Cuando en 2002 Uruguay asistía al derrumbe de su sistema financiero y el país ingresaba en la peor crisis económica de su historia moderna, el ejército griego adquiría 170 tanques de guerra "Leopard 2 A 6" de la compañía fabricante de armas germana KMW, con sede en Münich, por el valor de 1.700 millones de euros. Pero un poco antes en el tiempo, entre 2000 y 2002, dos altos ejecutivos del también germano consorcio Ferrostaal, el ex director de la compañía Johann Friedrich Haun, y su ex encargado de negocios en Grecia Hans Dieter M, pagaron elevados sobornos a funcionarios estatales griegos de alto rango para facilitar la comercialización de cuatro submarinos modelo "214" para la marina helénica, de acuerdo a la acusación formulada por la Fiscalía de Münich. Las investigaciones de la Fiscalía hallaron que ambos ejecutivos utilizaron intermediarios y asesores para pagar comisiones a funcionarios griegos con potestad para decidir sobre las adquisiciones y así "influir en la adjudicación del contrato", transmitió el Ministerio Público a través de un comunicado. Por esa vía, Ferrostaal se habría asegurado la colocación de los submarinos que serían construidos, además, en los astilleros alemanes HDW de la ciudad de Kiel, cuyo director también era uno de los acusados, Haun. Se trató de un negocio por 2.850 millones de euros, que incluía la modernización de los tres submarinos restantes de la flota griega de guerra. La Fiscalía muniquesa calcula que el soborno para concretar este negocio sumó 61 millones de euros, 50 pagados entre 2000 y 2003, y 11 efectivizados en 2007.

La prestigiada revista alemana Der Spiegel dio a conocer este mes el contenido de un protocolo interno de Ferrostaal correspondiente a marzo, donde la junta directiva de la firma admite que la multa a exigir por la Fiscalía en caso de comprobarse el ilícito, más la "absorción de la ganancia" producida por el negocio también como parte de la sanción prevista, podrían arriesgar la existencia misma del consorcio fabricante de instalaciones y armamento.

Pero simultáneamente, la Fiscalía de Atenas y el Parlamento griego abrieron investigaciones al respecto y pusieron en la mira al ex ministro de Defensa Akis Tsohatzopulos, quien deberá explicar cómo compró varios inmuebles entre los cuales se destaca un piso con vista a la Acrópolis y valuado en 1.000.000 de dólares. Hasta ahora son 37 los funcionarios y militares investigados por la Fiscalía ateniense. Cada uno por su lado, el ex ministro y la compañía alemana, niegan estar involucrados en el objeto de las investigaciones, aunque en marzo del año pasado Ferrostaal había anunciado su disposición a colaborar con la Fiscalía de Münich. Ésta había solicitado entonces a la empresa el desembolso de 240 millones de euros a cambio de un acuerdo extrajudicial, suma que la firma pretendía fuera significativamente reducida. La Fiscalía fijó una nueva cifra, 196 millones de euros, pero ahora Ferrostaal reivindica su inocencia en el asunto y deriva la responsabilidad a algún empleado que supuestamente habría incurrido en "deslealtad en contra de la empresa". No obstante, aseguró Der Spiegel online el 20 de este mes, los indicios relevados por el Ministerio Público de ambos países "se complementan como las partes de un rompecabezas", pero no cualquiera. "Un rompecabezas que hace visibles muchas de las causas de la crisis que atraviesa Grecia. Nepotismo y mentalidad de autoservicio dentro de los dos grandes partidos, el Parlamento y el gobierno. Economía de prebendas. Corrupción. Los consorcios alemanes han contribuido fuertemente con este sistema", denunció la revista, citada por el diario mexicano Proceso.

Claro que Ferrostaal no es una excepción en materia de coimas, ya que compañías alemanas como Siemens, Daimler y MAN, entre otras varias, también se vieron involucradas recientemente en casos similares y en otros países, como Colombia, donde los ejecutivos pagaron sobornos a cambio de contratos. El presidente de la firma debió renunciar el año pasado tras uno de los escándalos, debido a un negocio en Colombia.

Ah, ¿querés plata?

El último de aquellos 170 tanques fue entregado a los compradores en 2009, cuando los submarinos aún no lo habían sido y el Estado griego debía por ellos 520 millones de euros, por lo cual en setiembre de ese año el consorcio germano ThyssenKrupp, que en 2005 había adquirido el astillero HDW, revocó el contrato con el gobierno griego. En octubre asumía funciones Papandreu en reemplazo de los conservadores helenos y entablaba tratativas con ThyssenKrupp para renegociar el contrato. En marzo de 2010, cuando se abría la discusión sobre el primer “paquete de rescate” financiero de la UE para Grecia, Atenas suscribió un acuerdo marco para facilitar la operación suspendida y pagó 320 millones de euros, tras lo cual finalmente recibió los cuatro submarinos. “Y Papandreu dobla la apuesta, a lo mejor también para comprarse la ayuda de los alemanes para el paquete de rescate europeo: Grecia ordena otros dos submarinos del tipo 214. Precio: alrededor de 500 millones de euros por unidad”, informó la citada revista.

Según publicó el diario español El País en setiembre del año pasado, aquel plan de rescate inicial “entrañaba una curiosa paradoja: obligaba a Grecia a ahorrar en Defensa, pero al mismo tiempo le exigía respetar los contratos con las empresas de armas”. Incluso en febrero de 2010 el ministro teutón de Exteriores, Guido Westerwelle, visitó Grecia y según informó en mayo siguiente Der Spiegel, la política de Berlín ameritaba suspicacias: “Por un lado el gobierno federal reclama a los amigos griegos la contención del déficit fiscal, y por otro, la industria alemana quiere vender los aviones Eurofighter”.

La visita del jefe diplomático alemán se pareció mucho a la de un corredor comercial. “Por lo tanto Westerwelle dice en entrevista con el diario griego Kathimerini, que uno naturalmente no apremia al gobierno griego para la compra, pero que si, en el momento que sea, se toma la decisión de comprar aviones de combate, los países del Eurofighter, aquí representados por Alemania, desean ser tenidos en cuenta en la decisión”, informa Der Spiegel.

Asimismo, la sociedad política de hecho por la cual Alemania y Francia comparten la conducción real de la UE tuvo su correlato en la crisis de deuda griega, no sólo en cuanto a su condición de grandes prestamistas del bloque comunitario sino además en el vínculo entre este asunto y la condición griega de fuerte cliente en materia de armas.

Daniel Cohn Bendit, el otrora legendario “Dani el rojo” del mayo francés del 68, es eurodiputado por el bloque Verde en el Europarlamento, ámbito en el cual denunció, en mayo del año pasado, que en una reunión mantenida entre el presidente galo, Nicolas Sarkozy, su primer ministro, François Fillon, y Papandreu, los franceses condicionaron la liberación de fondos para el rescate a la continuidad de las compras de armas por Atenas. “Les damos dinero para que compren nuestras armas. Es una hipocresía total”, acusó Cohn Bendit, al denunciar que ese chantaje obligaba a Grecia a adquirir fragatas francesas y submarinos alemanes a modo de contraprestación por el crédito de la UE.

Sobran los indicios de que la suerte de “guerra fría” que Grecia y Turquía mantienen desde hace décadas resulta un rentable filón de negocios para los fabricantes europeos de armas. “Las empresas ganan de este modo por partida doble: si los griegos hacen un pedido, la orden de compra desde Turquía no se hace esperar”, describía Der Spiegel.

Según datos incluidos en el informe anual 2010 del Instituto de Investigación para la Paz de Suecia (Sipri), entre 2005 y 2009 Alemania duplicó sus exportaciones de material bélico, convirtiéndose en el tercer vendedor mundial de armas. El 13% de sus colocaciones tuvo a Grecia como destino y el 15% fue a parar a Turquía. A su vez, Grecia es el quinto importador mundial de armas convencionales, cuenta con la proporción más alta de soldados en la OTAN y su gasto en Defensa alcanza 3% de su PIB.