Los resultados fueron presentados ayer a la prensa por el economista Marcelo Sibille y el contador Rodrigo Ribeiro, quien explicó que el relevamiento busca reflejar la visión "parcial" del sector empresarial respecto del futuro. No obstante, resaltó que se trata de una mirada "muy relevante", porque "cuando las perspectivas son buenas las inversiones se expanden, mientras que cuando son malas, se contraen".

Sibille, encargado de la presentación, detalló que la encuesta se realizó entre directores, gerentes generales y gerentes financieros de 120 grandes compañías locales de distintas ramas de actividad, quienes tienen en sus plantillas una media de 434 trabajadores.

A modo de introducción analizó la coyuntura económica, recordando que a comienzos de este año se avizoraban "muy buenas perspectivas" económicas porque el país venía de "atravesar un crecimiento fantástico de 8,4% en 2010", acompañado por un gran dinamismo regional y de los mercados emergentes asiáticos. Sin embargo, con el pasar de los meses fue aumentando la incertidumbre, que se agudizó hacia la segunda mitad del año a raíz del agravamiento de la crisis de deuda en la eurozona y de algunas señales preocupantes procedentes de la actividad general en Estados Unidos. En ese sentido, "si bien el primer trimestre fue auspicioso" en el plano local, en el segundo se constató una desaceleración de la actividad, que ha abonado el recorte de las perspectivas de crecimiento. No obstante, resaltó que el mercado laboral doméstico "siguió pujante", que el "déficit fiscal permaneció estable durante todo el año" y que "la relación deuda/producto continúa reduciéndose". Respecto de esto último, opinó que el país seguramente obtenga el investment grade (nota crediticia de grado inversor). "Sólo se podría postergar si se agudiza la crisis y comenzamos a tener efectos reales sobre la región y el país", aseguró en torno a la eventualidad de que las agencias calificadores asignen esa evaluación a la economía uruguaya. También advirtió que la inflación fue "el principal problema" macroeconómico local mientras que el "tipo de cambio siguió bajando en el primer semestre, pero comenzó a subir a partir de agosto".

Se vende

Yendo a los resultados concretos del trabajo presentado en la jornada, Sibille destacó que "una mayoría importante" de encuestados, del orden de 61,2%, respondió que durante 2011 verificó un incremento de sus ventas, mientras que solo 10,7% contestó que sus colocaciones de mercadería cayeron. Esta tendencia también se apreció en las ventas a los mercados de la región y a otras naciones emergentes, aunque las concretadas hacia Europa y Estados Unidos mostraron mejoras sólo en 20% de las firmas, en tanto que 34,3% de éstas registró contracción. No obstante, evaluó: "En términos generales decimos que las empresas no se vieron afectadas", ejemplificando el aserto con el dato de que 76,1% de ellas no fue afectada comercialmente por la incertidumbre internacional.

En otro orden, 87,2% de las firmas informó que sus precios aumentaron. De ese total, 62,3% explicó que el motivo principal fue el encarecimiento de los costos laborales, 42,9% mencionó el costo de las materias primas y 36,3% remitió a aumentos de los precios internacionales. Un dato sorpresivo fue que "sólo el 4,4%” de las compañías declaró que sus precios de venta fueron más elevados como consecuencia de una mayor demanda interna. Sibille admitió que en este punto "esperaba un resultado mayor" porque hay señales de "sobrecalentamiento", como el aumento del consumo privado por encima del Producto Interno Bruto y la fuerte expansión del crédito.

Por otra parte, indicó que "una mayoría importante" de firmas tuvo dificultades para encontrar personal que cumpla con los requerimientos deseados, principalmente en las posiciones relacionadas con las unidades de operaciones (calidad, mantenimiento y producción de bienes y servicios). "Está relacionado con el mercado de trabajo que estamos viviendo, algo recalentado", señaló.

¿En qué quedamos?

En cuanto a las perspectivas, Sibille explicó que desde 2009 se aprecia un deterioro en la opinión de los empresarios. Ese año, 65,7% esperaba que la situación mejorara al siguiente, guarismo que cayó a 32,6% en 2010 y a sólo 9,2% este año. Por el contrario, las proyecciones pesimistas subieron de 2,7% en 2009 a 13% el año pasado, y en 2011 alcanzaron 45%. Pero las proyecciones de niveles de venta no reflejan ese pesimismo. Un 40,8% de las firmas prevé que mejore la comercialización de sus productos, mientras que sólo 14,2% cree que empeorarán. "Los empresarios son más optimistas sobre la evolución de su corporación, seguramente porque son ellos quienes toman las riendas de la actividad", reflexionó Sibille.

Las proyecciones de inversión también son positivas: 74,2% de las compañías asevera que invertirá más en 2012, en su mayoría "para aumentar productividad". De todos modos, ante un escenario negativo “ésto seguramente cambie", matizó, antes de que Ribeiro añadiera que "la gente no se empieza a retraer con mucho tiempo de anticipación". En generación de empleos, un tercio de las firmas dice que incrementará su plantilla y 13,3% piensa reducirla.

En cuanto a la inflación, la mayoría piensa que se ubicará entre 7% y 8%, es decir, estable en los niveles actuales, y apenas 3,4% estima se ubique debajo del 6% del techo fijado como meta por la autoridad monetaria. Ello implica que "96,6% tiene una expectativa de inflación por encima del techo del rango objetivo", por lo que "no hay credibilidad" del mercado respecto de la meta.

Si ayuda el clima

En cuanto al “clima para invertir”, los privados destacaron “el régimen de promoción de inversiones”, del que 81,5% piensa que es bueno o muy bueno; la “disponibilidad de financiamiento” (66,4% de respuestas positivas); la “estabilidad macroeconómica” (60,5%) y la “seguridad jurídica” (56,3%).

Del otro lado, las variables evaluadas como mayormente negativas fueron la “calidad de la infraestructura en transporte y logística” (37% de respuestas negativas), la “disponibilidad de recursos humanos” (40,3%) y las “relaciones laborales” (62,2%).

Consultados sobre qué tan preparado ven al país para enfrentar un shock negativo de origen externo, respondieron que las variables “más vulnerables” del país son las cambiaria, fiscal y de destino de exportaciones. En tanto, el perfil de deuda pública, el sistema financiero y la dotación de reservas son factores que ofrecen a los empresarios una imagen de solidez. Por último, interrogados acerca de la relevancia que adjudican a las propuestas del gobierno, destacaron la apuesta a la infraestructura mediante el proyecto de Ley de Participación Público Privada, la orientación hacia las energías renovables, la reducción del IVA, la promoción de la bancarización y la facturación electrónica promovida por la DGI.