El BCU inauguró ayer las XXVI Jornadas de Economía, evento que continuará hasta esta tarde y que comenzó con un atractivo debate sobre los "problemas fiscales y de deuda en el hemisferio norte", en el que disertaron Julio de Brun, presidente de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay; Phillip Suttle, del Instituto de Finanzas Internacionales, y Cosima Barone, de la consultoría de análisis e investigación financiera Finarc.

De Brun evaluó que cuando se ven las noticias provenientes de Europa se tiende a analizar la situación "como hacíamos en el pasado en la región", es decir, evaluando cada país como si fuese una isla, interrogando si es sostenible el nivel de endeudamiento de Grecia, Portugal o Irlanda. Sin embargo, el ex presidente del BCU preguntó al auditorio: “¿Ése es el enfoque correcto?”, respondiendo que lo sería para países que no tienen objetivos de unión monetaria, como sí tienen los europeos. "Estamos en un cruce de caminos respecto a si se debe ver así, y es la principal cuestión que se va a revelar en los próximos años: si Europa es una unión o un conjunto de acuerdos comerciales", reflexionó, añadiendo que hay "un montón de razones para pensar que Europa no es un área monetaria común" dado que "además de problemas políticos", sus miembros presentan diferentes tendencias económicas: algunos crecen fuertemente y otros con debilidad. Pero apuntó que esas diferencias también se verifican, por ejemplo, entre los diferentes estados de Estados Unidos (EEUU). Evaluó entonces que más allá de una cuestión normativa lo importante es "analizar qué tipo de obstáculos se deben sortear para consolidar un proyecto político, y ver si se está dispuesto a afrontarlos".

Evaluó que la pertenencia a la UE otorga beneficios para algunos países, como la reducción de los tipos de interés que pagan por sus deudas, pero también implica asumir relevantes compromisos. La incógnita a despejar es "cómo resuelven los problemas", lo que posiblemente requiera de medidas duales: "Por un lado, recordarles a los países los sacrificios que tienen que hacer por pertenecer a la UE", o sea asumir recortes fiscales importantes; por otro, actuando en conjunto para que la crisis no se contagie a otros países.

Asimismo defendió las políticas de recorte fiscal en el viejo continente porque "ha sido tan malo el gasto público" ejecutado, que éstas no representan un ajuste de cinturón perjudicial para el crecimiento sino un "recorte de excesos". "En los próximos meses vamos a ver qué pasa con Europa, si sigue siendo una unión monetaria o un conglomerado de países", concluyó.

Sólo sé que vamos mal

Por su parte, Suttle comenzó destacando el "ejemplo de Uruguay", país con una economía pequeña que "le mostró al mundo que existe vida después de las bancarrotas". Actualmente, si bien la economía mundial enlenteció su ritmo de recuperación, no faltan matices. "No estamos en el punto en que nos preocupamos por una posible recesión", aseguró. Ese debilitamiento se debe a un conjunto de factores: "estrechamiento fiscal de las economías desarrolladas", "estrechamiento monetario de las economías emergentes" para atender las presiones inflacionarias, aumento del precio del petróleo por caída de demanda e inestabilidad geopolítica, distorsiones generadas por el terremoto en Japón principalmente en el sector automotor, y "la reciente preocupación por la crisis de deuda en Europa y la situación de Estados Unidos".

No obstante, estimó posible un registro de crecimiento más fuerte a nivel internacional en la segunda parte del año, y valoró que el enlentecimiento global esconde una "buena noticia" para el mundo emergente [Uruguay incluido], que es la reducción de las presiones de inflación. En cuanto a Europa dijo: "Realmente no sé lo que va a pasar, pero lo que sí sé es que no será bueno". Según Suttle, la lucha política y económica en el viejo continente conlleva una gran incertidumbre, y recordó que, generalmente, "los políticos no se anticipan a los ciclos sino que responden a los hechos". "Habrá que esperar dificultades, y en un entorno financiero duro el BCE deberá tener un rol como prestamista de último recurso", opinó el experto, añadiendo que "la crisis del euro va a continuar como una pesadilla por un año, o un año y medio" más.

Acerca de EEUU se preguntó si fue correcta la decisión de Standard & Poor's de recortarle la calificación crediticia, respondiendo que, si bien el accionar de las calificadoras es cuestionable, "hay que decir que sí” estuvo bien en este caso, aunque añadió que otros países también deberían ver degradadas sus notas.

Sobre el punto, analizó que las economías emergentes están verificando mejoras de sus notas crediticias, convergiendo con el mundo desarrollado en este aspecto. "AL acomodó la casa mientras los desarrollados hicieron lo contrario", contrastó. Por último, vaticinó que los emergentes "se van a comportar de forma expansiva" ya que, pese a la inestabilidad global, "la demanda interna sigue siendo favorable". Así, AL crecería 4% este año y el próximo, y si bien "existen riesgos", se presentan en "un escenario monetario permisivo".

Las mil batallas

De su parte, Barone, indicó que “el mundo está en una encrucijada” y se percibe como “altamente inestable”. Interpretó que la actual crisis comenzó hace varias décadas, cuando en 1970 el mundo financiero sufrió un “tsunami” de complejización y sofisticación de los instrumentos financieros, al amparo de la idea de que cualquier ciudadano podía formar parte de la economía mundial. “Con la mirada complaciente de las autoridades financieras el riesgo sistémico pasó del control de las administraciones y quedó en manos de personas, que no estaban en condición de controlar”, resumió, agregando que ahora gobiernos y bancos centrales carecen “de control adecuado de los instrumentos y de los mercados financieros”.

Barone también se refirió a Europa, que pasa por un momento “de gran perturbación” y falta de unidad en la resolución de la crisis. “Los europeos siguen creyendo que los problemas de Grecia son de Grecia”, graficó la experta. Es la UE quien enfrenta “grandes batallas”, apelando a “bomberos que tratan de apagar incendios que se generan en momentos problemáticos”, e incluso se “están violando tratados de su formación” como bloque. “La UE puede funcionar en los márgenes, con mecanismos de salvataje que demuestran cómo se barre para abajo de la alfombra”, comentó.