El fantasma de la inflación no inquieta menos a los responsables políticos de la economía local pese a que la variable dista mucho de aproximarse a los temidos registros de dos dígitos que dispararían las cláusulas “gatillo” automáticas de gran cantidad de convenios laborales colectivos. A poco más de una semana de que el Banco Central (BCU) difundiera su último informe de Cuentas Nacionales, en el que registró la continuidad del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) durante el tercer trimestre, aunque a una tasa menor que en los previos (ver la diaria, 22/12/11), su Comité de Política Monetaria (Copom) anunció ayer la decisión de “elevar en 75 puntos básicos” la Tasa de Política Monetaria, con lo cual ésta quedó desde hoy ubicada en 8,75%. En su habitual comunicado trimestral, el Copom explicó la decisión tras observar que “la tasa de inflación se ha acelerado y que las expectativas en los plazos relevantes se mantienen notoriamente por encima del rango objetivo, enfatizando la percepción de que la estabilidad de precios constituye la principal preocupación en el contexto macroeconómico actual”.

Previamente, en el marco del Comité de Coordinación Macroeconómica que el BCU conforma junto al Ministerio de Economía y Finanzas, la conducción económica enmarcó la situación del “ámbito doméstico”, donde “el contexto macroeconómico vuelve a caracterizarse por elevadas tasas de crecimiento y un alto grado de utilización de los recursos productivos”. Desde las exportaciones hasta la inversión productiva y el consumo privado “han operado como motores de ese proceso”, lo cual, “sumado al orden de los guarismos fiscales y financieros”, determina que “la inflación debe reposicionarse como la principal preocupación en el balance de riesgos de la economía uruguaya”. Incluso si la coyuntura global impactara “negativamente sobre la evolución productiva doméstica, es menester enfrentar esa eventualidad con guarismos inflacionarios menores” a los actuales. De ahí la opción de “proveer una estructura de tasas consistente con una política monetaria más contractiva”, explica el texto. “Prudencia y responsabilidad siguen siendo los ejes de la toma de decisiones de las autoridades, a efectos de dar señales correctas para influenciar el proceso económico y las expectativas de los agentes”, precisó la autoridad monetaria.