El Banco Central de Brasil decidió ayer recortar la tasa de interés de referencia (Selic) en 25 puntos básicos, con el objetivo de impulsar la débil recuperación de la economía y la situó en su mínimo histórico. Los datos económicos más recientes muestran que la economía brasileña está empezando a recuperarse de manera muy lenta, luego de un año de estancamiento, y desde la institución monetaria se pretende, con la medida, reforzar las expectativas de los agentes. Sin embargo, algunos analistas han señalado su temor de que la medida acelere la inflación anual que aún se encuentra en el centro del rango meta oficial (4,5%).

“Tenemos más señales de una recuperación de la actividad y la inflación a corto plazo muestra una dinámica negativa, todo lo cual va en contra de la continuación del ciclo de relajación”, dijo a la agencia Reuters Jankie Santos, economista jefe de BES Investimento en San Pablo. “Sin embargo, yo no estoy sorprendido por la medida de recorte, dado el creciente pesimismo sobre la economía global”, agregó.

Durnte los días previos había reinado la incertidumbre entre analistas económicos. Algunos creían que el banco dejaría intacta su tasa Selic en 7,5% con el objetivo de no afectar negativamente los pronósticos de inflación, mientras que otros esperaban un recorte de tasas. Estos puntos de vista divergentes reflejaban señales contradictorias de las principales autoridades económicas. El propio Banco Central, en su última reunión de agosto del presente año, dio a entender que “ya podría haber terminado el ciclo de relajación” buscando confirmar su compromiso con la contención de precios. Sin embargo, en el otro sentido se había manifestado Guido Mantega, ministro de Economía, quien señaló a fines de setiembre que aún existía 
espacio para una mayor reducción de las tasas de interés. “Brasil tiene espacio para buscar una política monetaria expansiva en contraste con muchos otros países”, dijo, en relación al monto de reservas internacionales del Banco Central.

En esta oportunidad, Mantega había enviado un mensaje contundente: “La flexibilización de la cantidad de dinero llevada a cabo por la Reserva Federal 
[el banco central de Estados Unidos] ha impulsado una guerra de divisas entre las grandes potencias” y agregó: “Es natural que otros países también se defiendan de estas actitudes”. Advirtió además que Brasil está dispuesto a asumir “todas las medidas necesarias”, incluyendo cortar el ingreso de los flujos de “dinero caliente” para evitar que el real se aprecie demasiado.

Éste es el décimo recorte consecutivo de la tasa de interés de referencia desde agosto de 2011 y según la agencia Reuters la decisión no fue unánime.