La “necesidad” de implementar las PPP surge de “la brecha cada vez mayor en la infraestructura”, en la que la sociedad “demanda cada vez mayor cantidad de servicios”, lo que se suma a las deficiencias por antigüedad en la infraestructura existente y por falta de mantenimiento. Así lo valoró Echevarría en el marco del seminario “Participación Público Privada: la visión uruguaya, la experiencia canadiense”, organizado por la embajada de Canadá y el citado bufete de abogados.

Dale tiempo

Luego de las disertaciones se realizó una mesa redonda con comentarios de Ignacio Otegui, presidente de la Cámara de la Construcción; Claudio Kröger, de la firma Stalori, y Marcos Taranto, de Stiler.

Los representantes del sector privado fundamentaron la necesidad de Uruguay en educación y capacitación para evitar “un cuello de botella” por la falta de trabajadores calificados; de igual forma, destacaron la importancia de consolidar la infraestructura, valorando que “si este sistema [de PPP] no funciona, vamos a ver complicadas nuestras posibilidades”. Además, criticaron la lentitud del debate a nivel político sobre el proyecto. Sin embargo, contestando al reclamo, Echevarría señaló que “la espera es un problema mundial y no sólo uruguayo”, defendiendo el proceso de discusión que se está generando. “Creo que obviamente todo empieza con una discusión nacional para generar una herramienta, y esa discusión es absolutamente necesaria”, sostuvo el experto, concluyendo que “hay que acelerar y no hay que dar pasos para atrás, pero también hay que dar tiempo para hacer las cosas bien, y creo que Uruguay va en esa línea”.

Detalló que según un estudio canadiense, el mantenimiento de una obra con un costo de 2% de ésta le otorga una vida útil que supera los 60 años, mientras que sin ese mantenimiento “no llega a los 35”. A ello se suman “carencias por la obsolescencia tecnológica” y por “la reducción de la inversión pública en infraestructura”.

Por otra parte, se refirió a los sobrecostos que tienen las obras, las demoras en su concreción y “el costo de no hacer”, que “muchas veces se mide en términos económicos, pero otras tantas, sobre la calidad de vida e incluso en vidas”.

Describió que los PPP son “un esquema contractual” entre una entidad pública y otra privada que se propone “atender necesidades públicas claramente definidas”, y que se debe realizar mediante una correcta distribución de “riesgos, recursos y recompensas”.

Valoró que lo importante “es que cada parte asuma el riesgo que está mejor capacitada para asumir”.

No es lo que parece

Los PPP “son aplicables a infraestructura económica, pero también social”, sostuvo Echevarría, quien fue enfático respecto a que con los proyectos “no compramos infraestructura”, sino que se adquieren “los servicios que brinda esa infraestructura”. Por ese motivo, la participación del privado puede variar “en función del riesgo transferido”.

Así, se puede trabajar únicamente en el diseño, financiamiento y construcción de un determinado proyecto o se le puede agregar participación en “matenimiento” y/o en “la operación del servicio”.

Subrayó que la participación en el mantenimiento es sumamente importante, porque desde la etapa de diseño la firma privada comenzará a planificar la mejor forma de “vida útil” para la obra. Respecto de la fase de operación, subrayó que los privados no van a entrar en la actividad principal -que debe ser mantenida por el Estado- sino en los servicios auxiliares; por ejemplo, encargarse en una cárcel de los servicios de limpieza, alimentación, pero no del servicio de guardia. “La importancia es el servicio, no la obra. No hay que decir cómo queremos que sea la ruta sino el servicio que queremos que cumpla”, con los estándares de calidad y eficiencia que se pretende que incorpore.

Subrayó que los PPP permiten “diferir el pago y adelantar infraestructura”, y comentó que este mecanismo también es utilizado por países con grandes presupuestos y fácil acceso al financiamiento.

Además, destacó que los proyectos en asociación con privados permiten fijar “estándares de cumplimiento”, y “se paga contra disponibilidad”. En ese sentido, aseguró que 76% de las PPP son terminadas en tiempo y forma, un porcentaje que desciende a sólo 30% en las obras del sistema tradicional.

Por último, se refirió a un estudio realizado en Inglaterra sobre la opinión de los usuarios acerca de la calidad del servicio: 25% lo valoró como muy bueno, 40% como bueno y 30% como satisfactorio, mientras que los niveles de opinión de “regular a malo” sólo recogen 5% de las evaluaciones.

Bueno para vos

Sobre la experiencia canadiense, Blain, cuya empresa se especializa en PPP en la provincia de la Columbia Británica, que fuera la sede de los últimos Juegos Olímpicos de Invierno disputados en Vancouver, destacó que esa ciudad “está creciendo muy rápido y eso presenta oportunidades de infraestructura”. “El PPP es un contrato de largo plazo que incluye todos los aspectos de un contrato de envergadura, contratos de 20, 30, 40 años, dependiendo de la vida económica del activo”, aseguró el ejecutivo, precisando que “en todos los casos el Estado mantiene la propiedad del activo, y es el que define lo que se hace según lo que quiere”. A través de ese mecanismo de participación se llevó adelante proyectos relacionados con rutas, puentes, generación hidroeléctrica, hospitales, escuelas, entre otros.

Blain aseguró que las PPP son “un sistema muy bueno para pequeñas economías”, pero se debe “garantizar el compromiso del gobierno con el sector privado”.

Por último, y al igual que Echevarría, destacó la importancia del “pago contra disponibilidad”, ya que si “no se cumple con los plazos fijados, no van a tener retornos, entonces terminar a tiempo es un incentivo importante”.