Mientras la Unión Europea (UE) contenía el aliento a la espera de que sus ministros de Finanzas definieran los estrechos límites de lo que será su próximo aporte efectivo al Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno de Brasil ratificaba la protección de su economía mediante un paquete de medidas para contener los efectos de una situación originada en la lógica de desenfreno financiero-especulativo originada en los centros mundiales de decisión.

El intercambio entre los secretarios de Estado del grupo comunitario se produjo en torno a qué países participarían del aporte de fondos al organismo multilateral, con qué volumen de recursos lo harían y en qué plazos efectivizarían sus respectivos desembolsos. Al mismo tiempo, el gobierno del Reino Unido ratificaba su posición históricamente cautelosa respecto del proceso de integración regional al condicionar explícitamente el involucramiento del país en esa operativa de capitalización. El ministro de Finanzas de ese Estado insular, George Osborne, participó de la teleconferencia, y el adelanto noticioso que dio cuenta de su postura fue realizado por la cadena de televisión Sky News, que basada en fuentes diplomáticas informó que la contribución del país al fondo de salvataje del euro, que se integraría inicialmente con 200.000 millones de euros, sería de aproximadamente 25.000 millones de libras esterlinas, unos 30.000 millones de euros, consignaba la agencia italiana de noticias ANSA. Horas más tarde, el monto del paquete se reducía considerablemente y la delegación británica finalmente anunciaba que su país no verterá fondos para ese destino.

Arranca, arranca

En las mismas horas, el ministro de Economía de Brasil, Guido Mantega, anunció la próxima instrumentación de nuevas medidas comerciales para proteger al sector textil local de las importaciones, y también adelantó que el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff no permitirá que el dólar vuelva a cotizar por arriba de 1,60 reales, nivel que resta competitividad a la producción nacional. "Nuestra tendencia es aumentar la defensa comercial. Hace dos años que hablo de la guerra cambiaria en el mundo", recordó Mantega acerca del recurso de devaluar las monedas con el objetivo de ganar competitividad exportadora. El jerarca precisó que dentro de tres meses el gobierno de Brasilia implementará el Impuesto a la Importación contra productos textiles sospechosos de estar subfacturados, incluyendo un previo reporte a la Organización Mundial del Comercio (OMC). "El sector textil está bajo ataque. Vamos a buscar un régimen de defensa, como ya ocurrió con los juguetes. Me cansé de hablar de la guerra cambiaria: ahora esperamos actuar", puntualizó en declaraciones al diario Folha de Sao Paulo. Los empresarios de dicho rubro industrial reclaman desde hace tres años a la administración acciones para proteger a sus productos de la competencia de los asiáticos.

"Queríamos que la OMC considerara el tema del cambio, pero dijo que eso depende de una investigación del FMI sobre manipulación de monedas. Eso no funcionó y entonces decidimos usar las defensas comerciales", explicó. Desde esta semana rige en Brasil el impuesto del 30% al ingreso al mercado doméstico de vehículos fabricados fuera del Mercosur, y también quedó vigente el acuerdo automotriz con México. Además, hasta marzo rige la exención impositiva del Impuesto al Producto Industrializado. Los privados brasileños reclaman al gobierno la adopción de instrumentos para frenar la apreciación del real y revertirla, cuando la relación cambiaria se sitúa en torno a 1,85 reales por dólar.

Ahijuna por...

Más tarde, la teleconferencia europea se extendía durante tres horas, hasta que sus animadores acordaron que la región liberará al FMI, para que el organismo administre en el corto plazo la crisis fiscal regional, un conjunto de préstamos bilaterales por valor de 150.000 millones de dólares, 50.000 millones menos que la aspiración inicial, relativizada desde el vamos por el posicionamiento reticente del Ejecutivo británico. Suecia, Dinamarca, Polonia y República Checa forman parte de la nómina que transferirá dinero contante (aunque escaso), mientras que Gran Bretaña pidió más tiempo para analizar la conveniencia de sumarse a la movida, al menos hasta la próxima cumbre de líderes del G20, ya en 2012. “Los ministros confirmaron que (...) los Estados miembros del área euro entregarán 150.000 millones de euros de recursos adicionales a través de préstamos bilaterales a la cuenta general de recursos del fondo”, dijeron los secretarios de Estado a través de un comunicado, que contiene la referencia a los cuatro países mencionados, que no obstante deberán refrendar la decisión en sus respectivos Parlamentos.

Fuentes del Tesoro británico citadas por la agencia de noticias Reuters -británica- dijeron que Londres no participará en el plan para incrementar los recursos del FMI en hasta 200.000 millones de euros, de los cuales 150.000 millones saldrán de los Bancos Centrales de la eurozona. “Fuimos claros en que no haríamos una contribución”, dijo una fuente, mientras que otra añadió: “No habría acuerdo en los 200.000 millones de euros”.

Entre la abstención británica y los condicionamientos formulados por Suecia se estima improbable alcanzar la suma preacordada. Ya con casi total ausencia de margen fiscal y monetario para revertir la combinación de crisis de deuda y desaceleración económica, los líderes europeos apuestan ahora a facilitar la tarea de asistencia al FMI, al tiempo de negociar al interior del grupo una cierta flexibilización del funcionamiento del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).