Ayer en el edificio 19 de Junio del Banco de la República Oriental del Uruguay (BROU), se desarrolló la VI Jornada Académica del Programa “Exportación Inteligente” en el que participan la Universidad de la República (Udelar), la Universidad de Montevideo (UM), la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y la Universidad de la Empresa (UDE). La iniciativa “busca acercar al sector exportador a la academia”, dijo Gabriela di Leoni, coordinadora del programa iniciado por la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU). Tiene como objetivo promover el estudio de temas relevantes para el mejoramiento de la competitividad del sector, y acercar las investigaciones más destacadas a disposición de los involucrados en los temas de comercio exterior.

Uno de los proyectos, presentado por Álvaro Brunini, Gabriela Mordecki y Lucía Ramírez, del Instituto de Economía (Iecon) de la Udelar, busca sintetizar el debate en torno al peso que tiene el tipo de cambio real sectorial (TCRS) sobre las exportaciones uruguayas. Para ello, los autores se centraron en la relación entre las ventas externas de seis productos elegidos por su importancia en la pauta exportadora: carne vacuna, cueros, lácteos, químicos, metalmecánica y plásticos y el TCRS. Los productos fueron seleccionados, además, considerando el rubro de exportación al que pertenecían.

Partieron de la hipótesis de Daniel Rodrick, en su trabajo publicado en 2008, donde se afirma que un creciente TCR (como se ha evidenciado en su evolución en la economía uruguaya) promueve un aumento en las exportaciones, “principalmente en países desarrollados”, aclaró Mordecki, ya que “los TCRS no resultaron significativos para explicar las exportaciones del período analizado (enero de 1993 a diciembre de 2011)”. Sin embargo, hubo dos casos en los que decidieron profundizar el análisis: el de las exportaciones de commodities y las industriales. Respecto a los primeros, cuando se incluyó la relación del precio internacional de la leche en polvo descremada, confirmaron que éste resulta determinante en las ventas externas del país. Por otro lado, dada la importancia de la demanda de la economía argentina en las compras de metalmecánica, compararon las ventas externas de este sector con la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) de esta economía, lo que demostró una “elasticidad ingreso” mayor a uno (de 1,7%), es decir que la demanda reacciona más que proporcionalmente al incremento del ingreso. En este sentido, y como conclusión, la economista aconsejó “pensar las políticas de exportación a través del shock de estímulos reales”.

Una herramienta inteligente

Otro de los trabajos presentados fue el titulado “Producción ecoeficiente: una herramienta para la mejora de competitividad” de Marise Keller, Silvia Lamela y Héctor Ventimiglia, apoyado por el Centro de Producción más Limpia (CPML) y la UM. El CPML cuestiona la utilización de residuos ambientales o “no productos”. Enfoca su análisis de los procesos de producción en ocho grupos de acciones: prácticas operacionales destinadas a reducir fugas y pérdidas, utilización de materiales de entrada menos peligrosos o renovables, mejora en el control de procesos, modificación de los equipos para asegurar la mayor eficiencia, cambio de tecnología a efectos de minimizar las tasas de generación de residuos y emisiones, reutilización de los materiales de descarte en el mismo proceso o en otro dentro de la compañía, producción de subproductos que pueden ser reusados o reciclados para otra aplicación fuera de la compañía, y modificación de productos para minimizar su impacto ambiental.

En los cuatro años de ejecución del proyecto (2005-2008), los resultados alcanzados por las 34 empresas participantes fueron mejores a los esperados. El retorno de la inversión, medido en forma global por estos investigadores, se alcanzó en menos de diez meses, con una inversión promedio de 16.190 dólares por proyecto, y generó un ahorro medio de 20.615 dólares, “lo que muestra claramente” que las oportunidades que da la “producción más limpia” no es sólo en términos ambientales, sino también económicos.

Africa United

Ignacio Bartesaghi, Susana Mangana y Macarena Oroz, de la UCU, consideraron “interesante” que el sector empresarial uruguayo con vocación de internacionalización considere explorar el mercado africano subsahariano, “donde la experiencia de países como Brasil indica que los beneficios posibles superan con creces los riesgos inherentes a una vinculación comercial con naciones todavía desconocidas”. Con la mirada puesta en superar los estereotipos que surgen de “lecturas etnocentristas tradicionales”, y en encontrar otras salidas de inversión para Uruguay, presentaron su proyecto: “Oportunidades de inserción para Uruguay en los mercados de África Subsahariana”.

Mediante el estudio de tres casos específicos en la región (Angola, Nigeria y Sudáfrica) concluyeron en su informe que “el comercio exterior de nuestro país es creciente con esta región y, en efecto, debido al escaso desarrollo industrial de los países con ésta, no son una amenaza para los mercados internos de nuestra región”. Según los autores, existen posibilidades de exportar “no sólo en los tradicionales rubros de productores agrícolas o agroindustriales, sino también en los productos industriales como químicos, papel y cartón, caucho, madera, algunos textiles, abonos y medicamentos”. También detectaron oportunidades para el sector servicios.

La recomendación de parte del equipo fue involucrar a los tres sectores -público, privado y académico- en los planes de negociación con esa región. “Resultaría altamente recomendable que la UEU, así como otras cámaras que quieran participar en la iniciativa, suscriban con el Ministerio de Relaciones Exteriores un Plan Integral para África 2013-2020 o 2013-2025, que desarrolle un cronograma de trabajo a largo plazo” con estos países.

Fuera del Mercosur

El último trabajo en presentarse fue el elaborado por Pablo Moya, Julio Fitipaldo, Federico Cabrera y Leticia Bruzzone, con el apoyo de Héctor Romero. Se analizaba la posibilidad de contar con “Mercados alternativos al Mercosur para la industria automotriz del Uruguay”. En este estudio se cree importante seguir apostando al sector automotor. En línea con los objetivos del Estado, el equipo analizó las alternativas con más potencialidad dentro de la región (y fuera del Mercosur): Chile y Colombia. Distinguiendo dentro del mercado automotor entre vehículos y autopartes, encontraron “luz verde” para Chile en el mercado de autopartes, ya que está envejecido y con consumo de autopartes como reposición. Por otro lado, Colombia, que parece tener características similares a las de Uruguay (en cuanto a políticas de apoyo a la industria automotriz), ofrece oportunidades para el segmento de camiones pesados, ya que el nicho en este mercado está abierto porque no tiene fabricación propia en camiones mayores a diez toneladas.