El Banco Central no suele convocar foros de trabajadores y sindicalistas. Sin embargo, ayer en la sala Contador Enrique Iglesias el PIT-CNT invitó al ministro de Economía para que hablara a trabajadores sobre la cirisis de 2002 y las perpectivas de un Uruguay que “dé oportunidades a su gente”.

Fernando Lorenzo, quien al subir al estrado recibió un aplauso que correspondió con otro dirigido al publico, comenzó contando que a pesar de “tantas actividades” sobre los diez años de la crisis de 2002, él nunca había sido invitado a ninguna y señaló su beneplácito de que sean los trabajadores los primeros en convocarlo. Aclaró que pretendía “descolgarse de lo académico” y alejarse de la visión de que “todo lo malo y lo bueno viene de afuera”, ya que si se piensa así, dijo, no se analiza la realidad “desde la responsabilidad”.

Recordó que la crisis tuvo a toda la sociedad como protagonista y que para analizarla hay que “ir más atrás en el tiempo” y ver cómo surgió. Repasó las vulnerabilidades de la economía y señaló que se fueron gestando desde tiempo antes. Recordó que quienes tomaban las decisiones en ese momento “tenían nulas perpectivas de futuro” y que se venía de cuatro años seguidos de estancamiento productivo, déficit fiscal crónico y una deuda pública dolarizada, “sin que nadie se preocupara por ello”. Además, señaló, había una débil supervisión bancaria que “era funcional a lo que se quería del sistema bancario” y agregó que dicha supervisión “no protegía ningún bien público”.

Se veía de lejos

Fue enfático al recordar que desde “bien temprano” en 2001 se sabía la situación en la que se encontraba la economía argentina y cómo iba a afectar a Uruguay, y sentenció que “los problemas no se desencadenaron porque un buen día un señor se subió a un helicóptero”.

Destacó que estos problemas externos iban a tener que enfrentarse con un régimen cambiario muy poco flexible, “incapaz de absorber esas dificultades”, y por eso aclaró que algunas “actitudes de los actores locales fueron propicias”.

De acuerdo al ministro, la situación fiscal era insostenible, ya que los problemas fiscales se pueden manejar “siempre y cuando haya cómo financiarlos”, y agregó: “Miren la situación de Europa hoy: no quieren hacer ajustes, pero no tienen otra”.

Señaló que la situación en el epicentro de la crisis era de tal gravedad que los únicos prestamistas del país eran los organismos financieros, y recordó que estos actores “son muy especiales, porque tienen opinión sobre lo que hacemos”. A modo de queja añadió: “A muchos nos hubiera gustado que esos organismos nos hubieran tratado con la misma indulgencia con la que hoy están tratando a otros”.

Inflación, fuiste la única

Enfatizó que hubo una subordinación absoluta de otros objetivos e instrumentos a la estabilidad de precios, “que era lo único que se quería preservar” y, sin embargo, “ese tesoro tan preciado” tambien se perdió. “Éramos insolventes, no teníamos liquidez, caían el producto [PIB] y el salario real y aumentaban la pobreza y la indigencia hasta niveles no conocidos en el país”.

El ministro señaló que el gobierno demoró mucho tiempo en decidir “cambiar de enfoque”, en referencia al momento en que se lanzó la propuesta de reestructura de la deuda, episodio que calificó como “muy importante”. Recordó que “algunos de los que hoy estamos en el gobierno teníamos posiciones diferentes”. Según Lorenzo, todos sabían que los problemas de la economía eran la insolvencia y la iliquidez, “la pregunta que nos hacíamos era si se arreglaba solamente postergando vencimientos”.

“Yo estaba de un lado y respeto a quienes creían que había que involucrar al sector privado que había prestado al país”, en referencia a los reclamos de sectores del FA que pretendían que se hiciera una quita en las deudas. Recordó que hoy se ve el canje de deuda como un gran éxito, pero indicó que en su momento fue una jugada arriesgada y lo graficó el momento diciendo que “fueron meses en los que estuvimos jugados en una partida de ajedrez de una sola jugada”, en referencia a los meses que transcurrieron hasta que los acreedores aceptaron la reprogramación de los vencimientos.

No es lo mismo

“Tenemos derecho a decir que construimos lo que hay porque partimos de reconocer que la lista de vulnerabilidades era más amplia”, señaló en alusión a lo que entiende que fue una visión que permitía contemplar las fragilidades sociales. “El FA construyó una agenda más amplia y a la vez ‘internalizamos’ lo bueno que es tener finanzas públicas sanas, estabilidad de precios, estabilidad financiera y un buen clima económico”. Pero agregó que a diferencia de los gobiernos anteriores esos equilibrios fueron colocados “al servicio de las vulnerabilidades sociales”.

En lo que pareció una protesta manifestó: “Dicen que hacemos las mismas políticas, pero nosotros, además de tener una agenda más amplia, mantuvimos esos equilibrios que otros decían mantener pero nunca mantuvieron; decían que había que tener cuidados fiscales y no los tenían, [que había que tener] manejos cuidadosos de la deuda pública y no los tuvieron”. Para ejemplificar indicó que el canje de deuda de 2003 se produjo como consecuencia de que se había generado una “torre de vencimientos’”

“Se terminó la época de emitir deuda en dólares sólo porque es barato; se acabó priorizar a los organismos multilaterales para que nos marquen con sus recetas las políticas económicas”, dijo, y agregó que el Uruguay productivo tiene que convivir con el Uruguay de la igualdad y “ofrecer a los ciudadanos el ejercicio de sus derechos”. Destacó que no es posible la prosperidad y la justicia si no hay una estructura productiva “con capacidad de generar justicia”.

“La agenda de Uruguay hoy tiene que estar guiada por el cambio estructural, no solamente por la administración de la realidad tal cual es”, concluyó.