Los resultados de 2010 para la ganadería fueron brindados por el jefe de Información y Análisis Económico, Jorge Acosta, y comentados por Caputi. El año pasado se faenaron 2.203.686 cabezas de ganado bovino, lo que implicó una caída de 121.985 unidades respecto de 2009, y “niveles de estabilidad” con relación a la producción de 2007-2008, según indicó Caputi. La baja se registró en la segunda mitad del año, ya que en el primer semestre “se mantuvo algo por encima”.

Por su parte, los ovinos tuvieron una importante merma, pasando de 2.132.767 de cabezas faenadas en 2009 a 1.252.965 en 2010, lo que implicó una baja de 41,25% a lo largo del año.

En otro orden, tanto porcinos como equinos mostraron una relativa estabilidad, aumentando en el primer caso 5,18%, a 176.881 cabezas faenadas, y en el segundo cayendo 4,99%, a 37.136 cabezas.

Al consultársele por la caída en la faena bovina y ovina, Caputi valoró que actualmente hay “una faena sustentable”, ya que en el primer caso se mantuvo en niveles razonables, teniendo en cuenta el stock de 11.300.000 cabezas con las que cuenta el país. En el caso de los ovinos durante 2010, comentó: “Dejamos de comernos la máquina, que fue lo que pasó en los últimos 15 años”, cuando se faenaba 1.000.000 de cabezas “de más”. “Por eso pasamos de un stock de 25 millones a ocho millones de cabezas”, explicó.

Recordó que la ganadería en general ha visto reducida su superficie, pero que eso se compensó con un leve aumento de la productividad.

Vaca-yendo

En materia de precios, se apreció un sustancial incremento en los últimos años, tanto de la venta de ganado en pie como en la denominada “cuarta balanza”. Según se detalló, el precio promedio del novillo en cuarta balanza pasó de 2,222 dólares por kilo en diciembre de 2009 a 3,021 dólares en 2010, mientras que en pie subió de 1,176 dólares el kilo a 1,582. La vaca subió su precio en cuarta balanza de 1,987 dólares por kilo a 2,86, y la vaquillona de 2,059 a 2,942.

En materia de exportaciones, se observa un descenso en volumen, cayendo en el caso de la carne bovina desde 263.088 toneladas en 2009 a las 245.789 de 2010, y en la ovina desde 24.761 a 15.227 toneladas, respectivamente. Sin embargo, medidas en dólares, se aprecia un incremento de 14,9% en las ventas al exterior, pasando de 1.220.633 dólares en 2009 a 1.402.448 en 2010.

La proporción de las exportaciones según el tipo de carne se mantuvo prácticamente incambiada respecto del año anterior: la carne bovina representa el 80,6%, la ovina el 5,6% y el 13,8% restante corresponde a otras carnes.

Caputi enfatizó que es improbable que en los próximos años aumente el volumen de venta, pero que al mismo tiempo es “altamente probable” que los precios continúen haciéndolo este año. “No se esperan más récords de exportación en volumen, pero sí en valor”, dijo.

Al analizar destinos se mantiene la tendencia de 2009, con el mayor volumen exportado hacia Rusia, pero en dólares la Unión Europea es superior.

Respecto del mercado interno, detalló que representa más de 30% de la producción, por lo que “es un sostén muy grande de esta actividad”. Además, comentó que el consumo local paga precios de “gran paridad” respecto del de las exportaciones.

Pensando en el año que comenzamos, estimó que la tendencia es a la mantención del consumo pese a la suba que tendrán los precios. A modo de resumen, Caputi interpretó que 2011 será similar a 2008, año al que definió como de “boom” del sector, con una tendencia al aumento de los precios y de mantención de los niveles de producción.

Vaca flaca

Caputi mencionó que la capacidad instalada de la industria permitiría faenar “largamente más de tres millones” de bovinos, y sin embargo “se van 150.000 animales en pie”. “No logramos ofrecerles a esos productores, engordadores o criadores un precio atractivo para que ese ganado quede en Uruguay”, manifestó.

Por otra parte, sostuvo que pese a la amplia oferta de créditos para realizar inversiones que mejoren la productividad, en el sector ganadero “faltan certezas” acerca de los precios a seis meses o un año. Explicó que, a diferencia del negocio de la soja o trigo, en el que se utiliza como referencia de valor el mercado bursátil de Chicago, la ganadería no tiene una herramienta similar, lo que constituye “una debilidad”. “Si quisiéramos asegurar el abastecimiento de materia prima, las empresas deberían ponerle un poco más de pienso sobre cómo resolver ese problema”, sugirió. “Quizá pueda ser un mercado de valores en Uruguay o buscar otras referencias internacionales, quizá se pueda usar Brasil. Hay empresas que están interesadas en cubrir sus riesgos utilizando la Bolsa de San Pablo”, aseguró.

En otro orden, al ser consultado sobre los posibles efectos de sequía, Caputi recordó que la seca registrada en 2008-2009 comenzó más fuerte y “nos agarró medio dormidos”, pero que en esta oportunidad “hace seis meses que estamos hablando de eso”. En ese sentido, no ve efectos graves sobre el sector, aunque reconoció que si se agrava el problema aumentarían los costos y caería la rentabilidad. “El productor ya no deja morir el ganado: en volumen no creo que impacte”, recalcó.