. Y aunque la inversión se contrajo, lo hizo en menor magnitud que en los países de la región.

Más por menos

Porras recordó que las exportaciones medidas en dólares cayeron 8% por la reducción de los precios externos pero que medidas en volumen físico continuaron creciendo. La caída de ventas externas se verificó básicamente en el comercio de bienes, en particular de manufacturas industriales, mientras que las colocaciones de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario siguieron elevándose en volumen, y las ventas de servicios (turismo, etc.) se mantuvieron relativamente constantes.

La investigadora del Iecon valoró que la pauta exportadora del país, “concentrada en productos primarios” (que constituyen cerca del 73% de las ventas en dólares), si bien “podría considerarse una característica negativa” de la estructura económica local, “en este contexto […] fue un factor positivo” ya que ese tipo de producción fue la menos afectada por la crisis. En contraste, los países de la región, con un perfil exportador más diversificado y de mayor peso relativo de las manufacturas de origen industrial, vieron más resentidas sus exportaciones. En cuanto a la inversión, la Formación Bruta de Capital Físico se contrajo 1,1% del PIB como producto de una reducción de la inversión privada de 0,9% y un aumento de la pública de 2%. El consumo privado también evolucionó positivamente, con un crecimiento de 1,5% en 2009 resultado de subas en el nivel de empleo y el ingreso real de los hogares, determinado por el incremento real de los salarios y las pasividades. Por su parte, el crecimiento del gasto y la inversión pública también ejerció una influencia positiva en la demanda agregada y con ello en el nivel de actividad.

Que no decaiga

Posteriormente, la economista Gabriela Mordecki, directora del Área de Coyuntura del Iecon, al analizar los ejes de la política macroeconómica de 2009, sostuvo que estuvieron signados por una política fiscal expansiva, con incremento de un gasto “que se mantuvo a pesar del enlentecimiento de los ingresos fiscales” y la ejecución de las inversiones planificadas, de ajustes salariales de acuerdo a la última ronda de Consejos de Salarios con una suba real global superior al 7%, una política monetaria contractiva dado “el fuerte empuje inflacionario que tuvo la economía a fines de 2008”, y la competitividad como objetivo subsidiario aunque “no hubo una política explícita” en la materia.

Sobre la política monetaria, Mordecki señaló que el sesgo contractivo se manifestó a principios de 2009, con el incremento de la Tasa de Política Monetaria en enero en concordancia con diversas medidas no monetarias como acuerdos de precios y subsidios, entre otras, para enfrentar el aumento de precios verificado sobre fines de 2008. Luego, en el correr de 2009, con la disminución de la inflación, la política monetaria se flexibilizó a través del descenso de la tasa de referencia, lo que se combinó con una reducción de encajes bancarios. Paralelamente a esta mejora inflacionaria, la baja de la cotización del dólar obligó al Banco Central (BCU) a intensificar sus compras de moneda estadounidense. En 2009 el BCU compró 944 millones de dólares, y en lo que va de 2010 lleva adquiridos 673.400.000 dólares. Sin embargo, en estos días y como consecuencia de la crisis europea, el dólar dejó de caer y el BCU cesó sus compras; no obstante, “éste es un fenómeno muy reciente” referido a “mercados muy volátiles”, por lo cual “podría transformarse en un quiebre de esta tendencia descendente” de la cotización o bien en un episodio coyuntural que no afecte la caída del dólar.

Inflación made in Uruguay

A principios de 2009, la inflación se ubicó por encima del rango meta establecido entonces, de entre 3% y 7%, y a partir de mayo de 2009 entró de nuevo en el rango, por lo que en 2010 el BCU resolvió achicar el margen de variación objetivo llevándolo a 4%-6%. Pero la inflación en los primeros meses de 2010 “toma de nuevo la tendencia creciente”.

El crecimiento de los precios transables, esto es, de los bienes que se comercian con el resto del mundo, proceso llamado “inflación importada”, principal factor del aumento general de precios durante 2008 y parte de 2009, cambia de tendencia y desde mediados del año pasado revierte su incidencia en el Índice de Precios del Consumo (IPC). Los precios no transables “tuvieron un comportamiento opuesto” a raíz de la política oficial de acuerdos de precios, subsidios y postergación de ajuste de tarifas, hasta el momento en “que se percibe que la inflación internacional deja de ser un problema”. En los primeros meses de este año “lo que explica la aceleración de los no transables es el pasaje a precios de los aumentos salariales”.

Buenas nuevas

Para 2010 se espera que el PIB experimente un crecimiento de 6%, alcanzando los 41.800.000 de dólares, lo que implicaría un nivel per cápita de 12.600 dólares. “[En] el último trimestre de 2009 creció mucho la economía, lo que provoca un arrastre estadístico, un piso de crecimiento de 3,3%”, evaluó Mordecki. La inflación experimentaría algunas presiones provenientes de la demanda interna y cerraría 2010 en el entorno de 6,5%, 0,5% encima del techo del rango.

El empleo se expandiría aunque a un nivel menor que el PIB, aproximadamente en 0,8%, lo que implicaría la creación de 32.600 puestos de trabajo. El salario real crecería en el orden de 5% y el desempleo seguiría bajando hasta situarse en 6,5% promedio anual, lo que resultaría de una suba en la tasa de empleo, representativa de la demanda de trabajo, y de otra en la tasa de actividad, expresión de la oferta. Acerca del frente externo, se espera que las ventas sigan aumentando como en los primeros meses del año en sintonía con un alza de importaciones, y 2010 cerraría con un déficit en cuenta corriente de medio punto del PIB. Finalmente, la mejora de las cuentas públicas arrojaría un abatimiento del déficit fiscal, que se ubicaría en torno al 0,8% del PIB.