Lejos de mejorar, el viejo continente sigue exhibiendo síntomas preocupantes en torno a su salud económica. Según los datos de Producto Interno Bruto (PIB) sobre el segundo trimestre divulgados ayer por la agencia de estadísticas Eurostat, el PIB de la eurozona aumentó 0,2% entre abril y junio, reflejando un freno respecto del 0,8% registrado entre enero y marzo, según consignó la agencia británica de noticias Reuters. En términos interanuales, creció 1,7% en el segundo trimestre mientras que en el primero lo había hecho 2,5%.

Alemania, la locomotora económica del grupo, creció apenas 0,1% en términos desestacionalizados, lejos del 1,3% registrado del primer trimestre y siendo el dato más bajo en más de dos años. La segunda economía de la región, Francia, tuvo un estancamiento en el segundo trimestre luego de haber crecido prácticamente un punto durante enero-marzo. El panorama económico de la víspera también fue sombrío para las economías con mayores dificultades fiscales, principalmente las denominadas peyorativamente PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), que sufrieron caídas o insignificantes crecimientos, elemento que cuestiona su capacidad para cumplir con las metas de reducción de déficits.

Al tiempo que se conocían estos datos, se desarrollaba una cumbre en la que Sarkozy y Merkel acordaron instaurar "un verdadero gobierno económico" de la eurozona constituido por un consejo de jefes de Estado y de gobierno que se reunirá dos veces al año, según consignó la agencia española EFE. Asimismo, impulsarán al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, para presidir esa instancia, cuya expctativa de vida es de dos años y medio. Sarkozy informó que también impulsarán, antes de mediados del año que viene, una iniciativa para que todos los miembros del grupo incorporen una "regla de oro" de naturaleza legal para topear el endeuddamiento de los Estados.

Ambos rechazaron la idea de lanzar al mercado eurobonos porque pondrían "en grave peligro" a los países mejor posicionados, según explicó Sarkozy. Y Merkel enfatizó: "No creo que los eurobonos nos puedan ayudar en esta situación". Si bien reconocen que la actual inestabilidad financiera "no es buena para el crecimiento", convocaron devolver la confianza disminuyendo el nivel de endeudamiento.

Sote

En EEUU las noticias fueron algo mejores, aunque no en magnitud suficiente para reducir las incertidumbres de fondo sobre la recuperación mundial. Un informe de la Reserva Federal (Fed) señala que la producción industrial creció en julio a su ritmo más intenso en siete meses, ya que la fabricación de automóviles fortaleció el sector manufacturero y una fuerte ola de calor llevó a los estadounidenses a usar más electricidad para sus equipos de aire acondicionado. En julio, la producción industrial creció 0,9%, más del doble que en junio (0,4%) y superando en cuatro décimas la proyección de los economistas privados (0,5%). La utilización de la capacidad instalada industrial subió a 77,5% en julio desde el 76,9% de junio, tratándose de la mayor tasa desde agosto de 2008 según la Fed. La construcción de casas cayó, aunque menos que lo esperado porque los constructores comenzaron a erigir unidades multifamiliares nuevas para responder a la demanda de arrendamientos de apartamentos. Los datos del Departamento de Comercio divulgados ayer indican que los inicios de viviendas bajaron 1,5% a una tasa anual ajustada por estacionalidad de 604.000 unidades.

En ese contexto, la agencia calificadora Fitch Ratings evaluó que EEUU sigue siendo solvente y le mantuvo su preciada nota AAA, la mejor posible, contrastando con la decisión de su competidora Standard & Poor's (S&P), que el viernes recortó esa calificación AA+, desencadenando una espiral de confusión en los mercados.

Mientras que S&P evalúa la posibilidad de degradar nuevamente la nota de EEUU, Fitch declaró no considerar esa opción en el mediano plazo. “Los pilares claves de la excepcional capacidad de pago estadounidense permanecen intactos: su papel de pivot en el sistema financiero global y la flexibilidad, diversidad y riqueza económica que proporcionan sus bases de ingreso”, explicó la empresa. No obstante, puntualizó que podría verse obligada a recorrer aquel camino si de aquí a noviembre el Congreso no llega a un acuerdo creíble de reducción de la deuda pública. La tercera calificadora más influyente, Moody's, confirmó el 7 de agosto la calificación AAA, pero tampoco excluye la posibilidad de hacerlo.