Durante los cuatro años en que dirigí el Programa Eólico tuve que escuchar y leer varias veces (hasta hoy) argumentos falaces sobre seguridades y firmezas, cualidades que, inexplicablemente, se adjudican a las fuentes de energía tradicionales, siempre foráneas y pretendidamente amigables y simples. Hoy no integro la Dirección Nacional de Energía y siento la necesidad de aclarar algunas cosas. ¡Qué seguridad y bienestar produce el término firme! Parece que es la solución de todos nuestros problemas, desde el financiero hasta el energético. Queremos contratos firmes, recursos confiables… Pero, ¿cuáles energías son firmes en Uruguay? Para empezar a deshojar la margarita, veamos características de algunas fuentes de energía que para los uruguayos son muy comunes…

Sobre el petróleo. No existen yacimientos comprobados en Uruguay. Su disponibilidad y precio dependen de situaciones geopolíticas que nos son completamente ajenas: conflictos bélicos, rebeliones populares, aumentos y disminuciones poco confiables de reservas locales y mundiales.

¿Qué pasa con el gas natural?. En su variante líquida, dependemos de la anuencia de un pequeño grupo de países productores, tanto para firmar como para cumplir los contratos de suministro (sean de corto o de largo plazo). Alternativamente, en su variante gaseosa, dependemos de la construcción y el funcionamiento de largos gasoductos que pasan por países vecinos, que, lógicamente, priorizan sus propios suministros. También dependemos de la disponibilidad de reservas mundiales y regionales que día a día suben y bajan por motivos casi inexplicables.

Disponer de energía eléctrica a partir del petróleo cuesta en Uruguay entre 159 y 237 dólares por megavatio/hora (U$S/MWh) (1), dependiendo de la tecnología y del tipo de refinado que se use. Y esto considerando solamente el costo variable. Si se tiene en cuenta la amortización de la inversión, este número sube entre 27 y 45 dólares (¡adicionales!). Disponer de la misma energía eléctrica a partir de la biomasa, cuesta en Uruguay 107 U$S/ MWh (2). ¿Y proveniente del viento? : 90 U$S/MWh (3). Estos costos incluyen todo concepto (variables y fijos).

¿Y en los próximos años? El petróleo y el gas presentan una evolución altamente impredecible. En el caso del primero, su costo en los últimos 10 años ha variado entre 25 y 100 dólares (4). Para saber cuánto valdrá en el futuro (me refiero a meses, ni qué hablar de años) es necesario hacer una convención de parapsicólogos.

En el caso del viento, se firman contratos por 20 años a precios fijos parametrizados parcialmente con índices de precios industriales. En resumen: tenemos el recurso en Uruguay y el precio a 20 años asegurado por contrato. En cuanto a la biomasa, los contratos son los mismos que los eólicos, con alguna variación en su reajuste. Tiene precios fijos y es conocido su reajuste para los próximos 20 años.

Eólica: puntualizaciones. La tecnología de generación eólica está completamente madura y su evolución marca que, con las condiciones técnicas que se ha impuesto para instalarse en Uruguay, en vez de ser un problema eléctrico para la estabilidad de las redes, será, en muchos casos, un aporte para controlar tensiones. El desafío, que el operador de la red eléctrica uruguaya está asumiendo con profesionalidad, es el manejo de la variabilidad de la generación, debido a la inconstancia del viento. Las soluciones técnicas para dar estabilidad a un sistema eléctrico con parámetros variables existen y se aplican en todo el mundo. Se llaman: predicción de demanda, predicción de generación, control automático de generación, capacitación… Uruguay tiene aún algunos años para instrumentarlas, y ya se puso a trabajar fuertemente (5) en eso. Los fabricantes líderes mundiales de generadores eólicos (presentes en Uruguay y garantes técnicos de los parques eólicos vernáculos) garantizan una disponibilidad de entre 97% y 98% en generación de energía, y se comprometen a pagar importantes multas por lucro cesante si no cumplen con esos límites. Es técnicamente posible y mucho más barato aprender a manejar un sistema con gran penetración de eólica que seguir pagando la expansión del sistema de generación con fuentes más caras y/o más riesgosas. Negarse a este avance es obcecado y conservador. El costo total de mantenimiento de los parques eólicos se estima aproximadamente en el 2% anual de la inversión, muy inferior a las centrales de generación de fuentes tradicionales. Son máquinas mucho más simples de mantener. La cantidad de energía anual que puede entregar un parque eólico se prevé con gran certeza a través de un estudio serio de vientos previo. El paquete de energía anual se conoce de antemano con un 90% de certeza (con un rango de variación de 10%). Estos estudios se realizan en Uruguay y en todo el mundo antes de la instalación de las granjas eólicas, y suelen ser una exigencia para conseguir la financiación necesaria para su construcción.

¿Qué son las centrales de potencia gestionable? A veces se les llama de potencia firme, aunque es un término engañoso: es firme sólo cuando se dispone de la fuente primaria. Son aquellas a las que, por decisión del operador, se fija la potencia que generan, es decir que no dependen de factores externos del momento (radiación solar, viento, etcétera). Ningún sistema eléctrico es manejable sin fuentes de potencia gestionable, ya que es necesario gobernar algunas fuentes de generación para poder seguir la demanda. Uruguay tiene fuentes gestionables en abundancia, e invertirá en los próximos años en aumentarlas de forma de complementarlas con las no gestionables.

La energía del viento es el complemento ideal a la energía del agua en nuestro país. Aporta a la robustez y baja drásticamente los costos de generación a corto y mediano plazo. Es la única forma genuina de que la energía eléctrica en nuestros hogares e industrias no siga subiendo de precio. ¿Qué hacen nuestros grandes vecinos?. Argentina tiene 90 MW instalados de generación eólica (un 0,4% en un sistema de un pico de 20.800 MW). Uruguay, con menos años de experiencia, tiene un porcentaje cuatro veces mayor. Luchan por obtener el acceso a créditos adecuados para financiar proyectos de energías renovables, pero aún no lo consiguen. Brasil licita anualmente contratos eólicos por una potencia similar al pico total de demanda de Uruguay, y va camino a desarrollar una industria eólica local. En el exterior me ha tocado presentar el acuerdo en energía que todas las fuerzas políticas de Uruguay han firmado y transformado en política energética, que incluye la explotación intensiva de las fuentes autóctonas no tradicionales. Ese acuerdo es inusual y envidiado, y aporta fuertemente al clima de estabilidad necesario para lograr las inversiones en infraestructura energética que necesitamos.

Lo del inicio. Algunos nos preguntamos el motivo real por el cual actores nacionales insisten en que no se use nuestro viento, nuestra biomasa, nuestro sol… No le debe temblar el pulso ni a este gobierno ni a los que vienen. Primero la eficiencia energética. Segundo: usemos las fuentes de que disponemos en abundancia para crear la infraestructura que sustente nuestro desarrollo económico, laboral, social, e industrial. Olvidemos otras fuentes en declive en el mundo por comprometer a la humanidad futura. Usemos lo limpio, seguro, nuestro y… ¡barato!

(1) Datos de ADME para la semana del 29 de octubre al 4 de noviembre de 2011.

(2) Precio actualizado a diciembre de 2011, de la tarifa fija propuesta por el Poder Ejecutivo en el Decreto 367/010 e instrumentada por UTE en las convocatorias K42158 y K42433.

(3) Contratos firmados en 2009 por generadores eólicos, derivados del decreto 77/006.

(4) West Texas, precios medios anuales por barril.

(5) Proyecto de ANII – UdelaR sobre predicción de potencia eólica a corto plazo, modelos de predicción de demanda corridos desde hace años por el operador del sistema eléctrico, compra en curso de sistema automático de control de generación, modelado de la red e interconexiones con generación distribuida.