La Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República (Farq) lanzó el Premio Julio Vilamajó a la excelencia en creación de conocimiento en arquitectura y diseño, dentro de un plan que busca fortalecer la presencia de ambas disciplinas en la esfera cultural.
“Queremos generar un espacio que permita la discusión y el estímulo de la arquitectura y el diseño como fuentes de conocimiento original. Esto generalmente se identifica con la investigación científica, con ciertos criterios de legitimación propios de ese campo, que hacen difícil la apreciación del aporte de la arquitectura y el diseño. Sin embargo, desde ellas se conciben nuevas maneras de presentar el mundo. En general el análisis de la arquitectura y el diseño remite a la descripción de un objeto -un edificio se ve como agradable, económico, funcional- pero además de todo esto, a partir de la reflexión sobre cierta arquitectura, una transformación en la manera de entender la realidad”, explica el decano de la facultad, Gustavo Scheps.
El Vilamajó se separa de otros premios en arquitectura en tanto no distingue una obra o un proyecto, sino que abre nuevas categorías. Dos de ellas se ubican en la dimensión material (“forma-materialidad” y “procesos eficientes”) y otras dos en la inmaterial (“mutaciones de significado” y “diseño del diseño”). Para ejemplificarlas, Scheps recurre a la obra del ingeniero Eladio Dieste (1917- 2000): “Claramente nos habla de una nueva forma de plantear la relación entre forma y materialización, pero también habla de procesos eficientes; asimismo, su trabajo resignifica lo que son los espacios industriales o lo que es determinado material. También es una reflexión sobre la arquitectura misma: habla sobre lo que es pertinente en determinado contexto cultural y económico”.
Por su parte, la figura de Julio Vilamajó (1894-1948) “representa bien la integralidad del pensamiento sobre arquitectura y diseño, hoy reunido en nuestra facultad: hizo aportes de todo orden y cubrió desde el diseño al planeamiento territorial”, opina Scheps.
La casa-museo de Vilamajó, recuperada por la Farq, no sólo interviene en la organización del premio, sino que servirá ella misma como espacio en el que los ganadores del concurso podrán culminar sus proyectos. “Para los cercanos a la arquitectura trabajar allí significa una alegría muy grande”, destacó el decano.
Los finalistas, por su parte, verán publicados sus trabajos, lo que -dado que el concurso es anual-, debería de por sí contribuir al propósito de un concurso que busca alimentar la reflexión.
La casa Vilamajó es definida por Scheps como “un espacio de intercambio entre el mundo académico y la comunidad”, y tanto ella como el concurso forman parte de un proyecto general que incluye la revitalización de la histórica revista que edita la Farq, la revisión de los planes de estudio y el trabajo sobre el edificio mismo de la casa de estudios.
El plazo para presentarse al concurso vence el 18 de diciembre, y en http://ladiaria.com.uy/UBm están, además de las bases, varios textos explicativos sobre las modalidades de participación.