Tres años después de la eclosión de la burbuja hipotecaria estadounidense que desencadenó la crisis económico-financiera que ahora jaquea a la Unión Europea (UE), ésta ahonda sus diferencias internas sobre la tributación del sistema financiero mientras el mercado inmobiliario de China presenta síntomas de agotamiento similares a los que precedieron a aquél derrumbe. Como en la provincia oriental del Plata y salvando algunas distancias, las autoridades del gigante oriental apuestan a enfriar una economía con áreas de recalentamiento que elevan la inflación, definida allá y aquí como la prioridad macroeconómica.

Las últimos 10 estuvieron marcados en el ámbito local por una decisión del gobierno expresada con una medida de política monetaria: elevar de 8% a 8,75% la tasa de política monetaria tras evaluar que "la inflación debe reposicionarse como la principal preocupación en el balance de riesgos de la economía uruguaya". La evaluación surge de observar que, "en el ámbito doméstico, el contexto macroeconómico vuelve a caracterizarse por elevadas tasas de crecimiento y un alto grado de utilización de los recursos productivos". La referencia comprende crecimiento acumulado de inversiones, exportaciones y consumo interno, así como un nivel de gasto público de relevante aumento en el lustro previo, que ahora, si bien fue contenido por el Presupuesto de la administración Mujica, mantiene dinamismo. La decisión precedió en horas a la difusión del Índice de Precios del Consumo (IPC) correspondiente a diciembre, que marcó 0,7% y un guarismo anualizado de 8,6%. Cabe recordar que el objetivo de precios minoristas establecido por el Banco Central es de 4%-6%, y que los convenios colectivos de trabajo prevén ajustes salariales automáticos para el caso de una inflación de 10% hacia arriba. Esos ajustes serían descontados por los diferentes sectores de la economía hasta descargarse sobre el consumidor final, encareciendo el costo de la oferta minorista. De esto, además, se deriva la posibilidad de transitar hacia -o precipitar- una recesión simultánea, fenómeno denominado como "estanflación" (stagflation, en el original de procedencia anglosajona por "estancamiento" e "inflación").

Este sábado, una conferencia financiera celebrada en Pekín culminó con un discurso del primer ministro anfitrión, Wen Jiabao, quien convocó a la sociedad china a reducir los riesgos asociados a la deuda de los gobiernos locales, reclamando para ello una mejora regulatoria de sus estructuras fiscales y una estricta focalización en los precios. Pekín debe aprontarse para aplicar los "instrumentos apropiados" frente a las turbulencias externas, puntualizó al mismo tiempo el jefe del Banco Central de China (BCC) citado por la agencia británica de noticias Reuters. "Tenemos que estar preparados para un débil entorno exterior", adelantó Zhou Xiaochuan a medios estatales, aunque matizó la alerta aseverando que la economía local viene impulsada por una expansión que le garantiza crecer con fuerza en 2012. Economistas aseguran que de un pasivo total de 10,7 billones de yuanes (aproximadamente 1,7 billones de dólares) acumulado hasta 2010 por los gobiernos locales, entre 2 y 3 billones corresponden a "préstamos malos". El problema data de la explosión de la burbuja estadounidense y el posterior derrame global, dado que los gobiernos locales asumieron abultados pasivos en el marco de la decisión oficial de enfrentar la crisis aplicando potentes estímulos fiscales para mantener el dinamismo.

Según Zhou, si bien los riesgos de inflación disminnuyeron respecto de algunos meses atrás, la conservación de precios bajos continúa siendo una prioridad macroeconómica. "No deberíamos aflojar las políticas para frenar el excesivo aumento de precios al consumidor, y razonablemente manejar las expectativas de inflación", puntualizó.

En noviembre, la inflación cayó a 4,2% tras haber verificado en julio un récord de 6,5% inédito en los tres años previos. Sobre las perspectivas para China de una nada improbable recesión mundial, Zhou respondió que su país sufriría un "retiro masivo de capital extranjero", reportó la agencia oficial Xinhua. Precisó que la banda de flotación vigente para establecer el precio del yuan podrá ensancharse cuando se equilibre el volátil flujo de ingresos y egresos de capital. La banda se articula desde un valor medio que el BCC fija cada día, desde el cual la operativa de cada jornada puede variar de +0,5% a -0,5%.

Todo lo que sube

En los últimos meses de desarrollo del contexto descrito, el sector inmobiliario transitó vertiginosamente desde un crecimiento desbordante a una retracción continua, con los precios de las unidades desmoronándose y las ventas desplomándose al punto de que los promotores están ofreciendo precios rebajados en hasta la tercera parte del promedio de mercado para poder colocar las construcciones más nuevas.

Según la prensa estatal, los precios se quintuplicaron durante la última década de privatización de viviendas, que también implicó un crecimiento de sectores sociales medios tanto en cantidad de individuos como en sus condiciones materiales de vida. La multiplicación de relucientes rascacielos, centros comerciales de lujo y bloques de apartamentos produjo simultáneamente el aumento de los valores de venta.

"Los precios son tan altos que ya no tienen sentido", valoró Hu Jinhui, vicepresidente del grupo 5i5j, una de las mayores agencias de bienes raíces del país, citado por BBC Mundo. "Estamos viendo que los grandes inversores de propiedad privada se están moviendo hacia el sector comercial o al mercado de propiedad raíz en el extranjero. Las inmobiliarias más pequeñas simplemente están enfrentando la quiebra", analizó el ejecutivo. "El sector inmobiliario seguirá siendo un sector importante de la inversión china pero las reglas del juego han cambiado", precisó Jinhui.

Cuando en 2000 se vendieron 1.000 unidades de segunda mano en Pekín, el año pasado fueron 200.000. El sector fue objeto de millonarias inversiones locales por su elevada rentabilidad y el auge de créditos referido a la crisis presionó aún más los precios al alza. Pero el año pasado y buscando enfriar el mercado, las autoridades decidieron limitar el número de propiedades que los particulares pueden adquirir, así como aumentar el monto del pago inicial en cada inversión.

Sin embargo, las medidas, también concebidas para generar un mercado de viviendas más accesibles, abonaron el desplome. Patrick Chovanec, economista radicado en Pekín, advierte que el fenómeno puede trascender fácilmente el mercado inmobiliario. "Los precios inmobiliarios sostienen casi todos los préstamos que se hacen en la economía china. Y los préstamos han impulsado el motor chino en los últimos años", graficó, razonando después: "Al igual que en Estados Unidos y Europa las consecuencias de un mercado inmobiliario que sube y baja se extienden mucho más allá de la construcción".

Ejes y flejes

Con una diferencia de horas, el conservador primer ministro británico. David Cameron, anunció que vetará un impuesto a las transacciones financieras en Europa y ratificó que sólo suscribirá un tributo de aplicación global, lo que ahonda el parteaguas entre Londres, por un lado, y Berlín y París por otro. Además, Cameron desafió a Francia a avanzar “por su cuenta” en la aplicación del impuesto comunitario. El Reino Unido, en su condición de principal plaza financiera del bloque, pagaría la mayor parte del gravamen impulsado por la canciller germana Angela Merkel y su par galo, Nicolas Sarkozy. “La idea de tener un nuevo impuesto europeo, que no va a ser aplicado en otros lugares, no la veo razonable, así que la voy a bloquear [...]. A menos que el resto del mundo se ponga de acuerdo en que todos vamos a tener ese tipo de impuesto al mismo tiempo, no vamos a avalarlo”, adelantó Cameron. Casi al mismo tiempo, el tecnócrata y también conservador primer ministro italiano, Mario Monti, exhortó a su par del Elíseo a no introducir unilateralmente el tributo alegando que la iniciativa se orienta a que el sistema financiero pague el daño de la crisis global. Merkel y Sarkozy analizarán hoy el tema en una reunión bilateral en Berlín.