En este momento las dos televisoras públicas son conducidas por integrantes del equipo fundacional del canal montevideano: la cineasta Virginia Martínez (Ácratas, Las manos en la tierra) está al frente de Television Nacional desde hace un año, y el realizador Fernando Domínguez es el nuevo director interino de Tevé Ciudad. Lo que sigue es una conversación con Martínez, y en la página siguiente algunos fragmentos de una charla con Domínguez.
-¿El canal está trabajando la comunicación con una agencia?
-La comunicación en general, no. Lo que hicimos fue un ensayo con una agencia para difundir el lanzamiento de la programación de este año. Porque hasta ahora la difusión de la programación se hacía exclusivamente en la pantalla, entonces era de alcance limitado. Ahora, para la campaña de vía pública y para la planificación del uso de los medios lo estamos trabajando con una agencia. Tampoco nos interesaba hacer un lanzamiento como los de los privados, porque somos otra cosa, no aspiramos a ese "glamour". No es peyorativo, pero el estilo nuestro pasa más por lo que hacen los productores de nuestro programa de la mañana, Gonzalo Delgado y Virna Castelli, que hacen los copetes desde la puerta del canal. Por eso hacer una fiesta no era lo adecuado, pero sí tener presencia en internet, en diarios y en la calle. Hoy tenemos muy buenos contenidos, pero su difusión estaba restringida. Tenemos un buen producto, pero lamentablemente no llega a ser conocido, ni siquiera por su posible público objetivo.
-Da la impresión de que esta programación tiene novedades, pero no se alteran las líneas generales trazadas por la administración anterior de Claudio Invernizzi.
-Creo que hay cambios que trascienden mi gestión y la de Claudio e incluyen a la de Sonia Brescia: hay más recursos, lo que es capital a la hora de pensar una programación de calidad. Estamos intentando seguir esa misma línea, de trabajo en la cultura, en la difusión de los valores artísticos nacionales, de cumplir con los compromisos internacionales de hacer programación de calidad para niños y adolescentes (es lo que estamos haciendo con El canal de los niños, que toma al niño como un protagonista y espectador, y no como a un arbolito que dice "comprame, mamá” ), estamos trabajando algunos temas de sociedad. Creo que nos quedan cosas importantes por hacer, como realizar ficción. Y a mí me gustaría explorar más una televisión más callejera, más exterior y menos de piso. Pero es una televisión mucho más cara y para la cual precisaríamos recursos humanos que no son los que tenemos hoy, y que por las nuevas formas de contratación es difícil conseguir; no podemos contratar gente si no pasa por un proceso de concurso, que está muy bien para los cargos técnicos, pero no tanto para los de contenido periodístico o artístico, que lamentablemente hoy están en ese mismo paquete.
-¿Y cómo hicieron los cambios en el informativo, por ejemplo?
-Con nuestros recursos. Pero si mañana quiero hacer una historia de la vida privada en Uruguay o una historia del rock, o mismo un programa equivalente a Mejor no hablar de ciertas cosas, que estamos emitiendo ahora, ahí ya empezamos a necesitar otros recursos, como un productor periodístico específico de un tema; hoy no podemos contratarlo en forma directa.
-Entre las novedades está Ciega a citas. Creo que desde los años 80 no había una comedia argentina en Canal 5.
-Varios programas que estamos pasando reivindican a la televisión argentina. Alterados por Pi, Proyecto G, Quizás Porque, que son del canal Encuentro, demuestran que hay muy buena producción. Y lo mismo la ficción. Ciega a citas es divertida, pero está bien hecha. Era una producción independiente que allá la pasó TV Pública. Es verdad que hacía tiempo que no emitíamos algo así, pero bienvenida la buena televisión argentina.
-¿Y qué pasó con Capusotto? No se emite el nuevo ciclo.
-No compramos el de este año. La gente no se conforma mucho... la verdad es que a nosotros nos gustaría tenerlo, pero la cuestión es que es muy caro, siempre fue muy caro. Y además las condiciones de negociación eran por una sola pasada, entonces pagábamos por un capítulo de Capusotto más que por una película uruguaya.
-El cine ahora tiene un lugar definido.
-Tiene tres lugares importantes. El martes es El cine de los uruguayos, hasta octubre habrá ficción y documental nacional. Por allí va a pasar Polvo nuestro que estás en los cielos, Matar a todos, Destino final, El círculo. Es el tercer año en que hacemos cine nacional. Los jueves de noche a partir de junio (después de que termine Wallander) vamos a hacer algo que me tiene muy entusiasmada, que es cine documental...
-Es tu palo.
-Sí, y vamos a tener cosas muy interesantes, como El sicario, película que ganó en Berlín ahora, el testimonio de un hombre que se dedica desde hace veinte años a matar y torturar gente para un cártel mexicano, o como Salvador Allende de Patricio Guzmán. Excelente cine de autor, documental, moderno y que también trata sobre realidades desde cómo se vive en la franja de Gaza hasta la situación de la inmigración mundial. Y los sábados tenemos cine latinoamericano, el cine de Ibermedia. Es un cine sin cortes. No cortamos las películas, y a partir del 1º de junio no vamos a tener más cortes en el informativo. Vamos a hacer información sin publicidad.
-Wallander continúa la línea de importar de la BBC.
-Seguimos con la BBC, pero estamos diversificando nuestros proveedores. Con la BBC tenemos una relación muy buena y desde hace un tiempo. Lleva tiempo construir una buena relación con los proveedores. Estamos incorporando series superinteresantes, actuales, como Vida, como todas las de ciencia y naturaleza, Wallander, pero también nos abrimos a Televisión Española (de ahí que tengamos Amar en tiempos revueltos) y estamos investigando el mundo de las miniseries francesas. Además, seguimos con las argentinas. Compramos la de Campanella, Vientos de agua. La BBC tiene cosas de ficción con las que nos ha ido muy bien, como The Office...
-¿Le fue bien aunque la pasaron doblada?
-Pero vos no sos el espectador promedio. Tenemos un gran condicionamiento a la hora de las compras, que no lo tiene por ejemplo la televisión pública argentina. Ellos compran y subtitulan, pero subtitular para nosotros sale tan caro como comprar. Entonces se tienen que cruzar dos líneas: tiene que interesarte el programa y además estar subtitulado. El año pasado, durante el Mundial, queríamos pasar un buen ciclo de cine sudafricano, pero además de las complicaciones del proceso de compra, no estaba subtitulado. Y la BBC dobla buena parte de sus series. A mí también me choca, pero bueno...
-También siguen los programas uruguayos que anduvieron bien, como Historia de la música popular uruguaya y Prohibido pensar.
-Ésta es la tercera temporada de Prohibido pensar. Con los mismos realizadores de Prohibido pensar estamos emitiendo un nuevo programa, Superhéroes de la física, que me interesa divulgar mucho y creo que puede ser un producto de exportación para televisoras públicas de la región. Historia de la música popular, que se había pasado en el canal hace dos años, creíamos que merecía una tercera emisión. En el campo de la música estamos también muy contentos con Escenarios. Empezamos el sábado pasado con Laura Canoura y seguirán Ana Prada y músicos de Río Grande que vinieron al Solís, Carmen Pi, Rossana Taddei, el festival Andresito en el departamento de Flores, Pitufo Lombardo. Está muy bueno porque ahora nos llaman los músicos: los programas están muy bien. Hay una línea de trabajo que pensamos seguir. En invierno pensamos tener carnaval, con producciones nuevas a partir de los espectáculos del verano, dándoles una vuelta con entrevistas, investigación, recuperación de conjuntos que ya no salen.
-Fuiste, junto a Mariela Genta, de la primera dirección de Tevé Ciudad.
-Sí, estuve desde cuando no era Tevé Ciudad, en los primeros años. Era bastante divertido, como ir al liceo. Era una televisión que no era abierta, que no estaba obligada a los requisitos de la información diaria. Fue una de las experiencias profesionales y personales más lindas. Fue un lugar de experimentación para mucha gente que después hizo cine, como Gonzalo Delgado, Pablo Stoll, Daniela Speranza... El canal todavía tiene un material humano supervalioso.
-¿Por qué ha costado tanto el trabajo en conjunto entre Tevé Ciudad y Televisión Nacional?
-Los gobiernos y las coordinaciones institucionales, es complejo. Pero en este momento estamos trabajando con Tevé Ciudad. Hicimos la Criolla juntos, ahora vamos a establecer un convenio para intercambio de programación y seguramente vamos a estar trabajando en la perspectiva de realizar coproducciones, en el entendido de que somos televisoras públicas que tenemos que trabajar en conjunto. Incluso vamos a trabajar juntas la marca "televisión pública, televisión de calidad". No somos competidores, somos complementarios. Tenemos un camino a recorrer y hay todo el interés de ambas partes.
-¿Cómo van a encarar la llegada de la televisión digital?
-Vamos a compartir la señal. Tevé Ciudad se va a beneficiar de nuestro equipamiento para la salida al aire cuando el canal modifique su estructura para la trasmisión digital. Vamos a cederle uno de los canales a Tevé Ciudad, que pasará a ser televisión abierta. Ellos serán la televisión abierta de Montevideo, y nosotros seguiremos siendo la televisión abierta nacional. Ahí también entra la impronta que ellos quieren darle al canal. Quieren tener contenidos más ciudadanos, capitalinos. Se ha hablado de la posibilidad de administrar juntos un tercer canal, pero todavía está en el terreno de los sueños.
-¿Con la televisión digital TNU pasaría a cubrir la totalidad del territorio nacional?
-No. Lo que tenemos previsto en el acuerdo con el gobierno de Japón, que es quien va a poner los equipos, incluye a Montevideo. En el paquete está también colocar un transmisor en el interior del país, que vamos a ubicar en la zona de frontera. Para que la televisión digital llegue a todo el país, el Estado uruguayo va a tener que invertir más allá de la cooperación internacional.
-¿Cuántos transmisores harían falta?
-Actualmente tenemos 23 repetidoras; no sé si haría falta la misma cantidad de trasmisores. Sé que hubo un estudio que previó que para cubrir todo el territorio con la posibilidad de emitir contenidos locales se necesitarían 6 millones de dólares, lo que está muy lejos de la inversión actual. Hoy, aunque cubrimos buena parte del territorio nacional, hay lugares adonde no llegamos o no llegamos bien. Queda mucho por hacer en este camino y es un debe de la televisión pública.
-La comisión cosultiva de la Ley de Medios acordó que el cargo de director de la televisión nacional tenía que ser refrendado por el Parlamento. ¿Estás de acuerdo?
-Para hacer una televisión pública de calidad tiene que haber líneas de trabajo que trasciendan los gobiernos, más allá de las improntas que le dé cada administración, así que me parece que está bien. Creo que igual es un cargo que durante mucho tiempo fue solamente político, y un cargo político de bajo nivel (en el reparto, cuando ya no quedaba nada te tocaba el Canal 5). Desde hace un tiempo creo que está más presente el tema de la idoneidad. Lo del aval parlamentario para la televisión pública ocurre en muchos países.
-¿Debería haber más relación entre Televisión Nacional y la Dirección de Cultura del MEC?
-Para configurar una política tiene que haber conexiones. Por ejemplo, Superhéroes de la física es un programa que se emite en la pantalla pública, pero parte de su financiamiento lo obtiene a través de la Agencia Nacional de Innovación e Investigación: ahí hay un pequeño circuito que es interesante. El resto tendría que ser igual. Ahora estamos trabajando con la Dirección de Cultura en la recuperación del registro de entrevistas a grandes figuras del teatro; nosotros queremos que las consideren como un programa a ser emitido. Lo mismo el Instituto del Cine: hizo un concurso para series de televisión, de ficción y documental; nosotros pusimos dinero para apoyarlo. Todos los esfuerzos tienen que estar coordinados, tiene que haber una circulación de los productos y una complementación.
-¿Es necesaria una Ley de Medios?
-Sí, absolutamente. Hay una tendencia a confundirla con una ley de censura o de regulación de los contenidos, pero no es así. La televisión y los medios de comunicación son producción de carácter industrial. Así como se regula cualquier actividad industrial en el país, tanto de regulación como de estímulo, tiene que haberlo para los medios. No tiene nada que ver con decir qué debe ir en la televisión. Hay confusiones intencionadas y otras ingenuas respecto a esto. Es imprescindible y existe en todas partes.