La velocidad de vértigo con que se agrava la crisis europea también comenzó a erosionar el estrecho alineamiento entre Alemania y Francia, cuyo gobierno se sumó ayer al reclamo de los países periféricos de la eurozona, de que el Banco Central Europeo (BCE) eleve significativamente sus compras de títulos soberanos de los Estados de la región con urgencias financieras, extremo rechazado de plano por el gobierno de Alemania, que salió al cruce de la iniciativa gala.

El encarecimiento sostenido del financiamiento (ver la diaria del 09/11/11), y no sólo para los periféricos del área, ya inquieta también en París a la administración del primer ministro Francois Fillon, que teme una posible degradación por las calificadoras de riesgo de su nota AAA de grado inversor. El mandatario estadounidense, Barack Obama, aboga desde hace meses por una política más contundente del BCE en el sentido de adquirir pasivos públicos de la región. El rendimiento del bono italiano de referencia ha superado el 7%, nivel “insostenible” en el largo plazo según consignó la agencia Reuters, mientras que siguen subiendo los que pagan los papeles de Austria, Holanda y Francia, que conforman con Alemania el núcleo duro comunitario. “El papel del BCE es asegurar la estabilidad del euro, pero también la estabilidad financiera de Europa. Confiamos en que el BCE tome las medidas necesarias para asegurar la estabilidad financiera en Europa”, declaró la portavoz gubernamental gala Valerie Pecresse después de una reunión de gabinete en París. El diferencial de riesgo entre el bono francés a 10 años y el alemán de referencia continental trepó ayer a la marca histórica de 195 puntos básicos, es decir que están pagando casi 2% más que los papeles germanos. Tal prima “no está justificada”, se quejó la vocera del Palacio del Elíseo.

Pero el grado de involucramiento del BCE en el rescate de los países con urgencias ha sido recurrente objeto de controversia entre el gobierno de Berlín, otros de la región y analistas de diversas ubicaciones, que recomiendan sea mayor. Ayer, luego de reunirse con el primer ministro irlandés Enda Kenny, la canciller alemana Angela Merkel fue terminante: “Según los tratados, el BCE no tiene la posibilidad de resolver estos problemas”, puntualizó, agregando que el camino a seguir pasa por la recuperación de la confianza de los mercados en las economías afectadas, y que ese objetivo requiere aplicar las reformas económicas acordadas y construir una unión política más estrecha modificando el Tratado de la UE.

Desde Australia, Obama recordó qué espera su país. “Hasta que pongamos en marcha un plan concreto y una estructura que envíe una señal clara a los mercados de que Europa está detrás del euro y hará lo que se necesite, vamos a continuar viendo el tipo de revuelo en los mercados que estamos viendo”, fustigó el presidente de Estados Unidos.