El investigador Alción Cheroni expuso días atrás una crítica parcial a la dirección de las políticas en ciencia, tecnología e innovación, asegurando que el mundo desarrollado les marca el paso mediante la acción de los organismos financieros internacionales (ver la diaria del 29/07/10, página 11). En la presentación de un trabajo suyo sobre el tema fundamentó que la inversión es el principal mecanismo para controlar la producción y aplicación de conocimiento, fustigando el criterio de evaluación de los investigadores de la ANII porque obedece a determinaciones de países desarrollados, según afirmó.

Rubianes, sin embargo, tomó distancia de esa lectura y sostuvo que es el gobierno el que fija las principales líneas de trabajo. Agregó que las políticas en ciencia, tecnología e innovación que se implementan desde 2005 se basan “en el programa de gobierno” del FA, “buena parte” de cuyos contenidos sobre la materia provino de un documento surgido del seminario Cientis, realizado en 2003, en el que participaron muchos profesionales y académicos.

Evocó que el contexto de 2005 era de una “emergencia social que impedía disponer de fondos presupuestarios inmediatos para apalancar ese proceso de cambio”, por lo cual el gabinete ministerial de Innovación negoció líneas de crédito con el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para poder trabajar pese a las carencias presupuestarias. Puntualizó: “Sin lugar a dudas no recibimos ningún tipo de presión por los préstamos que otorgaron los bancos” multilaterales. “Sólo acordamos un monto y la articulación” para ejecutar cada crédito, precisó, recordando que una tercera fuente de financiamiento fue el programa de cooperación con la Unión Europea. “También fue instrumentado y articulado íntegramente por nosotros”, aseveró.

Esas tres fuentes de recursos más lo asignado por el presupuesto nacional permitieron que el presupuesto de la ANII para el quinquenio iniciado en 2008 alcanzara los 120 millones de dólares. Pero con respecto a este plan financiero, actualizó: “Ya no lo usamos más” porque rige otro, para el lapso 2010-2014, con una ejecución de 24 millones de dólares anuales más un apalancamiento de otros fondos públicos que ronda los 10 millones.

No es amor

”Desafío a los participantes de esa mesa redonda a que encuentren en qué no coinciden las líneas estratégicas [de la ANII] con los contenidos del programa del FA”, disparó Rubianes, valorando las críticas citadas como “definiciones ideologizadas al extremo”. Y “una cosa muy distinta” es tomar ejemplos de otros países que “son puntos de referencia a considerar”, apuntó.

Acerca de la evaluación de investigadores dijo que “el Sistema Nacional de Investigadores tiene mucho de uruguayo” pero recoge experiencias desarrolladas en Argentina, Chile, México y Venezuela. Añadió que el modelo aplicado en Uruguay marcó “una referencia para otros países de Sudamérica”; Paraguay es uno de los países interesados en adoptar el método local de evaluación.

Desestimó una subordinación a los prestamistas, ya que “es Uruguay el que está pagando” los créditos “y el que controla es el gabinete de Innovación”; los préstamos -prosiguió- implican “deuda que el Estado tuvo que asumir: no se trata de filantropía”. “En todo caso, la responsabilidad la asumimos nosotros por las definiciones que adoptamos, pero que no nos acusen de seguir lineamientos impuestos”, exhortó, resaltando la relevancia de discutir estos temas “con ideología pero sin prejuicios”.

Tricota

En torno al rol de la ANII, su titular detalló que debe “asesorar al Poder Ejecutivo sobre los planes e instrumentos” de ejecución en base a líneas estratégicas generales, buscando promover “la vinculación entre los sectores productivos y académicos”.

Dijo que el concepto de innovación implica directamente al sector productivo porque consiste en “incorporar algo a la cadena de valor, que no tiene por qué ser sólo en las cadenas productivas sino que puede referirse al ámbito social o cultural”.

Sobre el tema recursos informó que la inversión en innovación de todo el sector público en 2009 alcanzó a 120 millones de dólares, según datos preliminares de un estudio; subrayó el fuerte incremento, que más que triplicó el monto de 2005, año en el que la inversión total fue de apenas 36 millones de dólares.

Mencionó la dificultad de medir la inversión privada en esas áreas pero explicó que como tendencia representa unos dos tercios del total, lo que implicaría aproximadamente 60 millones para 2009, aunque el dato podría estar afectado por la crisis financiera mundial. “El incremento de la inversión tiene que darse sí o sí” con un horizonte de inversión total equivalente al 1% del PIB (300 millones de dólares según el PIB de 2009) que se sustente fundamentalmente en un aumento de la privada. Esta meta podría lograrse “en el mediano plazo”, el cual, no obstante, “seguramente supere este período de gobierno”, una proyección positiva porque éste, “además, se viene con un aumento anual del PIB muy importante”, estimado en aproximadamente 10.000 millones de dólares para 2010.

Rubianes indicó que la apuesta central para la estructura económica del país consiste en que los sectores de actividad clásicos “se rejuvenezcan” incorporando valor a través de la innovación, y que al mismo tiempo se desarrollen las producciones que ya cuentan con un alto contenido de conocimiento. “No hay Uruguay Productivo sin Uruguay Innovador, así como tampoco puede haber ninguno de éstos dos separados del Uruguay Social”.