El ex presidente Néstor Kirchner impulsó un proceso de reindustrialización y retorno de la economía a paradigmas más próximos a la producción ejerciendo un discurso muy agresivo hacia algunos sectores empresariales históricamente desafiantes y violentos hacia los aspectos más igualitaristas del peronismo, como el agropecuario. Su continuadora y viuda Cristina Fernández enfoca ahora su renovada gestión gubernamental en un plan industrial proyectado a 2020, para cuya consecución fomenta una política de sustitución de importacionen mediante la aplicación de licencias no automáticas, régimen coloquialmente denominado “uno a uno”. En el mismo sentido, desde febrero estará vigente el nuevo registro de importaciones.

Pero los críticos sospechan objetivos adicionales, como el abiertamente opositor Clarín. “Siempre que Argentina tuvo problemas para equilibrar sus cuentas externas aparecieron restricciones a las importaciones y a los pagos al exterior”, analizó días atrás. “En este caso la situación es distinta en lo que se refiere a la escasez de dólares, pero no al notable nivel de discrecionalidad que promete el esquema pensado por el secretario de Comercio, el cada vez más poderoso Guillermo Moreno”, advierte, aludiendo a la tarea asignada al controvertido funcionario de máxima confianza del entorno presidencial de cuidar el superávit comercial del país, que llegará durante este año a 9.000 millones de dólares según datos del gobierno, es decir, casi 2.000 millones menos que en 2011, diferencia negativa que podría acentuarse por una sequía que amenaza las cosechas de maíz y soja. Según el rotativo, aquél “se habría comprometido a lograr ese superávit de 9.000 millones y el camino elegido es el de la intervención a toda costa” sobre la

operativa del comercio exterior, fuente privilegiada de divisas. Pero se trata de decisiones políticas sobre la economía y no de personas. Se señalan como otro ejemplo negativo las potestades asignadas por el Ejecutivo para regular políticamente las exportaciones cárnicas, así como para autorizar las colocaciones de trigo una vez cubierto el abasto interno. “En este punto, la prioridad parece haber cambiado un poco. Hasta ahora Moreno vedaba la exportación de los excedentes de trigo con el argumento de abastecer primero la mesa de los argentinos y estiraba la medida como forma de presión al campo. Ahora, parece dispuesto a abrirla para conseguir los dólares que el Banco Central y el Tesoro necesitarán con intensidad”, analiza el influyente periódico del poderoso grupo homónimo. Se le achaca al gobierno, en la persona del citado funcionario, una larga lista de presiones a empresas relacionadas a los pagos al exterior, a las liquidaciones de ingresos de las compañías y a las reservas de éstas en el exterior. Es decir, a las principales variables con que los gobiernos, en este caso uno de filiación peronista, tienen a disposición para intervenir sobre los mercados estratégicos y recuperar control sobre bienes y actividades de dudosa exclusividad privada, como las relacionadas a los recursos naturales y la producción primaria. Por ejemplo, encargado por el gobierno, Moreno diseñó el sistema de autorizaciones previas de la AFIP (impositiva) para comprar dólares al precio más bajo del mercado y controlar la operativa de las casas de cambios. Resultado: se cortó la corrida de dólares de noviembre pasado y con ello la salida de capitales de la economía. Por el lado de la producción, Argentina restableció soberanía sobre su histórica petrolera estatal YPF, rematada por el menemismo en favor de la española Repsol. Pero, principalmente, el modelo "kirchnerista" puso en marcha nuevamente una capacidad industrial instalada que los gobiernos anteriores habían dejado ociosa en sectores enteros de la producción, devolviendo al país a tasas mínimas de desempleo y al mercado interno un dinamismo perdido con la década neoliberal. Otro ejemplo de la recuperación económica y social (y política) generada desde 2003 remite a una denuncia de la AFIP ante la Justicia a la transancional agraria Monsanto por trata de personas. El organismo la presentó tras descubrir en un operativo de control de empleo que la firma Rural Power SA, subcontratada por aquélla, no sólo tenía a 100% de su personal (65 personas) en condiciones irregulares sino que además los empleados no podían salir del predio. El comunicado del organismo puntualiza al respecto que Monsanto es “solidariamente responsable de las acciones que efectúe su contratista Rural Power en el cumplimiento de sus obligaciones provisionales”.

Ruleta rusa

Rusia es otro gigante emergente orientado a recuperar soberanía económica, principalmente mediante el control de sus voluminosos recursos energéticos, luego de la fuerte tendencia privatizadora que se registró desde el derrumbe de la Unión Soviética. El primer ministro ruso, Vladimir Putin, anunció recientemente que el mundo asiste al fin del sistema de desarrollo global imperante durante los últimos 20 años. Consideró que el esquema internacional basado en un único polo de fuerza es incapaz de garantizar la estabilidad mundial. No obstante, advirtió que los nuevos centros de influencia internacionales (entre ellos el BRICS, que incluye a su país) todavía carecen de las capacidad necesaria para hacerlo en solitario.

Putin evalúa que el creciente carácter impredecible de los procesos económicos, y la situación político-militar en el mundo, demandan una cooperación responsable y de confianza entre los Estados, y sobre todo, entre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Para el premier, el mundo se enfrenta hoy a una crisis sistémica, a un proceso tectónico de transformación global, una expresión madura de un cambio hacia una nueva época cultural, económica, tecnológica y geopolítica.