Así lo explicó Bob Traa, representante del organismo multilateral en Atenas, quien realizó sus comentarios en momentos en los que el primer ministro de Grecia, George Papandreu, convocó a los diversos partidos políticos a examinar la adopción de más medidas de austeridad, algo que se reclama desde el FMI y desde el Banco Central Europeo (BCE) como requisito para ampliar el financiamiento al país.
Siga esforzándose
El Banco de Portugal exhortó a los líderes del país a cumplir rigurosamente las condiciones de su acuerdo de rescate y llamó al sistema financiero a mejorar sus ratios de solvencia para amortiguar eventuales "choques negativos".
En su reporte de estabilidad financiera, señala que pese a que el sistema bancario del país ha mostrado "una capacidad de resistencia y adaptación notable" a la crisis de deuda, las entidades financieras siguen enfrentado serios desafíos.
Apuntó que el sector bancario comenzó un proceso de ajuste, aumentando especialmente su solvencia y sus ratios de capital propio, que dijo se encuentran en máximos históricos en la mayoría de las instituciones. "Este esfuerzo [...] es esencial para recuperar la confianza de los participantes del mercado en el sistema bancario portugués", agrega.
También sostiene que los bancos deberían seguir reduciendo su apalancamiento, vender activos y portafolios de crédito no esenciales y reforzar los depósitos de los clientes.
La entidad rectora aseguró que los bancos son particularmente vulnerables a las presiones de liquidez y que se han hecho demasiado dependientes de los fondos del BCE.
Traa dijo que los gobernantes del bloque comunitario tienen "problemas que resolver" durante su cumbre prevista para fines de junio, como la posibilidad de otorgar una asistencia financiera adicional, si ésta fuera necesaria. Añadió que sólo luego de alcanzar un acuerdo en ese sentido el FMI le entregará a Grecia una nueva partida del crédito por 12.000 millones de euros (18.000 millones de dólares), que forma parte del rescate financiero acordado en 2010 para Grecia por un total de 110.000 millones de dólares, facilitados por la Unión Europea y por el FMI.
En ese acuerdo inicial se preveía que Grecia podría acceder al mercado de créditos para completar los recursos que necesitaría para 2012. Sin embargo, las elevadas tasas de interés que se le cobran al país le dificultan captar recursos en el mercado, y es previsible que se requiera de una nueva asistencia financiera.
El gobierno de Atenas procura evitar una cesación en el pago de su deuda -fenómeno conocido como default-, que alcanza 340.000 millones de euros, lo que equivale a cerca de 150% de su Producto Interno Bruto.
Teniendo en cuenta ese escenario, Traa comentó: "Es necesario que se decida la manera [en] cómo se completarán las diversas partes del financiamiento".
También señaló que Grecia ha mostrado progresos en el control de sus crisis de deuda, pero no puede permitirse un relajamiento en el ritmo de reformas. "Grecia está en un punto crucial y no tiene tiempo que perder. Ahora no es momento de ir más despacio", señaló el representante del FMI.
Después me lo pagás
El organismo está dispuesto a ampliar los términos del rescate internacional aprobado el año pasado con Grecia. No obstante, advierte que una gran reestructuración de la deuda mediante acuerdos con acreedores privados para estirar los vencimientos provocaría importantes problemas al resto del bloque. “Si quieren una reestructuración de deuda que realmente haga la diferencia, tendrá que ser muy grande. Una reestructuración de deuda tan grande crearía problemas incalculables no sólo para Grecia, sino para la zona euro”, alertó Traa. Aun así, dejó entrever que el FMI está abierto a otras soluciones, como por ejemplo “alargar los plazos de pago [...] de los préstamos de socios de la zona euro y el FMI”. Evaluó que eso “es algo razonable [...], porque tenemos amortización justo al final del programa. Éste es un asunto técnico en el que podemos pensar”, apuntó.
Varios políticos de la eurozona, incluyendo a la canciller alemana, Angela Merkel, han dejado en claro que los acreedores privados deben compartir parte de la carga en un segundo rescate. Sin embargo, el BCE se opone fuertemente a reducir el valor total de la deuda griega en manos de privados, dado que eso indicaría que los acreedores recibirían menos que el valor nominal de los bonos del gobierno cuando deban ser cobrados.