Tras la salida de su disco debut Première en 2005, Boomerang fue una de las caras más visibles de una corriente que se vio como novedosa en el rock uruguayo. Alejados del rock comprometido y con influencias anglosajonas -más concretamente inglesas- a flor de piel, su música apareció como contrapuesta a la ola dominante del rock nacional. En una tarde muy fría y con la ayuda de cerveza negra y café, Gonzalo Zipitría, cantante y compositor de la banda, dice que Boomerang nunca tuvo la intención de salir a combatir un estado de situación.

“Nunca fue algo buscado. Nosotros hicimos la música que nos gustaba”, dice. “No había ningún razonamiento del tipo ‘vamos a hacer britpop porque La Vela Puerca hace ska’. A mí me encantan los Happy Mondays y los Stone Roses, así que es natural que me salieran canciones en esa onda. Y nosotros nunca dijimos nada en contra de nadie. Capaz que nuestra imagen causaba cierto rechazo en cierto ambiente roquero y eso generaba algo en el público más conservador. A mí me parece que bandas como La Vela Puerca o No Te Va Gustar le han hecho mucho bien al rock uruguayo y que podemos llegar a compartir mil cosas. Sólo somos distintos en la música que hacemos”.

-Esas reacciones más de hinchada futbolera parecen haberse atemperado bastante ahora, ¿no?

-Sí. Por ejemplo en el Pilsen Rock tuvimos una muy buena recepción. La gente fue muy respetuosa. Cosa que capaz no nos había pasado antes. Le hace bien a la música que haya propuestas distintas. Y está bueno también que se pueda discutir, que haya opiniones. Si no sería muy aburrido.

-A Boomerang, además de con el rock inglés se lo comparó en su momento con algunas propuestas pop argentinas. ¿Cómo lo tomaron ustedes?

-Pasa que con canciones cantadas en español y con un pibe que cantaba canciones súper hedonistas era fácil asociarnos con Babasónicos y con Turf, que era lo más cercano que había. Casi nadie nos comparaba con Beta Band o con Inspiral Carpets, que eran nuestras influencias. Pero de hecho nosotros grabamos el primer disco con los productores de Turf y ellos nos decían que no teníamos nada que ver con Turf. Pero es algo natural que la gente te encasille. Nosotros nos sentíamos y nos seguimos sintiendo identificados con el rock inglés, quizás en la primera etapa de Boomerang era algo aun más espontáneo. Nos salía así. Pero nosotros siempre tratamos de apartarnos de las etiquetas. Sabíamos que las etiquetas son algo muy temporal. Yo creo que este nuevo disco es aun más cercano al rock inglés que Première.

-El pop siempre se ha consumido mucho en Uruguay, pero paradójicamente las bandas uruguayas de pop nunca han tenido mucho éxito…

-No sé. Yo escucho los nuevos discos de La Vela, de No Te Va Gustar y del Cuarteto de Nos y son pop a morir. A mí me parece que las bandas llenan velódromos ahora de la mano del pop. Es que el pop es una cosa muy amplia. Va desde Christina Aguilera a Oasis.

-Complicado, su nuevo disco, apuesta al viejo concepto de álbum en un momento en que ese concepto parece estar desapareciendo…

-Ya no se escuchan los discos como antes. A nadie le importan los créditos de un álbum. La gente se baja una canción en mp3 y no piensa en el concepto disco. Ya nadie se sienta a escuchar un disco y a leer las letras. Si a mí me gusta algo, me compro el CD o el vinilo, me gusta tener el disco. Por más que lo pase a la computadora y nunca lo vuelva a escuchar en ese formato. Para mí todo eso es lo más rico de la música. En Première éramos muy ingenuos con todo. Pero ahora sí pensamos en qué queríamos transmitir con el disco. Hay un hilo transmisor en las canciones, hay un mismo mundo que las une. Son capítulos que forman parte de un todo, desde el arte de tapa, que busca transmitir algo como las canciones.

-¿Pensás que se puede reconocer una identidad uruguaya en Boomerang?

-Para mí sí. Para mí el disco es súper montevideano desde el nombre. Mucha gente nos decía ‘cómo le van a poner al disco Complicado, pónganle algún título más para arriba’. No es que sea pesimista ni mucho menos, pero hay una influencia rioplatense medio melancólica. Dentro del cúmulo de influencias que tenemos, lo que hace única a la banda es esa poesía. Ahora el disco se editó en México y allá sienten eso. Que más allá de las influencias musicales las cosas estaban dichas de una manera muy distinta a como las expresarían ellos, por ejemplo. Y eso está bueno porque te da un nivel de pertenencia a un lugar.

-¿De ahí surge que canten siempre en español?

-Sí; para mí sería más fácil escribir y cantar en inglés. Hay muchas canciones que salen tarareadas en inglés. Escribir en español implica un desafío, porque lo que decís tiene un sentido y es asimilado por la gente de otra manera, muy especial. Hay que pensarlo muy bien, porque en inglés a veces es más fácil transmitir algunas ideas. Nosotros no somos una banda popular, pero a mí me encantaría serlo. Y me encantaría trascender a partir de las canciones que hacemos cantadas en español.

-¿Qué influencias, fuera de las más obvias, sentís que pueden escucharse en Complicado?

-Éste fue un disco pensado para ser grabado en vivo a diferencia del primero. Tendríamos que estar todos discutiendo para dar una visión de la banda, pero para mí buscamos un sonido más clásico. Con Manza, el productor, la idea fue dar la sensación que te daba la banda cuando la veías en vivo, que no te la daba el disco, que era mucho más pop. Un sonido más crudo, lo que no quiere decir que no fuera trabajado. Entonces yo siento la influencia de Dylan en una canción como “Los rufianes”, que suena a “Highway 61 Revisited”. También de los Kinks, desde el punto de partida de la composición hasta el sonido. Pero a la vez no buscamos sonar como ellos ni como una banda de hace cuarenta años.

-La salida de este disco ocurrió en un momento muy distinto a la del anterior, tanto para la banda como en el rock uruguayo en general, ¿no?

-Cuando grabamos el primer disco, nosotros recién empezábamos, se nos dieron las cosas muy rápido. Grabamos un primer disco en una situación nuestra y del rock uruguayo completamente distinta a ésta. Es como el día y la noche. Pero podría decirse que fue algo natural. A mí lo que me gusta es que la banda vaya afianzando su personalidad y que cada disco tenga algo distinto para ofrecerte. Está bueno que cada disco sea una foto de cada uno de tus momentos. El disco tuvo menos repercusión, pero bueno, son momentos muy distintos, como decíamos. Y ya estamos pensando en otro disco, que irá para otro lado. Porque uno va aprendiendo también de su propia obra, que podés verla más objetivamente cuando pasa el tiempo.

-¿Y cómo sentís que se dio esa evolución en las presentaciones en vivo?

-Antes, al ser las canciones mucho más urgentes, nuestro show era más prendido fuego. Siento que estas canciones dicen cosas que están buenas y no requieren de esa explosión para transmitirlas. A mí, que soy el compositor y el que está cantando, las canciones me generan una atmósfera distinta. Ya la forma de cantar es distinta, no sé si decir que es más introspectivo, pero tiene otra dinámica, otro ritmo, otra poesía, que lleva a que el show cambie. En vivo, al cantar canciones de los dos discos esos mundos se complementan y me parece que se enriquecen.