En un contexto de reuniones entre ministros de Finanzas de la eurozona, el gobierno griego presentó ayer de forma oficial ante el Parlamento su “riguroso” presupuesto fiscal para 2012, en el cual prevé ahorrar unos 6.600 millones de euros. El texto será discutido en los próximos días en la Comisión Permanente de Asuntos Financieros, y se votará a fin de mes en la asamblea plenaria. El proyecto reconoce que será imposible cumplir con la meta de déficit a la que el gobierno se comprometió con sus acreedores de la denominada “troika”, integrada por los países de la eurozona, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE). De acuerdo a las previsiones oficiales incluidas en el documento, este año el déficit de las cuentas públicas representará 8,5% del PIB, por arriba del 7,8% fijado como objetivo, mientras que en 2012 el saldo negativo se situará en 6,8% del PIB, cuando la meta era 6,5%. Además, menciona explícitamente el riesgo real de una divergencia fiscal mayor a 1.100 millones de euros (equivalente a 0,5% del PIB) para fines de este año si la sociedad griega no responde a las nuevas medidas aplicadas. Cabe recordar que la última de éstas fue sancionada por el Legislativo la semana pasada, y consistió en un nuevo tributo a la propiedad inmobiliaria a ser aplicado durante los próximos dos ejercicios fiscales por medio de las facturas por suministro de electricidad, con el cual la administración prevé recaudar aproximadamente 2.000 millones de dólares.

Intervencionismo

El BCE compró la semana pasada deuda pública de la eurozona por valor de 3.795 millones de euros, colocados principalmente en bonos españoles e italianos. Ese monto implica una reducción de las intervenciones de la entidad por segunda semana consecutiva. A mediados de setiembre el BCE adquirió bonos soberanos de la zona por 9.793 millones de euros, y durante la segunda semana de agosto, cuando comenzó a adquirir títulos públicos de España e Italia, llegó a desembolsar la cifra récord de 22.000 millones de euros. Actualmente, el BCE es la única institución europea capaz de comprar deuda soberana de países con dificultades y de garantizar su solvencia, según algunos expertos económicos. Hasta ahora, la entidad ha comprado deuda pública por unos 160.500 millones de euros.

El ministerio griego de Finanzas también corrigió severamente sus perspectivas de crecimiento económico, y ahora espera para este año una contracción del PIB de 5,5% y no de 3,8% como preveía hace pocos meses. También estima que en 2012 la actividad económica general se contraerá en 2,5%, confirmando así que la trayectoria descendente de la economía griega continuará constatándose al menos hasta fines del próximo año.

De esa forma, la deuda pública del país ascendería hasta 172,7% de su PIB, unos 381.200 millones de euros, según lo informado por la agencia española de noticias EFE. No obstante, no se trata del pronóstico más pesimista, ya que el FMI proyecta que la deuda griega podría crecer incluso hasta 189,1% del PIB durante el año próximo.

Para conseguir el objetivo de déficit comprometido las autoridades aprobaron un recorte de 30.000 trabajadores a la plantilla del sector público, con una propuesta de jubilación anticipada y el pago de una fracción menor que esos salarios durante uno o dos años.

Plan B

Mediante los futuros resultados de estas medidas el gobierno egeo aspira a cumplir con las condiciones exigidas por los países de la eurozona y el FMI para acceder a otra partida del rescate de 110.000 millones de dólares aprobado por estos interlocutores en mayo del año pasado. Con ello evitaría -al menos por ahora- una cesación en el pago de sus obligaciones financieras, lo que se conoce técnicamente como default.

A la delicada situación fiscal se suma un nivel de desempleo que, según estimaciones, cerraría el año en 15,2% y que seguirá subiendo durante 2012 hasta 16,4%, al tiempo que la inflación sería de 3% este año y de 2% el próximo. El gobierno de Eslovaquia -país renuente a aprobar un nuevo plan de rescate- ha solicitado a sus pares de la eurozona el diseño de un plan B para el caso de que la situación griega se vuelva insostenible y que el default se torne inevitable. Esto es afirmado por muchos analistas. El ministro de Economía de Eslovaquia, Iván Miklos, declaró: “Estamos a la espera de los resultados de los informes del FMI y la Unión Europea, que deberían servir de base para evaluar con claridad si la actual posición de Grecia es sostenible o la suspensión de pagos es inevitable y necesita un nuevo programa de apoyo”. Y añadió para este extremo: “Tenemos que examinar cómo estamos preparados ante una bancarrota coordinada, así como nuestros planes para evitar un futuro contagio”. De su parte, el ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, aseguró que su país “no es el chivo expiatorio de la zona del euro” y que saldrá adelante. “Grecia es un país con dificultades estructurales, pero no es el chivo expiatorio de la zona del euro”, afirmó el funcionario evaluando que el país tiene “potencial y habilidad para salir adelante a pesar de la profunda recesión acumulada en los últimos tres años, de 12% del PIB”.

Ojo que corta

Sin embargo, muchas voces vienen levantándose contra la pertinencia de realizar ajustes fiscales para mejorar las cuentas públicas de estos países en crisis (ver la diaria del 25/08/2011). Ayer lo hizo otra vez la presidenta de Brasil al alertar a los países europeos de que la aplicación de medidas fiscales demasiado restrictivas reduce el consumo y golpea el crecimiento económico. Apelando a la historia reciente advirtió a sus colegas que soluciones de aquel tipo “sólo intensificaron el proceso de estancamiento y de pérdida de oportunidades” en América Latina durante sus crisis anteriores, a las que los gobernantes de la región respondían con la misma receta de mayor austeridad. “Es difícil salir de la crisis sin aumentar el consumo y el crecimiento”, recordó Rousseff, recomendando después tener “en cuenta a la población durante el período de crisis. Que [los ciudadanos] sufran lo menos posible, sobre todo en lo que se refiere al desempleo”, sugirió la jefa del Planalto.