La salida de la crisis está cada vez más lejos. Ayer el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, aseguró que para salir de ella, las economías de la zona euro deben “continuar por el camino del ajuste en las cuentas públicas” y “perseverar” en la reestructuración del sector financiero.

En una conferencia realizada en Eslovenia volvió a referirse a la escasa disposición a comprar bonos estatales que tiene la institución que él preside, con la excepción de los casos en los que “los propios gobiernos soliciten un rescate”.

Draghi insistió en que la decisión de activar la compra de bonos reside “exclusivamente” en los gobiernos, y agregó que “sólo se apretará el botón nuclear” -en referencia a la compra de bonos- cuando los países estén dispuestos a “seguir las condiciones vinculadas al rescate”.

Gobiernos, mercados financieros y analistas miran a España cada vez que se habla de rescate y desde el gobierno de ese país se apresuran a responder. “España no necesita un rescate de ningún modo”, aseguró ayer el ministro de Economía español, Luis de Guindos. Es que existen fuertes presiones desde “los mercados” y otros gobiernos para que la cuarta economía de la zona euro reclame un plan de ayuda y acepte las condicionalidades. España es una economía “competitiva y viable”, dijo De Guindos en un discurso en la London School of Economics.

La decisión de bajar la tasa de interés estaba en la agenda de la reunión de las autoridades monetarias europeas; sin embargo, Draghi ratificó que se mantendrá incambiada. De esta manera quedan por el camino las expectativas generadas en cuanto a que un anuncio de este tipo podría contribuir a bajar las tasas de interés a las que algunos gobiernos se están financiando. “España se financia a unos tipos de interés muy elevados”, había dicho el jefe de gobierno español Mariano Rajoy el miércoles, apenas un día antes de la reunión de las autoridades del BCE, lo que fue visto como un intento de presionar a las autoridades bancocentralistas. Sin embargo, el temor a que una baja de las tasas de interés -conjugada con altos precios de la energía- lleve a un repunte inflacionario, determinó la decisión de dejar la tasa en 0,75%, que de todas formas es la más baja desde que se creó el euro.

¿Quién es “el mercado”?

Se estima en 90.000 millones de euros la salida de capitales externos de España en los primeros nueve meses del año. En ese mismo período, la banca local hizo todo lo contrario: aumentó en más de 100 mil millones su tenencia de títulos públicos, constituyéndose en el principal acreedor del gobierno. Desde esa posición, es la banca española la primera interesada en que se produzca el “rescate”.

En los últimos días varios banqueros han presionado en este sentido. “Cuanto antes mejor”, dijo Francisco González, el presidente del BBVA, que aboga desde hace semanas para que el gobierno español pida ayuda “a través de una línea preventiva de crédito”.

El principal del ejecutivo del grupo financiero elogió “el firme respaldo del BCE” y restó importancia a las consecuencias que podría tener para España pedir el rescate.

Por su parte, Jordi Gual, director ejecutivo de La Caixa, dijo durante una conferencia en Sevilla, que “pedir el rescate siempre será mejor que dejar que España se ahogue”. Según Gual, España tiene un gran endeudamiento y sufre de desconfianza, por lo que no encuentra financiación en los mercados. “Eso es insostenible, es una situación anómala que no se debe alargar en el tiempo”, 
vaticinó.