Como parte de la conmemoración por los hechos de 1811, el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) ha lanzado el Premio Nacional Bicentenario, cuidadosamente diseñado para distinguir exclusivamente a obras de peso. Habiendo estado el MNAV en el centro de las disputas que hace cinco años se desataron en torno a la conveniencia de dedicar al museo -así como a otras instituciones públicas- a la promoción del arte contemporáneo, la convocatoria puede ser leída como un gesto conciliatorio en sentido opuesto, o sea, en el de la atención a las técnicas tradicionales. Al respecto, Enrique Aguerre, promotor de la iniciativa y director del MNAV desde el año pasado, opina que “la discusión sobre la idoneidad de medios y formatos en las artes visuales se da en todas partes. Antes que las luchas de barricada, que son tan viejas como el arte -desde el Renacimiento hay peleas por mecenas, recursos, espacios- me pareció interesante que si hay que hacer un análisis sobre la práctica pictórica se diera dentro del museo. Es nuestra pinacoteca nacional, y en el año del museo nos pareció importante que se presentaran los mejores.” Para conseguir esto último, además de ofrecer una retribución económica atractiva (200.000 y 100.000 pesos por la adquisición de las dos obras seleccionadas) el concurso está organizado en dos etapas; para atravesar la primera deben presentarse currículum, capturas fotográficas de la obra a inscribir, ficha técnica y otros requisitos que aseguren que el concursante es realmente un artista. “En algunos premios nacionales se presentaron casi mil personas, de las cuales muy pocas eran artistas, pero tenían la fantasía de ganarse un premio. Eso cansaba a los jurados, consumía recursos al Estado y desatendía el objetivo del premio. Aquí la idea es que los artistas con trayectoria vean una oportunidad de formar parte del acervo del museo y por otro lado sepan que van a ser exhibidos en el mejor lugar, la Sala 2 del museo, y de la mejor manera posible”. Para Aguerre, el concurso, aunque “no está pensado como una prueba”, debería aclarar el estado de la producción pictórica nacional. “Soy de los que visitan los talleres y estoy convencido de que hay grandes creadores”, aclara. El director del museo es además uno de los pioneros del videoarte local; a partir de esa filiación bromea sobre si durante su administración las cosas no se habrán “pasado para el otro lado”: este año en el MNAV se expusieron muestras de dibujantes y pintores como Javier Bassi, Carlos Barea y próximamente, Carlos Capelán. Además, Aguerre supervisa la exposición de todos los ganadores del Premio Figari (iniciado en 1995 y orientado a distinguir trayectorias) y una muestra del acervo del Palacio Legislativo. “Junto a este nuevo premio, las tres actividades configuran un buen panorama de la pintura nacional en perspectiva bicentenaria: por un lado los contemporáneos, por otro los maestros, y a partir del nuevo concurso, los creadores que nos permitirán mirar hacia el futuro”.
Los jurados del certamen serán Fidel Sclavo, Pedro da Cruz y el crítico Alfredo Torres, que contribuyó a la creación de las bases, que están disponibles en http://ladiaria.com/UP . Los días 20 y 21 de octubre se recibirán las carpetas y la muestra con los seleccionados comenzará el 3 de noviembre. Para Aguerre, es positivo que además del Premio Nacional de Artes Visuales, donde se admiten obras en distintos formatos, se organicen concursos para áreas específicas, ya que la unificación de requisitos para participar resulta muchas veces injusta. “De a poquito el museo vuelve a ser un lugar de encuentro para varias tribus de artistas. Se dan cuenta de que está abierto, de que se tiene en cuenta lo que presentan.”.