"Había escrito varias novelas históricas recientemente que requerían mucho trabajo de investigación, y cuando terminé La isla bajo el mar [2009] mis nietos adolescentes me preguntaron cuándo iba a escribir una novela para ellos. Así surgió la historia de Maya, una chica adolescente que se mete con bandas callejeras, es buscada por la policía y se refugia en una isla perdida, una comunidad pequeña en Chiloé. Yo sabía que con la historia quería unir mis dos patrias, que son California y Chile", explicó la escritora nacida en 1942, que vive hace unos 25 años en Los Angeles. "Maya está escondida y totalmente incomunicada, no tiene internet. Ahí es que empieza a escribir su diario, que es el libro. No había que trabajar tanto; me salió facilito".

"Sólo leo las novelas de más relieve, de lo que hay que estar enterado", fue la respuesta imprecisa a la pregunta de un colega sobre sus lecturas. "Hay ciertos autores de los que leo todo, como Mario Vargas Llosa, aunque no me guste; por respeto al autor y porque es fascinante", agregó. Mostró gran optimismo por la literatura en soportes digitales, reivindicó la lucha feminista y se extendió casi la mitad de la conferencia sobre su metodología de escritura (nombró la catarsis, el exorcismo de demonios internos y la necesidad casi biológica de escribir) y su vida cotidiana, ya que por ese lado fue la mayoría de las preguntas.

Alma solidaria

“Obama fue elegido con mucha esperanza, pero su popularidad ha bajado enormemente por el desempleo que hay en los Estados Unidos”, contestó a la pregunta sobre la situación en su país de residencia. “Surgió el Tea Party, que visto de afuera parece un grupo de locos conservadores, pero que es bastante anárquico. Abogan por no pagar los impuestos. Se está tragando al Partido Republicano, y los demócratas están desconcertados”.

Ante la pregunta de una periodista que señalaba las diferencias entre el sistema de educación chileno y el uruguayo -marcando la gratuidad de este último- Allende dijo que “así era antes en Chile, pero desde la época de la dictadura se privatizó la educación. El Estado deriva su plata hacia la industria privada, hacia la educación y el sistema de salud. La Concertación pudo haber hecho más, pero [los legisladores] estaban amarrados por el Congreso”, justificó. “Se precisan cambios estructurales, pero para eso hay que alterar la Constitución”. A pesar de estar bastante informada sobre el tema, es más bien reacia a pisar su tierra natal, ya que postergó su pasaje por Chile por tiempo indefinido debido al conflicto estudiantil. “Llamé al Ministerio de Cultura, que organizaba la gira, y les dije: 'Están los estudiantes protestando en la calle, ¿cómo vamos a hacer la gira?”. A la pregunta de si el gesto era una señal de apoyo a los movilizados, contestó con apenas un “no”.

“Un tema que me ha obsesionado, incluso desde antes de la dictadura, es el del poder, el patriarcado y la esclavitud, que es el poder absoluto de un ser sobre otro”, explicó, refiriéndose a la temática de La isla bajo el mar. Mencionó que esa motivación la impulsó a crear en 1996 la fundación humanitaria que lleva su nombre y se financia con parte de las ventas de su novela Paula [1994]. Ante la pregunta inevitable de si esa actitud estaba de alguna manera influida por su tío Salvador Allende, contestó con un ligero: “No creo”, algo así como el sello final a una conferencia con más de fama que de literatura.