En cuanto al tipo de cambio, Oikos recuerda que en agosto se observaron las mayores variaciones intradiarias desde la crisis de 2008, alternando subas y bajas abruptas en su cotización. Pero esa evolución no sólo se registó en la plaza local, sino que es parte de una tendencia mundial generada principalmente por la baja de la calificación crediticia de Estados Unidos (EEUU) por Standard and Poor's (S&P). Los agentes económicos -principalmente inversores institucionales- buscaron refugio en el dólar y en los bonos del Tesoro de EEUU, considerados los instrumentos financieros más seguros y líquidos, lo que generó un "salto" abrupto en el valor del billete verde.

Sin embargo, la consultora evalúa que "el crecimiento del dólar fue transitorio y respondió a shocks especulativos y financieros", es decir que no tiene sustento "en los fundamentos económicos". En esa línea, Oikos "mantiene su escenario base de proyección de debilitamiento del tipo de cambio para lo que resta del año, aunque el mismo se presentaría con una mayor 'volatilidad'”, cerrando el año en 18,14 pesos por unidad.

En sintonía con ello, advierte que las crecientes incertidumbres "permiten avizorar un escenario internacional negativo para Uruguay, principalmente por una menor demanda externa". Si bien resalta el fuerte crecimiento que vienen registrando las exportaciones, que en los 12 meses cerrados a julio verificaron un aumento interanual de 20,8%, recuerda que en los albores de la crisis financiera del último trimestre de 2008 -cuando también se constató una revalorización del dólar- las ventas externas evidenciaron una importante caída en la mayoría de los principales rubros. Al igual que entonces, Oikos estima "esperable que en los próximos meses las ventas al exterior se enlentezcan e incluso se contraigan". "El canal comercial sería el más afectado por la actual incertidumbre financiera internacional por la debilidad de la demanda externa. (...) En esta oportunidad, a los interrogantes financieros se suma la débil recuperación económica de EEUU y los efectos de las crisis de deuda de algunos integrantes de la eurozona y su impacto a nivel global", describe el informe.

Sube el techo

Al analizar el contexto político nacional, el documento se refiere al proyecto de ley de Rendición de Cuentas, en el que el gobierno prioriza la asignación de recursos para educación, seguridad, salud pública, vivienda e infraestructura. Señala que esos lineamientos oficiales fueron “cuestionados” por la oposición, que entiende que “ante un escenario de mayor incertidumbre internacional debería contenerse el gasto público para mitigar posible shocks negativos que pudieran afectar al país”.

En particular, hace referencia a las propuestas de cambios cuantitativos y cualitativos en el tope de endeudamiento del país, que el gobierno propone elevar desde 350 millones de dólares a 670 millones de dólares al año, pudiendo duplicarse en caso de factores imprevistos. Además, la unidad de medida de la deuda dejará de ser el dólar y pasará a ser la Unidad Indexada, para evitar el efecto de las variaciones cambiarias, y se propone excluir a UTE del cálculo de ese endeudamiento e incluir a la Agencia Nacional de Vivienda. El motivo para excluir a UTE es la volatilidad que ha mostrado su resultado global en los últimos tiempos a causa de la elevada variabilidad climática, que determina periódicamente la generación de electricidad por vía térmica, la más cara en virtud de que requiere petróleo. Si bien evalúa como “razonables los argumentos brindados para aumentar el nivel de endeudamiento y excluir a UTE en el cómputo del tope de deuda”, aclara que “se debería analizar un mecanismo general que considere todas las empresas públicas y servicios descentralizados para limitar la discrecionalidad del gobierno”.

Además, sostiene que “como mecanismo de transparencia es recomendable definir los criterios con los cuales serán tratados los desembolsos que se realizarán en el ámbito de la Ley de Participación Público Privada, así como de las demás empresas de propiedad estatal”.

En otro orden, la consultora prevé que la inflación transite “un paulatino descenso”, principalmente por el abaratamiento de los bienes transables (que se comercian con el exterior) asociados al descenso del tipo de cambio. Igualmente, continúa pronosticando “que los precios se situarán por encima del rango objetivo del BCU en los próximos 18 meses”.