En diciembre, durante la presentación del Premio Nacional de Artes Visuales -que estuvo a punto de no realizarse tras la impugnación de aspectos administrativos-, Hugo Achugar aprovechó para aclarar que la Dirección Nacional de Cultura (DNC) que encabeza tenía como objetivo la atención de toda la población y no sólo la del grupo más directamente vinculado a la producción artística. No era una novedad (las Usinas Culturales, por ejemplo, funcionan desde 2008), pero dicho frente a un público compuesto mayoritariamente por artistas y allegados adquiría connotaciones combativas.

La presentación de la programación de la DNC, que tuvo lugar ayer, fue la confirmación de ese rumbo “social” de las políticas estatales en la materia, aunque ello no deja de lado el fomento de las artes en sentido tradicional.

Así, el concepto de “ciudadanía cultural” atraviesa varios de los nuevos emprendimientos de la DNC. “La cultura es para todos los ciudadanos. En la presentación puse particular énfasis en el concepto de ‘ciudadanía cultural’ en tanto derecho de producción y disfrute de la cultura que tienen todos los ciudadanos. Nos parece fundamental, no se trata sólo de derechos de la clase media. Hay ciudadanos que pierden su derecho cívico por estar presos o por estar internados, pero nunca pierden el derecho de expresarse o de disfrutar de la cultura”, dijo Achugar.

Entre los planes de la DNC está la instalación de nuevas fábricas y usinas de cultura; algunas de estas últimas se abrirán en establecimientos penitenciarios y psiquiátricos, como el Comcar y el hospital Vilardebó. A su vez, la DNC busca reforzar su vinculación con la veintena de instituciones estatales y privadas que ya trabajan en red. “El jueves tenemos una reunión con el Ministerio de Salud Pública y el Patronato de Cárceles por los problemas de adicción y doble diagnóstico; es enorme la cantidad de adictos que además tiene problemas psiquiátricos. Posiblemente se integre el Ministerio de Desarrollo Social a la discusión”, anunció Achugar.

Diez nuevas Fábricas de Cultura -no simplemente centros de producción de artesanías, sino “de preservación de saberes y oficios que se estaban perdiendo”, corrigió Achugar- se agregarán a las ya existentes; se planea exponer su producción en la Criolla del Prado. Las Usinas Culturales (centros con infraestructura para registrar audio y video) pasarán de ser seis a 11. “La demanda de nuevas usinas supera con creces nuestra capacidad de instalarlas”, dijo Achugar. El impacto del programa trasciende fronteras: “Nos pidieron desde Concordia para utilizar la usina de Salto”, comentó el jerarca, vivamente impresionado por un video producido por hurgadores en la usina del barrio Casavalle: “Estamos intentando que Televisión Nacional lo emita: se trata del registro que hicieron de su propia tarea”.

Bellas Artes

Las disciplinas artísticas también son contempladas en el nuevo programa. El Museo Nacional de Artes Visuales, que conmemora un siglo de existencia, verá incrementadas sus partidas presupuestales, que se traducirán, entre otras cosas, en mejoras edilicias: “Estamos en el Año de la Accesibilidad y no hay ascensor para subir la segunda planta del museo”, observó Achugar. Igual ocurrirá en el recientemente creado Espacio de Arte Contemporáneo, que sigue expandiéndose y reciclándose sobre la ex cárcel de Miguelete. También el novísimo Museo Figari está de aniversario; en este caso, se trata de los 150 años del nacimiento de su centro temático, el pedagogo y artista Pedro Figari. Se continuará participando en la Bienal de Venecia, que este año tendrá como enviados locales a Magela Ferrero y Carlos Capelán.

Por otra parte, está prevista la inauguración del Instituto Nacional de Artes Escénicas, que conservará la fachada del ex Banco de Londres. A su vez, el Festival Internacional de Artes Escénicas -que marcó la llegada del Estado en la recuperación de este tipo de eventos descontinuado por grupos privados-, realizado por primera vez el año pasado, se reeditará éste.

A la recuperación del Gran Premio a la Labor Intelectual se le sumará la creación de una distinción similar en el campo musical, el Premio Nacional de Música. En cuanto al Premio Nacional de Letras, se intentará reformar la ley que lo creó para que las categorías científicas y literarias sean entregadas de manera independiente, buscando potenciar ambas áreas.

En otro orden, también se crearán nuevos fondos, que se suman al fondo concursable (cuya edición 2011 se lanza hoy) y a los de la llamada Ley de Mecenazgo; se trata del Fondo de Estímulo a la Formación y Creación Artística, orientado a la formación de jóvenes y al estímulo para artistas establecidos, y el Fondo de Apoyo al Fortalecimiento de Instituciones Culturales.

La Sala Punto de Encuentro -que funciona en el mismo edificio que la DNC- inaugurará su sala Idea Vilariño, y será sede de dos series de debates relacionados con el Bicentenario, uno centrado en los jóvenes y otro llamado Ciclo del Tricentenario, orientado a la perspectiva a largo plazo.

Adentro y adelante

Parte de los cuestionamientos que concentró la DNC el año pasado fueron vinculados -tanto por autoridades como por funcionarios- a la singular composición de su plantilla, compuesta por gran cantidad de empleados contratados. Ahora que el Poder Ejecutivo legisló en la materia, esos “contratos cachet” serán regularizados a través de concursos; al mismo tiempo, Achugar anunció que se trabaja “junto con los funcionarios” en una reestructura de la dirección.

Los problemas de 2010 “son accidentes propios de la vida cultural y política del país”, dijo Achugar, y agregó: “Ahora estamos presentando no solamente la programación de 2011, sino proyectos que van a quedar para el resto del quinquenio”.