Camino a ser la inversión más importante en la historia del país, Montes del Plata, el consorcio formado por la compañía chilena Arauco y la suecofinlandesa Stora Enso se apronta a construir una fábrica de producción de celulosa, obra que comenzaría esta semana y que estaría en funcionamiento en marzo de 2013, señaló Kaufmann en una disertación organizada por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) con el tema convocante: "Una empresa sustentable en Uruguay: ventajas y obstáculos a superar".
Comentó que aunque el consorcio quisiera tener “un bajo perfil”, no podría lograrlo por las dimensiones que tiene el emprendimiento, y graficó la idea imaginando a alguien que pese 200 kilos, mida dos metros y quiera pasar desapercibido en una clase. De ahí que aplique una “política de transparencia y diálogo para tener una exposición clara ante la sociedad”, aseguró. Sobre el tema de la charla, el ejecutivo destacó la importancia de que los dueños de las empresas estén convencidos del concepto de sustentabilidad, ya que su aplicación “requiere de recursos económicos” y “en tiempo”.
¡Qué responsable!
Kaufmann aseveró que, en la gestión de la empresa, la sustentabilidad está enfocada en tres áreas principales: la responsabilidad económica, la ambiental y la comunitaria. Respecto de la primera, recordó que Montes del Plata “no es una empresa de beneficencia”. “Tenemos que hacer un buen negocio, que exige una rentabilidad mínima” porque, de lo contrario, no se podría “sostener en el tiempo” y “probablemente nunca se hubiese hecho”.
Afirmó que decidieron invertir en Uruguay porque tiene un clima económico favorable, ubicándose a la vanguardia de la región en baja corrupción, democracia, prosperidad, libertad de prensa y desarrollo humano, entre otros indicadores. “Son cosas importantes; pese a ser un país chico Uruguay lidera en la región, y son [factores] importantes para los inversionistas y más para nosotros, que pensamos en el largo plazo del negocio”, destacó.
También ponderó el potencial local para el negocio forestal y los regímenes de promoción de inversiones y de zonas francas, que hacen al país sumamente atractivo para traer capitales. “Lo más probable es que si no fuese por el régimen de zonas francas, no se hubiese hecho la inversión”, debido a los costos logísticos y laborales que deben pagarse aquí.
En materia de responsabilidad ambiental apuntó que, para el área forestal, rige en Uruguay un sistema de gestión que determina dónde plantar y dónde no hacerlo, concebido para preservar los recursos hídricos, el suelo y la biodiversidad, y para respetar el marco regulatorio vigente.
Resaltó que la empresa cuenta con la certificación FSC, que constituye “un sello verde de cuidado medioambiental” sin el cual “no se puede vender, o se nos limitarían mucho los mercados”.
Por otra parte, en la fase industrial se utilizará “tecnología de punta”, que permite mayor eficiencia energética y mejor tratamiento de efluentes. También ponderó la “logística amigable” que se busca implementar mediante un sistema bimodal para el traslado de la madera a la planta. La mitad de la materia prima se trasladará por barcazas fluviales, lo que representa un valioso ahorro de combustibles y emisiones “sin contar los accidentes de tránsito que se evitan” y el “daño a las rutas”.
Por último, se refirió a la responsabilidad con la comunidad, también dividiendo las acciones entre las áreas forestal e industrial. Sobre la primera, mencionó la relevancia de la “seguridad y salud ocupacional”, que también alcanzará “a las empresas contratistas de Montes del Plata”. Rescató el diálogo con la sociedad y comentó que Montes del Plata aplica el “programa Buen Vecino”, a través del cual informa sobre las actividades que desarrolla y desarrollará. “No sólo tenemos que ser buenos, tenemos que parecer buenos”, fundamentó.
También citó el “programa de integración productiva”, que integra experiencias conjuntas de pastoreo, apicultura y convenios con pequeños productores. En lo que refiere a la futura área industrial, se pretende “identificar los impactos sociales”, mitigando los negativos y potenciando los positivos.
¿Es para mí?
Pero admitió que “no todo son rosas”, habiendo desafíos que “no son sólo para Montes del Plata sino para cualquier empresa”, aunque los mencionados por Kaufmann parecieron más que nada dirigidos al gobierno y no al sector privado. Primero criticó “la falta de experiencia en proyectos de esta magnitud”, si bien “es lógico” por el tamaño de la economía local.
Luego aludió a las necesidades de infraestructura y mantenimiento, factor que podría “convertirse en un cuello de botella” para el desarrollo del país. También pidió “estabilidad y previsibilidad de las reglas de juego”, señalando que cuando una empresa evalúa la conveniencia de iniciar un proyecto, tiene en cuenta esos elementos y un cambio sobre la marcha puede generar temor a las nuevas inversiones. Por último, mencionó debilidades en el manejo de las relaciones sindicales. Comentó que en una reunión con proveedores para la construcción de la planta, las principales preocupaciones fueron “lograr a tiempo los permisos” de obra y “las relaciones sindicales”.