Una delegación conformada por el viceministro de Economía, Luis Porto, el director de Industrias, Sebastián Torres y el director de Asuntos de Integración y Mercosur del Ministerio de Relaciones Exteriores, Álvaro Ons, partió ayer rumbo a Brasil, donde hoy se reunirá con funcionarios locales procurando solucionar el ingreso de vehículos y autopartes al mercado del principal socio comercial.

Brasil aprobó recientemente un incremento de aranceles para la importación de vehículos, debido a la disminución de ventas de su industria a raíz de la crisis en el mundo desarrollado. La decisión provocó malestar en empresarios y llevó a la reacción de las autoridades uruguayas, que quieren evitar que firmas radicadas en el país se vean afectadas por la protección dispuesta por el vecino. “La crisis y la inestabilidad del mundo central, Europa y Estados Unidos (EEUU) en alguna de sus consecuencias están llegando a la región, y en parte las medidas proteccionistas de nuestros vecinos mayores son actos reflejos, directa o indirectamente, por la situación internacional. No obstante, la no diferenciación de las políticas para con los socios menores tiende a desvirtuar en los hechos el papel de la integración”, señaló la semana pasada el presidente José Mujica en declaraciones consignadas por el portal de Presidencia. En respuesta, el gobierno de Brasil formalizó el viernes una invitación para que Uruguay enviara una delegación con la meta de analizar las medidas y posibles vías para mitigarlas, que se hará desde hoy.

Ayer, el Consejo de Ministros se enfocó en el viaje de Porto, Torres y Ons, que se reunirán con una delegación brasileña encabezada por el viceministro de Hacienda, Nelson Barbosa. En conferencia de prensa, Porto detalló que debido al enlentecimiento del sector industrial, el gobierno brasileño elaboró el plan "Brasil Maior", que no es un programa para afectar a la región. Por su parte, el subsecretario de Relaciones Exteriores, Roberto Conde, añadió que se debe insistir en alcanzar una verdadera complementación económica y de los procesos productivos entre los países de la región.

¿En qué quedamos?

En el sector empresarial, el presidente de la Cámara de Industrias, Washington Burghi, dijo a la diaria que su expectativa respecto de la negociación "es que el gobierno brasileño entre en razón y se dé cuenta (de) que no puede cambiar las reglas de juego a mitad de camino". Dijo que el principal inconveniente es que no se respetan los acuerdos alcanzados en este tipo de negociaciones, ya que luego de un tiempo se vuelven a incumplir y ello requiere de una nueva instancia de diálogo. "Lo que más nos molesta es que una semana después tiene que volver a hablar un ministro o el presidente de la República por temas que ya están negociados. No hay que negociar algo que ya se negoció”, argumentó. Sobre la posición del gobierno, aceptó que "Uruguay debe ser un país negociador" pero debe hacer sus planteos "con firmeza" y "haciendo valer sus votos" en el Mercosur y otros ámbitos como el Banco Mundial o el BID. Consultado respecto del escaso valor agregado de la industria automotriz en Uruguay (se ensambla), defendió que el acuerdo bilateral "fue negociado con Brasil, Brasil aceptó y después se instalaron las empresas acá. Vinieron los capitales a instalarse al Uruguay porque lo vendimos como puerto de entrada al Mercosur".

Más optimista se mostró la secretaria ejecutiva de la Unión de Exportadores, Teresa Aishemberg, dado que a la gremial le "parece fantástico que el gobierno haya tomado esa medida", y añadió que “ésa es la forma: dialogar y estar con la contraparte del otro país".

Analizó que las decisiones proteccionistas de Brasil y Argentina no son coyunturales para enfrentar los efectos de la crisis, sino que forman parte de "algo establecido e instaurado", que son planes industriales a largo plazo. Reiteró que la forma de que estos planes no afecten a Uruguay pasa por "negociar, dialogar con los socios, y trabajar para fortalecer al Mercosur y no debilitarlo". No obstante, advirtió contra un incremento de medidas proteccionistas en todo el mundo, tanto a nivel arancelario como paraarancelario, a través de normas sobre medio ambiente o cambio climático. "Ahora hay que leer las letras chicas de todos los países".

Hasta que te tranquilices

Otro punto que también preocupa en materia de comercio exterior es la evolución del tipo de cambio, en particular la evolución del dólar, y su incidencia en la competitividad.

A mediados de agosto, tres economistas consultados por la diaria estimaban que aunque el dólar se había apreciado fuertemente en los días previos por la inestabilidad generada por la decisión de S&P de bajar la nota crediticia de EEUU, igualmente la tendencia general del billete verde sería a la baja (ver edición del 15/08/11). Sin embargo, las volatilidades a nivel internacional continúan altas y el dólar es usado como refugio por inversionistas y especuladores, generándose una fuerte apreciación de la principal moneda de referencia mundial, que respecto del peso uruguayo superó la barrera psicológica de los 20 pesos la semana pasada. Ayer cerró a 20,24 pesos por unidad, lo que implica una leve baja contra los 20,307 del cierre del viernes.

La economista Gabriela Mordecki estimó que una vez pasada la inestabilidad en los mercados internacionales, la tendencia del dólar volverá a ser a la baja. Al igual que en agosto, evaluó que “es bastante bravo” pronosticar una cotización de la divisa porque su evolución está influida por factores “bastante impredecibles”, pero indicó que “mientras los mercados continúen mostrando debilidad (...) el dólar va a seguir inestable y subiendo”. No obstante, “la tendencia más subyacente es que, una vez que pase este shock negativo, el peso volvería a apreciarse”. Y si bien “en parte la competitividad se ve afectada positivamente porque el peso se deprecia”, esa variable “depende de lo que pase en nuestros socios comerciales”. Además, advirtió que las debilidades en el plano global provocan “movimientos proteccionistas” que perjudican el intercambio comercial.

Por su parte, el economista Jorge Caumont explicó que “el gran problema no es EEUU sino Europa, y hasta que no haya una definición clara de la crisis griega, va a seguir una fuerte volatilidad en los mercados (...), y se reflejará en un fortalecimiento del dólar”. De todos modos, valoró que el billete verde “ya se apreció demasiado” tanto en Brasil como en Uruguay, por lo que la tendencia “será a la baja”. También observa que “hay mucho movimiento proteccionista”, y proyectó que el dólar alto hará bajar los precios de los commodities. “Por lo tanto, la competitividad se va a jorobar un tiempo”, adelantó.

A nivel empresarial, tanto Aishemberg como Burghi coincidieron en valorar positivamente la actual trayectoria del dólar en la plaza local. El representante industrial opinó que “era necesario”, más aún “cuando Brasil comenzó a devaluar” gradualmente su moneda. “Lo importante es seguir competitivos. Si eso pasa por seguir a Brasil, entonces hay que seguir a Brasil”, dijo. Los exportadores entienden que la apreciación de la divisa es “positiva” para el sector. “Siempre se debe buscar un punto de equilibrio”, destacó aquélla.