La pasada semana el Banco Central del Uruguay (BCU) decidió modificar su política de encajes bancarios con el objetivo de moderar el consumo y así controlar la inflación.

Básicamente los encajes bancarios obligan a los bancos a mantener “en caja” un porcentaje de los depósitos recibidos, con la finalidad de asegurar el correcto funcionamiento del sistema financiero, de modo que si un número de depositantes procura retirar su dinero, la institución bancaria pueda responder sin mayores complicaciones.

Es bueno recordar que en un sistema financiero tradicional como el nuestro, los bancos captan ahorros o liquidez sobrante de los particulares a cambio de una tasa de interés o como un resguardo de seguridad. A su vez con esas sumas captadas aplican su política de crédito otorgando préstamos a otros particulares con necesidad de liquidez, a cambio del cobro de intereses. La diferencia entre los intereses cobrados y los intereses pagados será la rentabilidad bruta del banco.

Cuando el BCU obliga a mantener en caja cierto porcentaje de los depósitos captados, por un lado está comprometiendo cierto margen de seguridad para que los bancos puedan responder, pero por otro lado, un efecto colateral de esta medida es restringir los montos que los bancos pueden destinar a otorgar créditos.

Sobre esto último se ha intentado trabajar con la última medida adoptada. Hoy los riesgos de una corrida bancaria aparecen como bien lejanos, por tanto incrementar los encajes por razones de seguridad no sería una medida razonable. Ahora bien, podría evaluarse qué tan razonable es adoptar una medida de este tipo para desestimular el crédito, y por tanto el consumo, y así moderar los incrementos de precios.

El BCU ha decidido incrementar la tasa de encajes sólo para los depósitos a corto plazo (menores a 30 días) en moneda nacional, que pasó de estar en 12% a 15%. Para los depósitos en dólares, el encaje mínimo pasó de 15% a 18% para los de un plazo menor a 180 días. Si bien es un incremento y podría verse como una restricción a la operativa de los bancos, en la realidad, es probable que termine afectando poco o nada, en virtud de que los bancos en la actualidad poseían ya altos índices de liquidez, producto de que los depósitos en los últimos tiempos crecieron con más fuerza que los créditos.

A su vez el BCU ha innovado, creando la tasa de encaje marginal. Esto es, una tasa específica para los incrementos de depósitos, tomando como base el volumen existente al pasado mes de abril. Así es que para el incremento en los depósitos para pesos a corto plazo el encaje será de 30% y para los depósitos en moneda extranjera será de 45%.

Si bien el crédito ha crecido de forma significativa en los últimos años, no parece que las presiones inflacionarias puedan llegar a ceder únicamente vía esta herramienta. Lo que sí ratifica son los esfuerzos oficiales por controlar esta variable. Esta medida, ya adoptada en abril de 2008 por el entonces presidente del BCU Walter Cancela es entonces una medida más dentro de la estrategia adoptada por el gobierno: dar fuertes señales de que el compromiso con el rango meta de inflación continúa vigente.