La encuesta se hizo con la asistencia técnica y financiera de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Entre octubre de 2009 y mayo de 2010 relevó 6.131 hogares, abarcando a 10.209 niños y adolescentes de todo el país.

Se trata de la primera medición sobre trabajo infantil que se realiza en nuestro país con una metodología que establece un precedente de comparación con futuras encuestas nacionales y respecto a otros países. Si bien Uruguay había recolectado datos sobre el tema en 1999 y 2006, el relevamiento no se adaptaba al marco conceptual de trabajo infantil definido por la OIT, y no eran estudios específicos ni en profundidad, sino que incluían algunas preguntas dentro de encuestas de hogares. Esta vez se consultó directamente a niños y a adolescentes de cinco a 17 años "siendo éstos los únicos informantes considerados calificados", dice el informe.

Tareas permitidas y no permitidas

No todas las actividades productivas realizadas por niños y adolescentes son consideradas trabajo infantil.

Las actividades productivas pueden ser económicas (creación de bienes y servicios destinados al mercado y elaboración de bienes para autoconsumo solamente) o no económicas (engloba a las tareas domésticas no remuneradas y a los servicios comunitarios voluntarios). El informe explica que antes la OIT para hablar de trabajo infantil contemplaba únicamente las actividades económicas, pero a partir de diciembre de 2008 resolvió incluir también las no económicas que permite reflejar "el trabajo doméstico en el propio hogar" el que en ciertas condiciones "puede interferir con la salud y educación de los niños y adolescentes de la misma forma que las actividades económicas".

Cuando se habla de actividades productivas se incluyen trabajos peligrosos y no peligrosos. "A nivel nacional, el 11,6% de los niños y adolescentes realiza alguna actividad económica actualmente, mientras que 3,1% realizó actividades de esta naturaleza en los últimos 12 meses aunque no las realice actualmente".

La mayoría de ellos dijo trabajar en el comercios por menor (23,7%) y en el grupo agricultura, ganadería, caza y actividades conexas (22,2%). Dentro de los ocupados se encontró "una mayor participación de los adolescentes frente a los niños, y, asimismo, de los varones frente a las mujeres".

Se detectó que "los varones están más expuestos a jornadas laborales intensivas [más de 36 horas por semana] que las niñas y adolescentes mujeres, si se toma en cuenta sólo las actividades económicas, ya que estas últimas se dedican en mayor medida al desarrollo de tareas domésticas en sus hogares". Se encontró una marcada diferencia salarial entre varones y mujeres, puesto que ellas reciben en promedio, la mitad que lo que cobran los varones, y se identificó que la diferencia se acentúa más en las localidades que tienen menos de 5.000 habitantes y en áreas rurales. Se apreció que "la mayoría de los niños y adolescentes tiene ingresos en forma monetaria a cambio de su trabajo, y los destina principalmente para cubrir gastos personales".

El grueso de los niños y adolescentes que se contabilizaron dijo que trabajaba primordialmente por intereses personales y en segundo lugar para ayudar en el negocio familiar. Sus percepciones respecto a los problemas que padecieron a consecuencia de su trabajo principal pueden verse en el cuadro 1.

Números en rojo

El trabajo infantil es un subconjunto de las actividades económicas y no económicas: "La definición de trabajo infantil es de índole normativa y abarca aquellas tareas nocivas para el pleno desarrollo físico y mental de los niños y adolescentes, en particular aquéllas que atentan contra su salud o su desempeño educativo", especifica el informe. En la medición se considera como trabajo infantil aquel que es realizado por menores de 15 años, que es la edad mínima permitida en nuestro país para trabajar (fijada por el Código de la Niñez y la Adolescencia); los trabajos peligrosos (en industrias y ocupaciones señaladas como peligrosas, o por horarios prolongados, (superiores a las 36 horas semanales); las "peores formas de trabajo infantil " definidas por la OIT como niños objeto de trata de personas para el trabajo; trabajo forzoso o en servidumbre; explotación sexual comercial o la utilización en actividades ilícitas y conflictos armados y también se incluye a los "servicios domésticos no remunerados de carácter peligroso", tanto por tener un horario prolongado, por suponer la manipulación de equipos peligrosos o cargas pesadas o que se desarrolle en lugares peligrosos, entre otros factores.

El 9,9% de los niños y adolescentes en Uruguay se encuentra dentro de la categoría de trabajo infantil si se consideran las actividades productivas económicas, y si se incluyen además las actividades no económicas, el porcentaje asciende a 13,4%. Se menciona además que el estudio no comprende las "peores formas" como prostitución y actividades ilícitas, que por su carácter, no fueron señaladas por los encuestados.

Se detectó que son trabajadores infantiles 21.900 niños menores de 15 años y 36.200 adolescentes (cuadro 2). Dentro de la categoría "trabajo peligroso por naturaleza" se incluyen tareas agrícolas que impliquen manejo de maquinaria o exposición a agrotóxicos no están permitidas; manejo de basura; trabajos en la construcción, gasolineras, exposición a maquinaria como las de panificadoras, mezcladoras, motores en marcha, servicio doméstico, trabajos con energía eléctrica, en las alturas, en sótanos, en la calle, entre muchos otros.

Salidas

Hasta hoy la Inspección Nacional de Trabajo Infantil del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay sólo tiene cinco inspectores para todo el territorio nacional. Dardo Rodríguez, director del instituto, dijo a la diaria que se hizo un llamado para más cargos, pero que el directorio está analizando si continúan desarrollando la tarea por su cuenta o si entablan “un acuerdo mayor” con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) para “poder tener un cuerpo inspectivo que llegue a todo el país”.

Por su parte Juan Andrés Roballo, inspector general de Trabajo del MTSS respondió a este medio que se fiscalizará para detectar trabajo doméstico infantil en el interior del país y en la zona oeste de Montevideo (no se detectó en las inspecciones del este capitalino) y que una comisión del Consejo Nacional de Políticas Sociales estudia cómo implementar una política integral e interinstitucional para los niños que recolectan y clasifican residuos.

De todos modos, la realidad parece ir mucho más rápido que las soluciones a implementar.