Pasaron más de dos años desde que en EEUU se decretó el fin de su recesión. La Oficina Nacional de Investigaciones Económicas determinó que la caída de la actividad de la principal economía mundial tuvo una duración de 18 meses y culminó oficialmente en junio de 2009, siendo la más larga desde la Gran Depresión de los años 30. Sin embargo, la crisis duró (y dura) bastante más que un año y medio, y a 25 meses del fin de la caída del Producto Interno Bruto (PIB), la situación de la economía estadounidense sigue siendo sumamente débil.

Pero no es un escenario aislado. El mundo se encuentra convulsionado y los augurios de recuperación quedan cuestionados ante las serias dificultades que afrontan, por un lado, los países desarrollados con serios problemas de deudas y de acceso a financiamiento, y por otro, los países emergentes que enfrentan crecientes presiones inflacionarias.

En ese contexto, los siempre intranquilos mercados financieros se muestran sumamente temerosos y ayer las principales bolsas de valores del mundo registraron retrocesos en sus indicadores.

Uno más para atender

En el viejo continente la Unión Europea (UE) sigue enfrascada en discutir las posibles salidas a una crisis que aún está lejos de disiparse, y que tiene su centro de atención en Grecia y en la eventualidad de un segundo rescate para evitar una cesación de pagos de su deuda (default). Pero la tragedia no es sólo griega y se suman los temores de que Italia se convierta en la nueva víctima de las turbulencias financieras.

La deuda griega equivale al 150% del PIB, es decir que es una vez y media el tamaño de su economía, mientras que en Italia la situación no es mucho mejor y el endeudamiento equivale al 120% del PIB. Si bien hasta ahora este país fue capaz de pagar sus préstamos, la situación parece haber cambiado notoriamente en los últimos días, de acuerdo a la información difundida por la BBC. Es que luego de importantes y constantes caídas en los indicadores bursátiles italianos, los fondos de inversión se muestran menos proclives a prestarle dinero al gobierno de Silvio Berlusconi. Al mismo tiempo, el diario británico Financial Times aseguró que los fondos de cobertura (conocidos como hedge funds) están "apostando" contra la deuda italiana, o sea especulando con la posibilidad de que el país se vea en dificultades para hacer frente a sus pagos en el corto plazo. Los temores se incrementaron luego de que Berlusconi se involucrara en un enfrentamiento público con su ministro de Economía, Giulio Tremonti. "Cuidado: si yo caigo, cae Italia y cae el euro. Es una cadena", advirtió Tremonti en respuesta a los rumores sobre su posible renuncia. A los inversionistas del mundo les preocupa que Tremonti (a quien se atribuye haber salvado a Italia de la peor crisis de deuda en la eurozona) se vea forzado a dejar el gobierno luego de que su respaldo a los recortes del gasto encontrara resistencias del primer ministro y otros miembros del gabinete.

Éramos pocos...

Del otro lado del Atlántico, EEUU afronta un tenso debate en el Congreso, donde el gobierno busca alcanzar un acuerdo para aumentar el tope legal de deuda y así acceder a financiamiento para cubrir vencimientos y evitar un default (ver la diaria de ayer).

En esa carrera contrarreloj, el presidente Barack Obama instó ayer a los líderes parlamentarios a alcanzar el consenso necesario lo antes posible, y aseguró que se reunirá diariamente con legisladores hasta lograr el acuerdo. El Departamento del Tesoro recordó que su potestad para tomar préstamos caducará el 2 de agosto, cuando se quedará sin dinero para pagar las deudas del Estado. Esta eventualidad podría provocar una nueva recesión en la principal economía mundial, que repercutiría en los mercados globales.

En el mundo emergente las preocupaciones son otras, pero existen. El gobierno chino se comprometió a evitar que la elevada inflación afecte a la economía, lo que hace prever nuevos aumentos en la tasa de interés. El primer ministro, Wen Jiabao, dijo que luchar contra la inflación continuaba siendo la principal prioridad del Ejecutivo, mientras que el gobernador del banco central, Zhou Xiaochuan, declaró que debía darse una importancia “prominente” a la estabilidad de precios, informó la agencia Reuters. Según datos oficiales, la inflación anual tocó en junio su máximo en tres años, alcanzando un alza de 6,4%. “Debemos tratar la estabilización en los niveles de precios como la mayor prioridad de nuestros controles macroeconómicos y mantener sin cambios la dirección de los ajustes macroeconómicos”, argumentó Wen.