María Rodríguez es sevillana, aunque nació en Cádiz -más precisamente en Jerez de la Frontera- el 13 de febrero del 79. Sin embargo, de niña nadó las aguas del Guadalquivir, río de gitanillos y flamencos. Trae el acento de Andalucía, sensual y castizo. Allí dejó de ser niña y gestó sus rimas de mujer “mala”, para calles y barrios con su flow pintar. Diecinueve años y a Madrid, a probar suerte al son del verso motor hip hop, y una historia bastante conocida que la posiciona como una de las mejores raperas de habla hispana. Con sus discos nacieron sus hits y una audiencia que no conoce fronteras, en canciones que cuentan historias que se repiten de un lado y otro del océano. Y así fue, armando un discurso, rimando irreverencia, “tengo un trato, lo mío es pa' mi saco”, sabiéndolo de antemano, “marcando el minuto”. “Ves como lo sabía yo, tengo lo que tú quieres”, dijo, poniéndole swing a la arrogancia, pero que no se te olvide: “Mi madre me educó hasta donde pudo / y luego me dio su escudo. / No voy a salvar el mundo / salvaré mi culo”. Cantando historias de esas calles de acá y de allá, “ésta es la historia de una niña que vivía en el barrio de La Paz / de ella se decía que quería vender droga como su papá”. Los discos se sucedieron uno a otro desde aquel Lujo ibérico hasta el Dirty bailarina de hoy. En el camino llenó su carrera de buenos clips y sensualidad que hoy ya le encontraron un lugar en el celuloide. Sus participaciones y colaboraciones con otros artistas albergan los nombres de Raimundo Amador, Julieta Venegas, Nelly Furtado, Calle 13, Bajofondo, Alejandro Sanz y Estrella Morente, por resaltar algunos, de una carrera hecha y derecha con nominaciones y premios. Hoy, María es la madre de dos niños, La Mala es la dueña del verso y de la popularidad, encarnada en una bailarina del fango retrofuturista que dispara dardos desde un arma letal, su poderoso micrófono.

La Mala Rodríguez se presentará por segunda vez en nuestro país hoy a las 21.00 en el escenario del ex cine Plaza, y pudimos conversar con ella previamente.

-Tu último disco, Dirty bailarina, te otorgó un Grammy a mejor canción urbana por “No pidas perdón”. ¿Qué significa el premio para ti?

-Significa agradecimiento, para toda la gente que ha valorado el trabajo y el valor de la perseverancia para mí. Me hace creer que todo lo que se siembra luego da frutos.

-¿Por qué se ha catalogado Dirty bailarina como conceptual?

-No sé; yo trato de explicar que cuando terminé el trabajo, primero compuse las canciones, solucioné mis problemas terminándolas y luego quise buscarles un marco. El marco que encontré fue este mundo retrofuturista, medio terrorífico, en el que no se sabe qué va a suceder, donde todo esté por ocurrir. Me gustó inspirarme en la obra de Jan Saudek, inspirarme en la fantasía de cómo sería la nieta de Blade Runner, inspirarme en una proyección de mi ser en un tiempo alternativo. Todas esas cosas situadas en una Andalucía misteriosa donde tuvieran cabida las cosas más originales y contemporáneas. De allí salió el arte y este concepto artístico que unifica las canciones que canta la “Dirty bailarina”, quien, por resumirlo de alguna manera bonita, no es más que mi tataranieta...

-Si bien el productor del disco fue Focus (Dr. Dre, Eminem), entiendo que tienes a varios hombres detrás de ti trabajando en ponerle música a tus rimas. ¿Cómo es el proceso de armado de una canción de La Mala?

-Yo llego con la letra y pido, por ejemplo: “quiero un ritmo rápido, enséñame los patrones, vamos a buscar que tenga ambientación o busquemos algo que tenga un sampler. O busquemos pianos, quiero algo que contenga pianos, algo soul”. La cuestión es que este hombre me llenó de música, tenía tanto que fue muy fácil. Así fue, vamos por aquí o vamos por allí, entonces ha sido muy placentero trabajar con él.Generalmente es muy lindo trabajar con otros productores, se aprende montones y hay veces que se dan esas químicas. Con Griffi también he trabajado y con él ha sido de este mismo modo, codo con codo, y él ha sabido escuchar, valorar las cosas que le he pedido. Le expliqué el concepto del arte, la dirección que tenía el trabajo y rápidamente se inspiró metiéndose en la historia. A mí me hace muy feliz poder trabajar con todos ellos.

-Digamos que vas probando músicas hasta que “calcen” con las rimas tal como te las imaginaste.

-Sí, esta vez ha sido así. En esta ocasión todo ha partido de las letras, en otras ocasiones, en trabajos anteriores, un ritmo me ha arrancado la letra. He escuchado una música y me he puesto a escribir.

-En vivo sueles presentarte con un DJ y haciendo muestra de las características del hip hop. Dado el actual viraje de tu música hacia los terrenos del pop, el soul y el R&B, ¿te dan ganas de tener una banda más orgánica, con instrumentos detrás?

-¡Lo he hecho! He tenido la oportunidad de hacer una gira con una big band y he aprendido mucho, lo he pasado muy bien. Adoro el jazz, las canciones antiguas, los viejos standards y estoy conociendo mucho de un tiempo a hoy. Realmente me interesa muchísimo lo que me puede ofrecer todo eso a mí como artista, persona y cantante. Particularmente en mi propuesta musical he arrancado este año con batería, guitarra, bajo y teclados y ahora mismo con batería, guitarra y aparatos. Yo también toco los aparatos y es mucho más divertido, más fresco. La batería pone mucha fuerza y la guitarra armoniza muy bien con mi voz. Logramos momentos muy cálidos y otras veces, más enérgicos con ritmos prearmados o hechos en vivo con los aparatos. Es diferente y me gusta porque es algo que nunca había hecho, y, una vez más, estoy haciendo algo diferente, una nueva experiencia.

-¿Cómo será tu presentación esta ocasión?

-Bueno, para esta ocasión viajo con guitarrista, baterista y aparatos. Eso es lo que vamos a hacer, mezclar lo orgánico con lo tecnológico.

-En la canción “Por eso mato”, de Dirty bailarina, decís que podrías estar en tu propia isla tomando el sol desnuda y pensando sólo en ti, pero que hay un compromiso con la gente. ¿Qué responsabilidades genera el micrófono?

-La mayor de todas. Soy una persona que tiene un profundo respeto por la justicia. El tener una audiencia causa en mí un tremendo sentido de la responsabilidad. Pienso cada palabra que digo.

-[Una voz interrumpe la conversación alegando que no queda más tiempo.] No queda más que agradecerte y pedirte que la próxima vez que vengas traigas al gran Raimundo Amador contigo, con quien ya has hecho tantas participaciones de un lado y de otro...

-Vale, con Raimundo sería difícil, pero a la vez muy bueno, prometo que se lo diré y quién te dice…