Las colonias dependen de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE). Etchepare tiene más de 300 hectáreas y Santín Carlos Rossi, cerca de 30. Sus instalaciones tienen casi un siglo.

El jueves pasado el directorio de ASSE recorrió el lugar, en respuesta a un llamado de los funcionarios. Alfredo Silva, director de dicho organismo, dijo a la diaria que el directorio evaluará hoy la visita realizada.

Entre los cambios positivos de la pasada administración (aún en funciones) destacó la concreción del saneamiento del hospital -que funciona dentro de Etchepare-, la iluminación, la edificación de los dos pabellones nuevos y la refacción de otros. Entre los debes mencionó que falta realizar otras obras arquitectónicas, mejorar la caminería y completar la totalidad del personal.

El tema de las colonias resonó el viernes pasado en los medios de comunicación, a partir de la asistencia, el miércoles 21, de José Moreira, cura párroco de Santa Lucía (ciudad ubicada a cuatro kilómetros de las colonias), a la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados. Moreira dijo en la comisión que el lugar es “un desastre”, “deshumanizante” y lo calificó de “campo de concentración”. El párroco realizó esta denuncia hace ya varios meses. Explicó a la diaria que se la presentó a la ex ministra de Salud Pública María Julia Muñoz, al directorio de ASSE, a distintos políticos, profesionales y medios de prensa. Ahora la Comisión de Derechos Humanos indagaría en el MSP y ASSE.

Uno de los cuestionamientos que realizó el párroco fue la desmesura en los arreglos de los pabellones nuevos, que albergan a una ínfima parte de los pacientes. “Nunca me entró en la cabeza que se hayan invertido 2.500.000 dólares en los grandes edificios que tendrían que albergar a 200 pacientes pero no alojan ni a 60, mientras el resto de las colonias se caen a pedazos”, dijo Moreira en su visita a la comisión parlamentaria, según consta en la versión taquigráfica.

Funcionarios y médicos de Santín Carlos Rossi contaron a la diaria que hay tres pabellones en los que los dormitorios se llueven y los pacientes tienen que dormir en el comedor. Agregaron que la comida cada vez es peor, que hay poca ropa de cama y vestimenta en general, que la calefacción y la medicación son insuficientes y que hay jaurías de perros en los predios que atacan a pacientes y funcionarios. En Santín no hay ambulancias ni ningún tipo de vehículo; el personal es escaso para atender a los pacientes, cuyo perfil ha cambiado en función de los numerosos ingresos de jóvenes consumidores de drogas. Dijeron que reina la desmotivación y que a menudo las autoridades de ASSE recorren las instalaciones, asombradas, pero nunca hacen nada.