Ayer se anunció la muerte de Steve Jobs, emblema de varias revoluciones en el terreno de la popularización de la tecnología desde fines de los años 70.

Hijo de un musulmán de origen sirio, Jobs creció como hijo adoptivo y era hermano de la novelista Mona Simpson, a quien conoció cuando ambos eran adultos. Asistió a la universidad durante sólo un semestre, viajó a India y volvió convertido en budista. A fines de 1976, luego de trabajar como programador de videojuegos para Atari, fundó junto con Steve Wozniak y Ronald Wayne la empresa Apple, que funcionaba en el garage de su casa. Un año después la computadora Apple II fue un gran avance para su época y una de las primeras para uso personal exitosas en el mercado. En 1983, el lanzamiento de un nuevo tipo de máquina llamado Lisa fue un fracaso comercial, pero un año después, parte de esa experiencia se recogió en la primera Macintosh, con capacidades que definieron una época en términos de diseño, de potencia, de resolución de pantalla y de comodidad para el usuario. Se manejaba mediante un “ratón” para señalar y cliquear sobre íconos, cuando el estándar era que había que aprender a escribir instrucciones, en caracteres verde o ámbar sobre negro, para lograr que una computadora hiciera algo.

En 1985 fue expulsado de Apple, a la que volvería, para salvarla, recién 11 años después. En ese período realizó nuevos aportes desde la firma NeXT, y compró los estudios de animación que pasarían a llamarse Pixar (Toy story, Monsters Inc., etcétera). De vuelta en su primer amor, lanzó desde Apple la computadora iMac, el reproductor de música en formato digital iPod y la proveedora de música en internet iTunes (convenciendo a las grandes discográficas de que se asociaran al negocio), el teléfono móvil iPhone y la tableta iPad. Ese despliegue de productos, siempre con un gran cuidado de lo estético, masificación de aplicaciones vanguardistas y un notable talento para el marketing, convirtió a la empresa en una gran potencia mundial y a Jobs en una de las personas más ricas del planeta. Ya en los años 80 se decía que otras firmas tenían clientes pero Apple tenía fans. Jobs fue admirado y considerado fuente de inspiración en el nivel de un beatle.

En 2004 se supo que tenía un cáncer de páncreas, y el 24 de agosto de este año renunció a la conducción ejecutiva de Apple.