A pesar de los rumores que corrían acerca de que las nuevas autoridades de Canal 5 no renovarían el contrato de Peter Capusotto y sus videos, por suerte la nueva temporada del programa comenzó a ser transmitida por el canal oficial la semana pasada. Las dudas sobre la continuidad de la transmisión local, posiblemente provenían del hecho de que hasta sus fanáticos (de cualquier forma nunca un grupo precisamente multitudinario) generalmente pasaban de ver nuevamente sketches que, a causa del retraso existente entre las emisiones argentinas y las uruguayas, ya habían visto varias veces en YouTube. En realidad un error, ya que la estructura de los capítulos en su formato original es mucho más rica que el simple elegir los sketches en cualquier orden en la web. Hay una cierta lógica en la alternancia entre, pongamos, Pomelo y una súper hostil filmación de P.I.L. en vivo tocando “Low Life”, que hace trascender al programa para convertirlo no sólo en un producto divertidísimo, sino también en una crítica feroz del actualmente castigado ambiente cultural argentino. La nueva temporada de Peter Capusotto... no sólo ha presentado personajes geniales como Latino Solanas -una especie de Pomelo en versión pseudo-caribeña y en reggaeton- sino que ha seguido trabajando en personajes ya presentados como Micky Vainilla, el cantante cándido, pop y amanerado que es un (no muy secreto) fascista absoluto. El Vainilla actual, sin ser necesariamente su creación más graciosa, es la más incisiva, ya que esquivando las señales semi-ocultas de nazismo que tenía el personaje al principio, hoy en día opta por un discurso semirracional y supuestamente antidiscriminatorio que reclama -con palabras apenas distintas a las de buena parte de la derecha rioplatense- su derecho a “no ver a los pobres” y a mantenerse separado de ellos. Ya en su sexta temporada -y optando por el sistema inglés de no hacer demasiados capítulos por año, pero trabajando en forma intensa cada uno de ellos,- Peter Capusotto y sus videos sigue siendo uno de los extraños oasis de inteligencia y buen gusto en una televisión abierta víctima de la metástasis de los programas de Tinelli y sus reproductores. Mientras tanto, Capusotto está pasando por un particular momento de popularidad en Argentina, ocupando su rostro por segunda vez la portada de la revista Rolling Stone.

El dúo de Capusotto y Luis Luque ya se había reunido para una primera incursión cinematográfica en Soy tu aventura (Nicolás Montalbano, Marcela Poceiro, 2004), una parodia de los musicales argentinos de los años 70 que, a pesar de su atractivo eslogan (“¡¡una película del carajo!!!!”) y de un medido pero positivo interés crítico, no consiguió atrapar ni siquiera al público habitual de Capusotto. Pero para el director Nicolás Montalbano, quien dirigió a Capusotto en sus programas televisivos de los años 80 y 90 (De la cabeza, Cha-cha-cha, Todo x dos pesos), el equipo era lo bastante atractivo como para intentarlo nuevamente, así que se volvió a sentar en la silla de director y a juntar a Capusotto con Luque, sólo que esta vez no escribió el guión, sino que recurrió a un viejo conocido de los montevideanos, Damián Dreizik, quien formó parte, a fines de los 80, del brillante dúo Los Melli. El resultado, que se estrena este fin de semana en Buenos Aires, se llama Pájaros volando y trata de dos primos, ex integrantes de una banda de rock de los 80 llamada Dientes de Limón, que viajan a Córdoba para emprender una experiencia iniciática que combina espiritualismo new age, rock y extraterrestes, además de contar con un elenco inusual en el que, además de Capusotto, Luque y Dreizik, también aparecen el político peronista Antonio Cafiero, el músico Miguel Cantilo y nuestro compatriota Víctor Hugo Morales como narrador. A primera vista parece, por lo menos, atractivo.