Las acusaciones sobre falta de evaluación, inversiones y gasto racional fueron repetidas por los ediles opositores en la Junta Departamental de Montevideo al momento de analizar el capítulo presupuestal referente a Cultura. Durante la sesión extraordinaria que votó el presupuesto quinquenal el 6 de abril, el edil Daniel Martínez (Partido Nacional) confesó, con “cierta pena”, haber visto "más de lo mismo" en la propuesta del área de Cultura: "poca planificación, poco profesionalismo y, sobre todo, una muy escasa capacidad de análisis y autocrítica para revisar algunas acciones que, a la luz de los resultados, no deberían continuarse”. Destacó positivamente el rumbo del Departamento hacia “objetivos claros con una visión social muy comprometida con la defensa del acervo cultural y la democratización de la cultura”, pero manifestó su preocupación sobre “cómo se podrá mantener un programa cultural tan ambicioso con tan ínfimos recursos”.
Martínez dijo a la diaria que el ajuste a la baja es de 15% respecto al quinquenio anterior y que la administración es “muy ambiciosa, cargada de un gigantesco voluntariado, jugado al aporte privado y del exterior. Está cargado de buenas intenciones, pero tiene demasiadas esperanzas y dependencia [de fondos externos]”. Asimismo, Martínez se quejó de que el presupuesto del ejecutivo departamental le asigna al Departamento de Cultura (DC) el 2,4% del total. En la misma sesión, su correligionario Edison Casulo también apuntó su preocupación de que en el presupuesto “se destine alrededor del 4% a Cultura".
Ante esta observación, el edil oficialista Eduardo Lucas interrumpió la lista de oradores para corregir a los blancos: el Departamento de Cultura recibirá 799.302.287 pesos, que significaría “un 7,91% del presupuesto general de la intendencia” de acuerdo a las cifras que presentó el Ejecutivo departamental.
Solís reajustado
El Teatro Solís fue afectado por el “llamado de austeridad” (Héctor Guido dixit) que rige durante este año. Para esta institución, “el presupuesto reducido sería de entre 30 y 40 %. Tuvimos un gran recorte en los números que enviaron a la Junta Departamental”, dijo una fuente de la dirección del teatro (que prefirió el anonimato porque “hay mucha sensibilidad en el sistema político”).
El Departamento de Cultura de la IM le habría asegurado el normal funcionamiento al Solís, pero aún no se han expedido sobre cómo se cubrirá el déficit presupuestal. Los afectados en este panorama serían los gastos de funcionamiento general (rubros como impieza o seguridad) en tanto la programación no se verá tan afectada porque puede recibir aportes de privados.
Asimismo, el Solís recurrió a un fondo estatal, el creado para festejar el Año del Bicentenario. El "Ciclo Internacional del Bicentenario en el Teatro Solís", que es patrocinado con $150.000, tendrá como cierre la interpretación de la ópera Orfeo, a cargo del consagrado grupo catalán La Fura dels Baus.
Sin embargo Guido aseguró que este año el Solís “no detiene su normal funcionamiento. No va a haber problemas y si los hay, revisaremos su presupuesto”. Mencionó entre las formas de disminuir el impacto que “de pronto una ópera es mejor que la haga el SODRE y no el Solís, o haremos otros espectáculos en su lugar”. También aceptó que “tal vez algunos proyectos se pospongan” y que “las producciones más ambiciosas se suspendan por un tiempo”.
Esto es política, animal
Consultado por la diaria, el director del Departamento de Recursos Financieros de la IM, Arturo Echevarría, aclaró los tantos. Según el jerarca, durante el año 2010 la ejecución de Cultura fue de 820.915.000 pesos, pero “la cifra aún no fue cerrada, ésta es parcial y la definitiva estará a fin de mes”. Sin embargo se puede ir comparando con la prevista para 2011: “799 millones de pesos (37 millones en inversiones y 762 millones en gastos de funcionamiento y salarios). Por lo cual si se compara a precios corrientes, la baja sería de 2,7%”.
Echevarría fue más lejos y calculó que de acuerdo a las variaciones del IPC registradas y en comparación con la proyectada, el presupuesto de Cultura a precios constantes en 2010 sería de 850 millones de pesos, por lo que el monto destinado para 2011 sería incluso mayor: 3,6% más en comparación con el año pasado.
El jerarca fue enfático al señalar que “los presupuestos no se copian de un período a otro. Cada departamento hizo un análisis de sus planes y proyectos teniendo en cuenta que el gabinete les pidió que hicieran las restricciones posibles para priorizar municipios, movilidad y limpieza. Definimos priorizar las inversiones y Cultura no fue la excepción, pero debe tenerse en cuenta que no es de los departamentos que precisen mayores inversiones”.
Por último remarcó que “ésta es una institución dinámica, que tiene diferentes demandas en cada área según el momento, la coyuntura y la estrategia trazada por el gobierno”. En definitiva “se trata de definiciones políticas que cada intendencia marca”.
Ménage à trois
Más allá de las cifras exactas, el director del Departamento de Cultura, Héctor Guido, confirmó a este medio que “hay un presupuesto reducido" "Hemos optado por postergar algunas reestructuras, como la de los cuerpos estables”, dijo, pero aclaró que trata de renuncias en pos de cumplir los objetivos del equipo de gobierno. “La intendenta marcó tres ejes prioritarios: movilidad urbana, medio ambiente y limpieza, y descentralización político-administrativa con los municipios”.
Por otra parte, entre las novedades de gestión que esta dirección de Cultura le ha dado a su administración, está la búsqueda e inclusión de fondos provenientes de la cooperación internacional. Al respecto, el PN objetó que esa herramienta no es conveniente, porque en caso de que esos financiamientos no lleguen o se demoren, las políticas públicas “no se ejecutarán”. Entre las observaciones de Martínez en la citada sesión, se encuentra el hecho de que “un número aproximado de 16 proyectos de la División de Artes y Ciencias no podrán llevarse a cabo por la falta de recursos tangibles. Esto nos parece más que incongruente, y para nosotros denota una mala gestión sin proyección a mediano y largo plazo.”
En cambio, para Guido “las políticas de la DC no dependen de la cooperación internacional y ésta no es imprescindible”, aunque algunos proyectos hagan uso de su apoyo. En la sesión de la Junta a la cual asistió con todo su equipo, Guido ya había dicho: “Si se está hablando de aspiración a tener más, de estar más descomprimidos en el Presupuesto para no sentir el peso y la responsabilidad de tener que funcionar con poco pero funcionar bien, sí, eso lo sentimos. Pero insisto en que ha sido absolutamente a conciencia y estamos totalmente de acuerdo con eso.”
Guido también citó “como experiencia exitosa” del pasado la participación del gobierno de Barcelona en la EMAD o el pasaje del Museo de las Migraciones a las bóvedas de la muralla de Montevideo. Sin embargo, este último proyecto no parece ser un ejemplo muy afortunado: su construcción en el ex Bazar Mitre ha sido entrecortada por falta de financiamiento. Al respecto, Guido aclaró: “Migraciones es un buen ejemplo de que cuesta pero se puede; hay que madurar los proyectos, conversarlos y pensarlos con los diversos interlocutores públicos implicados. Y así hemos logrado que este año se inaugure [en su nueva locación]”.
La historia se repite
La otra observación fuerte que realiza la oposición a los gobiernos departamentales del Frente Amplio está ligada a la ausencia de evaluaciones y a la falta de políticas claras y duraderas. En la Junta, Martínez fue enfático: “Es imprescindible, por encima de cualquier consideración política o sectorial menor […] que los fondos aplicados y los instrumentos desplegados en el terreno puedan ser evaluados en sus resultados en forma objetiva y mostrando al conjunto de la sociedad los beneficios que resultan de las iniciativas impulsadas”. El tirón de orejas fue hacia todo el sistema partidario: “Debemos alcanzar consensos políticos amplios, capaces de generar programas de mediano y largo aliento que eviten las tentaciones cortoplacistas y mezquinas de atender movidas culturales por razones que nada tienen que ver con la cultura”.
En diálogo con la diaria, el curul se quejó de “los proyectos que siguen y sin embargo no han cumplido”. “El Programa Esquinas no tiene consistencia, fracasó en sus objetivos y metas en base a los informes que hemos solicitado, y sería un buen gesto eliminarlo, pero está atado a intereses políticos”, dijo, y remató: “el FA no se anima a cuestionar gestiones pasadas”, como la de Mauricio Rosencof al frente del DC. Resulta sintomático que a la fecha, los cursos de la Escuela Esquinera no hayan comenzado ni se sepan las fechas de inscripciones, cuando en años anteriores ya se dictaban clases desde abril.
También Guido se refirió a continuidades y cambios en la sesión del 15 de marzo. Allí recordó las idas y venidas del proyecto Carpa en los últimos 20 años, a pesar de ser evaluado como positivo. En entrevista con la diaria el director de Cultura redobló la apuesta y destacó que el FA ha mantenido “experiencias muy valiosas para la ciudadanía vinculadas a proyectos descentralizadores de los bienes y servicios, desde la gestión colorada de Thomas Lowy hasta la de Rosencof”.
Pero no todo es color de rosa y durante la sesión el jerarca había dicho estar “absolutamente convencido de que nosotros no hemos logrado desarrollar una política cultural que tenga continuidad y que sea sustentable en el tiempo. Y eso trascendió a todas las fuerzas políticas”. Teniendo en cuenta que estas afirmaciones pueden sonar un poco contradictorias, Guido respondió a este periódico que “estamos comprometidos y obligados a trabajar en el diseño de políticas de Estado y no en proyectos de gobierno”.
Ante la pregunta sobre por qué luego de más de 20 años no se logran esos consensos, opinó que “es de respuesta compleja: es política. La cultura no ha tenido la proyección que demanda y la recepción que corresponde en las organizaciones políticas. No está en la agenda programática ni del ‘proyecto país’ a pesar de ser esencial para cualquier cambio nacional, porque todo cambio es ante todo cultural. Pero vamos paso a paso, es un proceso, lo vamos logrando, en algunos ámbitos políticos se ha ido tomando la conciencia necesaria”.