El vestíbulo del Museo de Artes Decorativas, también conocido como Palacio Taranco, quedó muy chico a la hora de albergar la entrega de los Premios Anuales de Literatura 2012. Este año se mantuvieron las categorías existentes en la edición pasada, es decir, Obras en verso y poemas en prosa, Narrativa, Literatura para niños, Teatro (Comedia, Drama y Teatro infantil), Ensayos (literarios, Historia, Filosofía/Lingüística y Arte), Ciencias Sociales y Jurídicas y Difusión e investigación científica, todas en las variantes de obras éditas e inéditas.

La premiación comenzó con unas breves palabras de la coordinadora del área de Letras, Virginia Lucas, quien primero dio la noticia de que en ese mismo momento se comenzaba a coordinar la posibilidad de publicar las obras premiadas, punto que desde un tiempo a esta parte, en los concursos del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), la Intendencia de Montevideo y hasta los Fondos Concursables, ha resultado un tema polémico o al menos discutido. Resaltó la cantidad de obras colectivas presentadas y afirmó que son tiempos en que la creación no se concibe como algo únicamente individual, íntimo, privado, para comenzar a contemplar la alternativa de un arte colectivo, relacional. Destacó la cantidad de proyectos presentados por ciudadanos del interior del país, mencionando que es una prioridad fundamental de la Dirección de Cultura seguir por ese camino rumbo a una descentralización de oportunidades. Para terminar su intervención mencionó la cifra de 3.000 participantes en estos concursos en los últimos años, lo que demuestra una producción real y creciente por parte de la ciudadanía.

Cuando le tocó el turno al director nacional de Cultura, Hugo Achugar, el lugar estaba más lleno aún que al principio. Desde el patio, un grito desaforado del poeta (y jurado de la categoría de poesía) Elder Silva diciendo que no se escuchaba nada rompió los tonos tenues en que se venía desarrollando la premiación.

Achugar arrancó con una mención a la inauguración, llevada a cabo el mismo día, del Encuentro de Arte, Cultura y Salud Mental, con exposiciones de obras realizadas en la Colonia Etchepare y el hospital Vilardebó. Lo sumó a otros proyectos de su gestión, como las Usinas de Cultura, las Fábricas culturales y los talleres en cárceles, para dejar en claro que uno de los puntos centrales de esta Dirección de Cultura ha sido dar visibilidad a creadores que por diferentes razones no la tenían y que eso debe unirse a lo hegemónico o visible (en este caso, la ciudad letrada reunida para los premios anuales de literatura), complementándose, como dos partes indisolubles de la cultura de una sociedad.

Para finalizar hizo referencia a un proyecto de reformulación del Premio Nacional de Literatura, que toma en cuenta no sólo cuestiones prioritarias para el MEC sino que integra también sugerencias de otros agentes culturales, participantes y jurados anteriores, y del Registro de Escritores, el cual va a ser actualizado y se prevé que sirva de insumo al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para integrarlos en la Ley de Seguridad Social del Artista.

El ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, debe haber percibido el estado de ansiedad por conocer los ganadores, acrecentado por lo apretado del recinto, ya que su intervención fue realmente escueta. Abogó, citando el lema del semanario Marcha, por una sociedad de navegantes, pero no de cabotaje, aferrados a la orilla, sino de aventureros y valientes. Por último, y antes de felicitar a los participantes, afirmó que el fortalecimiento que la sociedad uruguaya ha tenido en los últimos años es el verdadero causante de que la creación artística se multiplique, se reproduzca y mejore cualitativamente, hechos que esta convocatoria dejaría en claro.

En cuanto a los premios, antes que nada se debería mencionar que en varias de las subcategorías el premio quedó desierto, entre las que se destacan Teatro édito (en sus tres ramas) y Ensayo de arte, tanto inédito como édito.

En Literatura para niños édita, el primer premio correspondió a Magdalena Helguera por “Caraclasa”, mientras que el segundo premio fue para Germán Machado por “Ver llover”. Hubo menciones para Federico Ivanier y Lía Schenck. Esta última ganó el segundo premio en la categoría inédita con “Una a tiene mucho que hacer”, en colaboración con Sebastián Santana, mientras que el primer premio correspondió a “Caleidoscopio”, de Malí Guzmán.

En Ensayo literario inédito el premio fue para Daniel Vidal por “Florencio Sánchez y el anarquismo”. En inédito las menciones fueron para María González por partida doble (un ensayo sobre el Quijote y otro sobre Onetti) y Gustavo Lespada por un ensayo sobre Felisberto Hernández. El primer premio correspondió a Javier Uriarte con “Fazedores de desertos: viajes, guerra y Estado en América Latina (1864-1902)”.

En Teatro inédito, Comedia quedó desierto, en Drama resultaron ganadores Rossana Mutarelli por “Margaritas en el mar” y Sebastián Barrios por “Un minuto después”.

La categoría Poesía consagró en libros publicados a “Res”, de Claudia Magliano, con menciones a Jorge Arbeleche y Fabián Severo, mientras que en inédita el primer premio correspondió a Francisco Tomsich con “El viento”. El segundo lugar fue para Víctor Guichón con el poemario “Bailarina invisible” y hubo menciones a Omar Tagore, Andrea Blanqué y Fabián Severo.

Para finalizar, en Narrativa édita el primer lugar fue para “Máximo”, de Álvaro Ojeda, el segundo premio correspondió a “180”, de Carlos Rehermann, y el tercero a “Verano”, de Carlos Caillabet. Se otorgaron menciones a Hugo Burel por “Diario de la Arena” y Luis Fernando Iglesias por “Historias infieles”. En la categoría inédita el primer premio fue para Luis Fernando Iglesias por “El hombre que despertaba”, el segundo para Pablo Silva Olazábal por “Pensión de animales” y el tercero a Julio Varela por “Fuga”. También hubo menciones a Manuel Eirea y a Agustín Acevedo Kanopa.

La nómina entera de los ganadores y las menciones puede consultarse en el sitio oficial del MEC (http://mec.gub.uy/ ).