Parece, pero no. El año iniciado el mes pasado tiene algunas características que lo pueden asemejar al comienzo de aquel turbulento 2008, pero hay otras que hacen de 2011 un año distinto en varios aspectos.

Aquel 2008 consolidó una tendencia que había comenzado el año anterior, con un fuerte aumento en los precios de los commodities, particularmente del petróleo, que en enero de ese año bisagra había superado por primera vez en su historia la “barrera psicológica” de los 100 dólares por barril. Los alimentos también registraban una importante tendencia ascendente con históricos valores en el trigo, la soja, el maíz y la leche, entre otros.

Déjà vu

Durante 2007 y buena parte de 2008 Uruguay parecía alejado de las dificultades económicas que sacudían al mundo desarrollado, pero había un problema que generaba enorme preocupación en el equipo económico de gobierno de la época: la inflación. En 2011, con sus diferencias, la historia parece repetirse, ya que se verifican presiones alcistas en los precios que generan escepticismo entre los expertos respecto del cumplimiento del rango de tolerancia definido por la autoridad monetaria, de entre 4% y 6% para una meta objetiva de 5%. Mordecki sostuvo que la economía local está creciendo fuertemente y que en 2011 "lo hará más de lo que se tenía pensado", representando todo ello "potenciales presiones inflacionarias". Para Pampin, la coyuntura de aumento de precios implica "sin duda" riesgos en materia inflacionaria, "tanto a nivel de exportables como algunos alimentos, como del petróleo". Por su parte, Moya recordó que "en 2008 había una cierta estabilidad de precios con presiones puntuales, que uno entendía que podrían reducirse y tener una inflación más moderada", pero "hoy el escenario se presenta más difícil". Agregó, además, que "la demanda interna" está jugando un papel "de mayor relevancia" que en aquel entonces. "Durante 2011 y 2012 [la inflación] va a estar en el entorno de 7%", estimó Moya, es decir, un punto porcentual por encima del techo de la meta oficial. Mordecki coincidió en que "parece difícil que se pueda cumplir" con el rango-meta, aunque matizó que ello "dependerá de qué medidas tomará el gobierno, si es que las toma".

Ello se explicaba, en parte, por la aparición en el escenario internacional de China como un actor relevante, un gran demandante de bienes tanto para cubrir las necesidades de su creciente y dinámica industria como para saciar a la nueva "clase media" que aumentaba fuertemente, demandando cada vez más productos de calidad.

Pero el mercado también reflejaba una tendencia especulativa, con los grandes capitales buscando “refugio” en los commodities ante las vulnerabilidades que se sucedían en la economía mundial.

Es que la burbuja del mercado de hipotecas inmobiliarias en Estados Unidos (EEUU) ya había estallado, debilitando a la principal economía mundial, y, con ella, a la principal moneda de reserva: el dólar. Si bien se desconocía la magnitud de la crisis que se expandía, los capitales “emigraron” hacia los commodities debido a la debilidad de la moneda estadounidense.

En setiembre se verificó el agravamiento de la crisis financiera internacional a raíz de la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, que provocó importantes descensos en las cotizaciones de las materias primas.

¿No te conozco?

El 2011 presenta características que pueden ser similares a las registradas hace tan sólo tres años. Los precios internacionales de los productos primarios siguen mostrando una importante expansión: el barril de petróleo volvió a superar los 100 dólares y los bienes primarios -aunque a un ritmo menor- exhiben un importante alza.

Actualmente, persisten incertidumbres en torno a lo que sucederá con la economía mundial, que si bien parece transitar el camino de una lenta recuperación, todavía muestra muchas vulnerabilidades, particularmente en Europa, con varios países que presentan alarmantes niveles de endeudamiento y elevados déficits fiscales. Esto incluyendo dos estados cuyos gobiernos debieron recurrir a sendos rescates financieros de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional (FMI): a Grecia y Portugal, pero también a EEUU, donde el modesto crecimiento de la economía que se verifica desde el año pasado aún no se traduce en una reducción del desempleo. A estos elementos se deben agregar las tensiones geopolíticas en Medio Oriente, que podrían disparar el precio de algunos productos primarios, particularmente del petróleo crudo, aunque persisten fuertes incertidumbres respecto del impacto de estos incipientes conflictos (ver recuadro).

Ramón Pampin, economista de PriceWaterhouseCoopers, explicó a la diaria que en el incremento de precios de los commodities inciden fundamentalmente dos factores: uno de oferta y demanda, y otro de corte financiero, que incluye dos elementos clave que están vinculados entre sí: "dólar y tasa de interés".

Para Pampin, la coyuntura internacional es similar a la de 2008 en cuanto al primer fundamento citado, ya que se constatan "factores de oferta y demanda" que persisten en la economía, "con excesos de demanda presente y futura en muchos mercados". "Este factor es relevante para las materias primas alimenticias", aseguró. Pero también sostuvo que se verifica el segundo fundamento, debido a "la debilidad del dólar actual y de mediano plazo", así como a "una tasa de interés baja" que impulsa al alza los valores de mercado de los commodities. Afirmó que "de acuerdo a estudios del FMI, esto afecta de mayor manera a los commodities que son reserva de valor oro, petróleo y metales".

"De ahí que tengamos la suerte [en Uruguay] de vender commodities que son alimentos y que tienen una menor volatilidad. De ahí la mala suerte que tengamos en importar petróleo, que quizá no tiene esas características", analizó.

Jeroglíficos

Los álgidos conflictos sociales originados durante las últimas semanas en Túnez, Egipto y otros países árabes han encendido una señal de alerta a nivel internacional y preocupado a los analistas y agentes de mercado, particularmente en lo que respecta a un posible contagio a otra economías de la región. Esta situación ha generado un fuerte aumento del precio del petróleo, tendencia que podría agravarse si continúan las tensiones. Al ser consultados sobre qué precios pueden llegar a subir a raíz de la crisis política en aquella convulsionada región, los tres expertos se mostraron con incertidumbre sobre lo que podría suceder. Mordecki indicó que "es imposible de predecir", incluso "mirando lo que pasó en otras guerras, como en la de Irak", porque "depende, en cada caso, de cómo se dan los hechos". Apuntó que también cabe observar cuál sería la reacción del gobierno nacional en un escenario de aumento de precios. Moya, a su turno, aseguró que "es bastante complicado saber" cómo evolucionarán los precios internos a raíz del conflicto, mientras que Pampin se limitó a contestar un contundente: "Ni idea".

Ya no sos el mismo

Sin embargo, existen muchos elementos que se produjeron en aquel 2008 y que no se perciben en esta oportunidad, o lo hacen de forma distinta.

De acuerdo a la coordinadora del Área de Coyuntura del Instituto de Economía de la Universidad de la República, Gabriela Mordecki, este año es diferente porque “las causas [del aumento en los precios] son esencialmente diferentes: en 2008 hubo un crecimiento grande debido, en parte, a la propia crisis internacional, en la que se observaba una razón especulativa, mientras que en este caso si bien hay algunas cuestiones que se pueden cuestionar, es algo más moderado, y que se vienen extendiendo en el tiempo”, explicó.

La economista entiende que si bien “hay una vuelta de los capitales a los mercados”, en esta oportunidad “no se vislumbra un proceso tan explosivo como el que se vio entonces. Es más gradual”, precisó.

Respecto del petróleo, comentó que se trata de “un tema bastante más complejo”, ya que incide principalmente sobre su precio “la demanda de los países desarrollados”, cuya recuperación “ha sido lenta”. Por ello, “si bien [su precio] muestra una tendencia creciente, ésta fue con altibajos, y partiendo de niveles muy, muy bajos”. Y prosiguió: “Lo que sucede ahora, con los problemas en Oriente Medio, son aspectos extraordinarios, que [no obstante] nos afectan de la misma forma”, añadió.

Por su parte, el economista Pablo Moya, de la consultora Oikos, recordó que en 2008 el el barril de crudo “estaba en precios históricamente muy altos”, coyuntura que “hoy no se vive” a pesar de “las incertidumbres que se dan a nivel geopolítico en Medio Oriente”.

Al igual que Mordecki, subrayó que en 2008 los commodities primarios constituyeron “el refugio de valor frente a la gran incertidumbre financiera”, mientras que “en 2010 y lo que va de 2011 se ve que el crecimiento de los precios tiene sus propios fundamentos”.

Pampin, en tanto, interpretó que la gran diferencia actual respecto de 2008 radica en que los movimientos especulativos registrados aquel año, generando “precios alejados de sus fundamentos 'reales'”, es probable “que no se estén dando”, o, al menos, “no con la misma magnitud”. Sin embargo, advirtió que “cuanto más tiempo las tasas [de interés internacionales] estén pegadas a cero [por ciento], la voracidad de los mercados puede comenzar a jugar a favor de que estos componentes especulativos tengan su mayor importancia”.

Además, remarcó lo que valora como una diferencia muy importante: que “comparamos 2008, año que indica el final de una época marcada por la sobrevaloración de determinados activos y el ajuste de aquéllos basados en commodities, contra 2010, año que recién muestra un período de recuperación de precios de este tipo”.