Caminos de balasto con una enorme cantidad de curvas y una visual que se extiende por todo el horizonte conducen a Paso del Bote, poblado rural situado en el oeste del departamento Canelones. Hasta allí nos dirigimos el martes 10, luego de asistir a una charla en la sede de Las Brujas (Rincón del Colorado, Canelones) del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), que organizó una jornada de divulgación sobre el trabajo con la variedad Condessa, nueva en el país. Participaron técnicos del INIA, interesados en conocer de cerca la experiencia, y se visitaron dos predios de productores que las están cosechando: la granja Secco, en Paso del Bote y de la familia Moizo, en Melilla, tierras con una alta tradición frutícola.

Condessa

El Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) desarrolla un Programa Nacional de Investigación en Producción Frutícola, una de cuyas principales áreas de trabajo es “el mejoramiento genético, la identificación y la selección del marerial para plantar”, resumió Roberto Zoppolo, director del proyecto. El objetivo es “mejorar la inocuidad y las cualidades nutritivas de las frutas y aumentar la sustentabilidad productiva, o sea, buscar mecanismos que tengan menor impacto sobre el ambiente, menor consumo de insumos y que generen un producto con mejores cualidades”, agregó. Zoppolo sostuvo que Condessa es la primera variedad resistente a sarna que se liberó en Uruguay y que proviene de una experiencia de mejoramiento en Brasil por parte de la Empresa de Investigación y Extensión Rural de Santa Catarina SA (EPAGRI, por sus siglas en portugués). En 2003, el INIA puso en marcha un proceso de selección y evaluación de plantas en Uruguay y en 2007 se liberó la variedad. El técnico describió el procedimiento: “Es un programa de mejoramiento convencional en el que se hacen cruzamientos dirigidos. Se elige un manzano con una cualidad equis, como puede ser una fruta muy vistosa, de buen tamaño y buen color, y un padre que tiene la capacidad de la resistencia a la sarna. Se saca el polen de ésas, se pone en la florcita de la madre y se genera una variabilidad genética tremenda: normalmente, uno de cada 10.000 individuos coincide con tener la combinación que se busca; son procesos que habitualmente llevan diez años desde que empezás los cruzamientos hasta que encontrás la variedad que querés multiplicar. Eso se hizo en Brasil. Durante cinco años se estuvo evaluando acá la variedad Condessa, y en algunas situaciones ha llegado a comportarse mejor que en Brasil, su lugar de origen. Por eso se liberó hace unos años y se está tratando de promover su uso”. Las nuevas plantas se hacen en viveros, extrayendo yemas de la planta madre e injertándolas en portainjertos.

Condessa tiene dos grandes atributos. Uno es que madura en la primera quincena de enero, mientras que las variedades más tempranas comienzan a estar a punto después del 15 de enero. La segunda ventaja es que es resistente a la sarna, un hongo que ataca al fruto manchando su cáscara, lo que permite disminuir e incluso llegar a eliminar la aplicación de fungicidas. En la recorrida, los productores avalaban su tamaño, que fuera bicolor -rojo y rosado con un fondo blanco crema- (porque al público últimamente le gustan más ésas que las rojo parejo) y su gusto. Destacaron que es más blanda que la Royal Gala (variedad temprana que se cosecha a partir del 15 de enero) y que tiene muy poca acidez. Realmente, al gusto se saboreaba como había sido descripta.

En ambas granjas productores y técnicos intercambiaban comentarios y pareceres sobre las formas de cultivar, intercambiaban aspectos del riego y una vez más volvían a la eterna lucha de cómo combatir a los pájaros, que le habían entrado a unas cuantas manzanas. Era un diálogo interesante y enriquecedor, en el que ambas partes aprovechaban y compartían los conocimientos adquiridos en distintos ámbitos. Caminando despacio entre las filas de árboles, observaban los frutos y las hojas, la presencia de sarna, comparaban colores de maduración, identificaban la quema del color producida por los soles fuertes y hasta registraban los impactos del último granizo. Toda una radiografía o una especie de historia clínica con sólo observar el objeto de estudio.

El tema del uso de fungicidas fue referido en varias oportunidades. Mario Secco había hecho sólo tres aplicaciones, cuando normalmente se hacen entre diez y 15 curas por temporada, y Moizo no había hecho ninguna. Sin siquiera saber esto, Secco había comentado que el año que viene se jugará a no utilizar químicos.

El resto de sus colegas parecía convencido, al finalizar la jornada, de experimentar con esta variedad.

Gravedad

En octubre de 2011 varios productores se concentraron en los accesos de Montevideo, en donde regalaban manzanas a los conductores de vehículos. Lo hicieron en protesta por la baja colocación de la cosecha de 2011 y como forma de visibilizar la producción que estaban tirando porque ya sabían que no podrían aprovecharla antes de que arrancara esta cosecha, mientras otros se las daban a animales.

Lo que sucedió fue que el año pasado se obtuvo una alta producción, de 73.000 toneladas, 20.000 más que las conseguidas en 2010, que había sido un mal año, y recuperando cifras de un quinquenio atrás (en 2005 se cosecharon 77.000 toneladas). Remo di Leonardi, productor y dirigente de la Confederación Granjera, dijo a la diaria que el año resultó ser “peor de lo que pensábamos”, que se desechó mucha fruta y que la terminaron vendiendo a un precio irrisorio para la industrialización, alrededor de dos pesos el kilo, cuando producir esa cantidad cuesta entre siete y ocho pesos. Di Leonardi atribuye la falla a “la falta de políticas para el sector” y reclama que exista una agroindustria subsidiada “como existe en todo el mundo y como ocurre acá con el azúcar”, deslizó, aludiendo al proyecto estatal de Alcoholes del Uruguay (ALUR). También sumó a los factores negativos que el consumo de frutas y hortalizas ha caído cerca de 40% en los últimos años, el bajo precio del dólar y la crisis económica internacional.

Consultado al respecto, Ricardo Aldabe, responsable de la Dirección General de la Granja (Digegra), mencionó que no se tiene demasiado margen de maniobra para revertir las altas producciones hortifrutícolas que suelen darse periódicamente. Indicó que a partir de 2006, cuando hubo un descenso en la producción, la fruta tuvo un precio bueno en el mercado interno y se fueron dejando por el camino las exportaciones (en 2005 se vendían al exterior 14.000 toneladas y en 2010 fueron poco más de 6.000), “porque es la lógica, que se venda a donde se paga más”. Señaló que es difícil encontrar destinos comerciales de un día para el otro y que “son elecciones que va haciendo el productor de acuerdo al año, y la varita mágica de revertir esa diferencia no la tenemos”. De todos modos, agregó que en 2011 se exportaron alrededor de 7.500 toneladas con un subsidio derivado del Fondo de Reconversión y Fomento de la Granja.

Por otra parte, Aldabe opinó que las posibilidades de industrialización no son tan sencillas porque Uruguay no tiene costos competitivos que le den buenos réditos para exportar, y que además no se tienen todos los requisitos necesarios, como el envasado aséptico.

La producción de manzana se ha concentrado en los últimos años puesto que la superficie plantada no ha sufrido grandes variantes, pero el número de productores cayó 36%, según un informe del Mercado Modelo de mayo de 2011.

Los productores participantes de la recorrida el martes 10 también eran conscientes de lo poco redituable que estaba siendo el rubro, y más de uno comentó que era preferible la calidad a la cantidad, teniendo en cuenta que éso es lo que piden los mercados internacionales y lo que mejor se vende en todos lados. Mario Secco y su esposa, que en 2009 decidieron empezar a sustituir viejas plantas de Top red por Condessa, aprovechaban la venta que podrían obtener de su media hectárea plantada y que vendían directamente en la feria de Las Piedras y al por mayor a feriantes de Montevideo; en su predio de siete hectáreas tenían también citrus, peras, ciruelas y horticultura, que daban variedad a su puesto y trabajo durante todo el año.

Dijeron que ya pueden venir años mejores y se mostraron esperanzados por los beneficios que puede traerles la Condessa; aún así, saben que no es sencillo el trabajo, y añadieron otro escollo, que también fuera marcado por Di Leonardi: la gran dificultad de encontrar mano de obra.

Respecto a la actual zafra, Aldabe señaló que está siendo evaluada como normal, con buena producción de variedades más tempranas, sobre todo la Royal Gala, y planteó algunas interrogantes sobre cuál va a ser la producción final de las variedades rojas y que en función de diferente abastecimiento de agua se va a definir el volumen y calidad. Aun así se estima que sea una zafra normal, con una producción de 65.000 toneladas.