“Esto es algo así como hacer demografía ficción”, dijo Juan José Calvo al inicio de su exposición. Enseguida se refirió a las películas de ciencia-ficción y a cómo éstas suelen “errarle” en sus proyecciones, sobre todo en lo relacionado a los mundos demográficos que plantean, sin contar que suelen equivocarse también en lo relativo a avances tecnológicos, arquitectónicos y de otros tipos.

“Las proyecciones de población son probablemente el ámbito de la demografía más sofisticado y más complejo desde el punto de vista metodológico y es, al mismo tiempo, el ámbito donde hay más frustraciones”, expresó Calvo. Las coincidencias entre proyecciones y realidad suelen ser pocas debido a que la dinámica demográfica está determinada a su vez por la dinámica económica, social, política, por los movimientos culturales, los gustos y preferencias, entre otros.

Sobre el futuro demográfico a nivel global, Calvo se refirió a las proyecciones para el siglo XXII realizadas por la División de Población de las Naciones Unidas. De acuerdo con la variante media, es decir, la mayor probabilidad de ocurrencia, “el mundo para el año 2100 estaría en el orden de los 10.124 millones de personas. Esto daría, con respecto a la población mundial hoy (7.000 millones), un incremento de unos 3.200 millones de personas”.

El incremento de población no se daría en forma proporcional, sino que estaría concentrado en algunos grupos de países, 99 millones corresponderían a países de desarrollo medio y alto, Uruguay entre ellos, y 3.100 millones a países menos desarrollados. Según explicó, éstas son las tendencias proyectadas para el planeta siempre y cuando no suceda algún hecho extraordinario que cambie de forma drástica el escenario como sucedió, por ejemplo, con la aparición de la enfermedad del sida en la década de los 80.

Siguiendo con cautela estas tendencias y teniendo en cuenta la historia demográfica de Uruguay, Calvo planteó que nuestro país seguirá siendo “pequeño demográficamente, en un entorno cercano a los cuatro millones de personas”. La fecundidad seguirá en niveles bajos, cercana al nivel de reemplazo, o muy baja, con lo cual “es poco probable que volvamos a tener una fecundidad de cinco hijos por mujer”.

Y si desde hace tiempo Uruguay se considera a sí mismo un “país de viejos”, de aquí a 100 años el eslogan continuará teniendo vigencia. Esto será así porque, según Calvo, la mayor transformación ocurrirá en la estructura por edades de la población, profundizándose el envejecimiento poblacional. “En las próximas décadas, vamos a estar viendo el arribo de fuertes contingentes de adultos mayores, incrementándose en forma importante el peso de los octogenarios, los nonagenarios y los centenarios”, así como una disminución de la cantidad de niños y jóvenes. Esto traerá como consecuencia cambios o adaptaciones en el sistema de salud, el sistema de cuidados, las jubilaciones y pensiones, entre otros.

Con respecto a la distribución territorial, continuará la tendencia que existe hoy en Uruguay y en el mundo: la urbanización de la población y su distribución en las áreas costeras. Aunque algunos hechos puedan llegar a relativizar esta tendencia, como podría ser un cambio en la matriz productiva, es muy improbable que Uruguay se transforme algún día en una sociedad de tipo rural o que aumente de forma significativa dicha población.

La migración internacional, por su parte, se incrementa en el mundo y, para Calvo, esta tendencia podrá observarse también en nuestro país. Los flujos de emigrantes e inmigrantes se incrementarán, aunque es imposible predecir cuál de los dos predominará. Sin embargo, opinó que vamos a tener una mayor cantidad de inmigrantes, particularmente de origen asiático y de otros países de América Latina.

Demografía ficción

“Uno se acuesta hoy, se levanta 100 años después y todo está igual”, dijo Daniel Ciganda refiriéndose a que todo va a ser bastante similar, más allá del cambio en la estructura de edades. Junto con Ignacio Pardo se propuso explicar las tendencias actuales yendo hacia el pasado e imaginar el futuro creativamente, combinando sociología, demografía y ciencia-ficción. Siguiendo una proyección desde la Edad de Piedra hasta el año 5000, “uno puede entender la historia de la evolución de la población como una historia del control, el intentar controlar la vida y la reproducción, la muerte y la enfermedad. Hasta la Edad Moderna eso no estaba controlado. Era una batalla perdida que se empieza a ganar a partir de la revolución industrial”, explicó Ciganda. Con respecto a la esperanza de vida, el punto de quiebre estuvo en el descubrimiento de la penicilina en 1930.

Pero luego de estos grandes cambios en la historia, la tendencia de los países (se tomaron como ejemplo Uruguay, Brasil, China y Francia) es a estabilizarse desde el punto de vista del crecimiento poblacional. “El gran cambio demográfico ya ocurrió. Pensar en la distopía demográfica de que el mundo se va a acabar por superpoblación o por falta de población parece bastante descabellado”, opinó Ciganda.

Sobre el stock de población, se destacó la importancia que tendrá en el futuro la reproducción asistida, debido a que, como sucede hoy en día, “cuando estamos preparados para tener hijos, el cuerpo deja de estarlo”. Incidirá en ello el aumento de las uniones entre personas del mismo sexo que también suelen recurrir a este método para tener hijos.

El avance tecnológico o de la robótica traería como consecuencia jornadas laborales de tres horas por día, dejando así mucho tiempo libre que podría dedicarse al ocio, al arte o a tener hijos. En la misma línea, plantearon la posibilidad de una tecnología que permita un desplazamiento y movilidad de las personas más rápida y económica, con lo que los flujos migratorios serían “más instantáneos y potentes”, quedando bajo cuestionamiento la idea de estado nación y dejando sin sentido la medición del stock poblacional de un país.

Otro de los temas abordados fue el de la estructura de la familia, los arreglos familiares y los arreglos de convivencia en general. Pardo puntualizó que “este aspecto es un tanto más difícil de pronosticar”. Sin embargo, “sabemos algunas cosas, como que las familias posiblemente sean más chicas en cuanto a la cantidad de hijos” y que “habrá una mayor convivencia entre generaciones” debido al aumento de la esperanza de vida. Menos sobrinos y primos pero más abuelos y bisabuelos. “Uno de los desafíos más importantes a resolver es el de la relación entre las generaciones, las transferencias económicas entre ellas y todo tipo de relación que va a plantear un escenario cualitativamente diferente al que tenemos hoy”, expresó Pardo. Asimismo, en su opinión, “los vínculos de sangre van a perder el peso que tuvieron hasta ahora”, teniendo una mayor importancia otros arreglos familiares en los que no exista consanguinidad. Posiblemente continúe existiendo algún tipo de institucionalización de la pareja pero, según dijo, no es seguro que ésta sea el matrimonio.

El envejecimiento de la estructura poblacional de los países y la mayor longevidad, serán dos características dominantes para el próximo siglo. Pero esa “vejez” es probable que no sea igual a la actual, ya que surgirán nuevos roles y funciones para los mayores de 65 años. Estos “años ganados” serán años de buena calidad de vida, por lo que no serán comparables un octogenario de hoy con uno del siglo próximo. En este sentido, es probable que la propia jubilación no esté tan marcada por una edad fija y que, en cambio, dependa de una evaluación que permita saber si la persona puede seguir trabajando. Sobre el aumento de la esperanza de vida, Pardo planteó que el desafío es democratizar la longevidad, superando las desigualdades que existen en este sentido entre ricos y pobres.

Para terminar, los presentadores buscaron cuál era el tipo de familia ideal para los uruguayos del siglo XX y dieron con Los supersónicos, famosa serie animada creada por Hanna y Barbera en 1962. Compararon las características de esta familia que vivía en 2062 con las familias supersónicas uruguayas de 2111. Algunas de las posibles coincidencias serían que Super, el jefe de familia, trabaja a tiempo completo, esto es, tres veces por semana, tres horas, con un puesto altamente calificado como ingeniero en computación; Robotina es la proveedora de cuidados infantiles y tareas del hogar, y Super tiene un asesor que “es como una inteligencia artificial con componentes humanos”.

Los temores o las miradas más negativas sobre el futuro surgieron cuando se abrieron las preguntas al público presente, la mayoría de éstas para profundizar algunos de los temas tratados. Por su parte, Calvo formuló una pregunta que “nos encanta a los uruguayos”: “¿Va a existir Uruguay dentro de 100 años?” La integración regional es justamente el tema de la actividad que se llevará a cabo en el MEC el jueves.