En una breve presentación en que sólo Lorenzo hizo uso de la palabra aunque participaron autoridades estatales y sectoriales, fue anunciado ayer el Consejo Sectorial de Bio y Nanotecnología, con el que se busca “crear el ambiente donde se van a ir gestando las iniciativas y propuestas que el gobierno apoyará”.

El ministro sostuvo que se trata de “una instancia muy importante” porque implica un cambio de mentalidad de la sociedad uruguaya sobre la alta tecnología. “Hace no mucho tiempo creíamos que vincularnos, tan siquiera acercarnos, a estos temas, incluso antes de la nanotecnología [...] era muy difícil que fuéramos parte de este proceso de transformación tecnológica con tanto impacto sobre sectores claves de nuestra vida”, explicó Lorenzo. En su opinión, el pensamiento popular indicaba que “era un tema para otros países, para los países líderes que ya tenían acumulación en la materia, y que nosotros de ninguna manera podíamos pretender ser parte de esto”, recordó, contrastándolo con la situación actual. “Desde ese escepticismo inicial es que hoy estamos lanzando un consejo sectorial, como otros tantos, pero que tiene una significación muy especial”, subrayó. En este punto es relevante que la nueva institucionalidad “está vinculando directamente a actividades tradicionales del país” con otras “que van a estar impulsadas” junto a los actores sectoriales, que aportarán mejoras directas en materia de competitividad.

Orden y progreso

El ministro valoró que el proceso de desarrollo de estos rubros no comienza con la instalación del ámbito presentado sino que está en marcha desde antes, pero que se profundiza con la nueva instancia. “No somos recién llegados: tenemos un nivel con mucho valor en este proceso, que es haber construido esa infraestructura institucional de base”, fundamentó Lorenzo, añadiendo que esta situación “permite creer en el sector y en lo que puede desarrollarse”. Y prosiguió: “En los últimos años nuestro país ha dado pasos sustantivos: la consolidación del Instituto Pasteur, el continuo progreso y avance del Polo Tecnológico de Pando, los cambios en la vinculación del Latu con la sociedad y con el mundo de la producción, procesos como los del recientemente creado Cudim (Centro Uruguayo de Imagenología Molecular). Son todos elementos de un soporte indispensable para vincular los recursos humanos altamente calificados, su producción, con el ámbito de la empresa, con la innovación y con el progreso de todos los uruguayos”, evaluó.

Se mostró “convencido” de las potencialidades de Uruguay en la materia, habiendo algunas “ya constatadas dentro de sectores que se benefician de los aportes de la producción de biotecnología a nivel científico, y [que] han tenido directamente impactos sobre la producción y la capacidad productiva del país”.

Al respecto, mencionó al Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, que es “un productor muy importante de innovaciones biotecnológicas que han impactado sobre la competitividad de algunos de los sectores más importantes de la producción del país”; así se refirió al arroz, cuya producción “se ha beneficiado de la investigación científica nacional”.

Al preguntársele si este desarrollo implicaría el retorno de mano de obra calificada, dijo que los proyectos en curso “están convocando a uruguayos que hoy eligen la posibilidad de trabajar en el país en estas áreas”. Y destacó la opción de cooperar con uruguayos que “en otras partes estén trabajando en esta materia”. “Se pueden convocar a trabajar en proyectos de cooperación con nuestro país y aprovechar un mundo cada vez más globalizado, donde los intercambios científicos y tecnológicos son cada vez más fáciles”, recomendó el ministro.